“Lazos de Paz” pretende crear el pintor Fernando M. Díaz al donar una parte de su obra para la reconstrucción de un bosque en el kibutz Beeri. La obra y la iniciativa fueron presentadas en un hotel de la capital mexicana, donde el autor conversó con nosotros en exclusiva.

Fue a través de la literatura que el pintor mexicano Fernando M. Díaz comenzó a entablar una relación con el mundo judío. Los relatos de Shmuel Yosef Agnón o novelas como El mago de Dublin, de Isaac Bashevis Singer, que movió en interés del artista por visitar Polonia, forman parte del acervo cultural de un hombre con raíces sefardíes que durante años ha vivido en estrecha relación con las comunidades judías.

Y es una relación que este lunes 12 de febrero alcanzó un punto alto, quizá más que nunca, cuando el pintor encabezó la gala en que su obra, Staronova, recuerdos de Praga, fue mostrada con la finalidad de recaudar fondos para la reconstrucción de un fragmento de Israel, después de los ataques del 7 de octubre.

Pero si bien la puerta la habían abierto esas primeras lecturas, fue cuando M. Díaz tuvo acceso al Archivo General de la Nación, que su vida sería marcada.

“En mis manos tuve los 500 tomos del Archivo General de la Nación en el ramo de Inquisición. Entonces leí los procesos a los judíos (…). Mi obra, entonces, habla de la identidad y habla de la tolerancia y también de esos procesos de sacrificio por ser de una determinada religión y de un pueblo”.

Fernando M. Díaz se ha interesado por los pasos de los sefardíes por México, y está convencido de que quienes enseñaron a hablar a los indígenas fueron los judíos. Ve pruebas de ello en el uso de palabras de origen ladino como “vide” o “manquear”, y señala el pasado sefardí de Monterrey, Nuevo León, una ciudad profundamente católica.

Su conexión con la comunidad Sefardí, para la que ya presentó una exposición, no le ha impedido colaborar también para la Ashkenazi, como la vez que donó un par de cuadros para los festejos de los 80 años de la fundación de dicha comunidad. Ha expuesto también en el Centro Deportivo Israelita, en Bet El y en Acapulco 70, y desde hace más de 30 años utiliza la temática judaica para su obra, que incluye retratos de personalidades como Yitzhak Rabin.

La temática judía la usa “como pretexto para hablar de la tolerancia. Porque yo lo que he dicho dentro de las comunidades: hacemos un montón de cosas contra la discriminación, toda una serie de valores, pero se quedan dentro de la comunidad. Yo no, hay que hacerlo afuera. Afuera es donde tenemos el problema“.

En uno de los cuadros de la exposición se muestran letras hebreas. “Es un cuadro que representa un instante muy especial para mí. Porque después de la tragedia de octubre, estaba tan turbado… Estuve trabajando en ese cuadro a raíz de un mensaje que vi en Instagram que decía que la respuesta frente al odio era el amor. Entonces dije ‘voy a escribir Ahavá”.

Y aunque conocía la palabra y cómo escribirla, Díaz se equivocó. Pero quiso conservar el error en el cuadro como testimonio de lo profundamente afectado que se encontraba en el momento de pintar la obra. Su voz se quiebra cuando habla del amor como un concepto judío.

“Hoy estamos en un momento donde yo también entendí que es una mitzvá vivir y ser felices. Porque eso es lo que nos quieren quitar”.

“Yo estoy decidido a vivir, a ser feliz y a seguir disfrutando mi trabajo”, concluye Fernando M. Díaz. “Por eso dije el próximo año yo donaré una exposición para el Museo Hispanojudío. Tenemos que seguir pregonando los valores, eso es lo que tenemos. A eso tenemos que dedicarnos. Estos son nuestros valores, la solidaridad, el amor, el respeto a la dignidad. Respeto por los otros. Eso es lo que somos nosotros”.

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