Aunque Ben Gvir se aseguró de advertir sobre el estallido de violencia entre árabes y judíos como ocurrió en mayo de 2021, su predicción fue errónea. El público árabe en Israel mostró moderación y paciencia, y muchos condenaron enérgicamente las acciones de Hamás. Cisjordania ha experimentado una escalada considerable, pero no lo suficiente como para considerarla parte de la guerra iniciada por Hamás.

Durante la reunión del domingo, Ben Gvir exigió imponer límites severos a fieles árabes israelíes en la mezquita de Al-Aqsa durante el Ramadán. No solo todos los funcionarios de seguridad se opusieron; resulta que existen dificultades legales para prohibir la entrada a fieles israelíes en base a su edad. Sin embargo, es posible prohibir el acceso a determinadas personas para evitar la incitación religiosa.

Esta fue la decisión que se tomó al final de la reunión. Sin embargo, Netanyahu, con su temor a Ben Gvir, publicó un resumen vago que todos los participantes pueden leerlo como quieran. Eso fue suficiente para que el Ministro de Seguridad Nacional hiciera correr la voz de que su posición fue aceptada y que se impondrán amplias limitaciones a fieles árabes israelíes. Y fue suficiente para generar advertencias de diputados árabes, sobre el estallido de una Intifada entre el público árabe dentro de la Línea Verde.

134 rehenes israelíes continúan como rehenes en la Franja de Gaza. El 135 se encuentra en la Residencia del Primer Ministro en la calle Balfour. Parece paralizado por el miedo a sus socios extremistas.

Netanyahu toma algunas medidas de forma independiente. Por ejemplo, crea la narrativa de que él es el único protector de Israel contra el peligro de un Estado palestino. Está ocupado aprobando decisiones en el gobierno y en la Knéset contra un impulso unilateral hacia una solución de dos Estados. Netanyahu canta consignas sobre la victoria total contra Hamás, mientras que en Gaza, el despliegue de las FDI se ha reducido a una cuarta parte de lo que era al comienzo de la ofensiva terrestre.

El intento de Ben Gvir de utilizar el Monte del Templo/Al-Aqsa para avivar las llamas en Cisjordania, Jerusalén y dentro de la Línea Verde no puede verse aislado de la posición de Netanyahu sobre el acuerdo de rehenes. En solo unas semanas, hemos pasado de un “sí, pero” israelí (con respecto a la propuesta de París) a un rechazo rotundo, una posición que sostiene que las ofertas de Hamás no son serias y no hay lugar para negociaciones.

Todo esto sucede mientras a los rehenes se les acaba el tiempo y hay un creciente malestar entre los ministros del Gabinete de Guerra del partido Hamajané Hamamlajtí. Al parecer, si esto se ve en el contexto del caso Al-Aqsa y el punto muerto en las negociaciones para un acuerdo de rehenes, lo que ocurrió el domingo marca el comienzo de la cuenta regresiva para la salida de Gantz y Eisenkot del gobierno de Netanyahu.

Publicado originalmente en Haaretz


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