En una votación sin precedentes en la Knéset este lunes para destituir al diputado de extrema izquierda Ofer Cassif del partido Hadash-Ta’al, no se alcanzaron los 90 votos requeridos para expulsarlo de la legislatura, informó The Jerusalem Post.

85 diputados votaron a favor, 11 votaron en contra y hubo varias ausencias.

Todos los diputados del partido de derecha Yisrael Beytenu, que inició el procedimiento y fue miembro del gobierno anterior y actualmente  es de la oposición, votaron a favor.

Casi todos los miembros de la coalición de partidos de derecha del gobierno (el Likud, Hatzionut Hadatit y Otzma Yehudit) apoyaron el juicio político. Los miembros de los partidos ultraortodoxos también votaron a favor.

Los dos partidos centristas –Yesh Atid y Hamajané Hamamljatí– permitieron a sus miembros votar como quisieran y los votos se dividieron. Los miembros de los dos partidos que no votaron a favor estuvieron ausentes del pleno. Los diputados de Avodá tampoco estuvieron presentes.

Como era de esperar, los partidos árabes Ra’am y HadashTa’al votaron en contra.

Oded Forer, de Yisrael Beytenu, inició el procedimiento después de que Cassif firmara en diciembre una petición en apoyo a la acusación de Sudáfrica contra Israel por genocidio en la Corte Internacional de Justicia.

Cassif, el único judío en el partido Hadash Ta’al, es un declarado político antisionista y férreo crítico de las políticas del gobierno de Israel sobre los palestinos.

La votación puso fin a un debate muy polémico en la Knéset que comenzó en enero, con los partidarios del procedimiento argumentando que las acciones de Cassif apoyan a los enemigos de Israel.

El debate del lunes previo a la votación en la Knéset del lunes incluyó a decenas de oradores.

Forer dijo al comienzo del debate: “Estamos aquí para decir: no más. No habrá nadie sentado en la Knéset de Israel que actúe en contra de ella.

Cassif dijo al final del debate en su defensa que “esta solicitud de expulsión se basa en una mentira clara: que apoyo la lucha armada de Hamás“.

“No hay nada más lejos que esto, no hay mentira más repugnante. Detrás de la mentira hay una clara intención maliciosa: la opresión política y el silenciamiento de las voces críticas en general, y de los civiles árabes y sus representantes en la Knéset en particular, con el objetivo final de excluirlos por completo del discurso público y parlamentario.

Mientras que Forer y otros parlamentarios argumentaron que apoyar una acusación de genocidio respaldaba efectivamente los esfuerzos de Hamás, el abogado de Cassif y los asesores legales tanto de la Knéset como del gobierno argumentaron en enero que, por muy explosivos que fueran sus comentarios, en realidad no apoya la lucha armada y, por lo tanto, el señalamiento no se sustenta jurídicamente.

Aún así se hubiera aprobado su expulsión, se cree que Cassif habría recurrido a la Corte Suprema de Justicia y esta habría anulado la decisión de la Knéset, a la línea de los argumentos expuestos por los expertos legales.

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