Nunca antes en el desenvolvimiento de Israel formaron parte activa de su gobierno dos personajes que pueden trastornar sustancialmente no solo el hacer democrático que hasta hoy le caracteriza. También gravitará en la calidad de los nexos entre Jerusalén y las diásporas.

Uno y otro ejercen cargos gubernamentales para los cuales apenas cuentan con el saber indispensable. No obstante, auspician hoy ásperos desequilibrios que tendrán violenta expresión en los próximos días si Benjamín Netanyahu no acierta en frenar sus intenciones.

El peregrinaje de Benny Gantz a Washington sin el formal permiso de Bibi les concede la posibilidad de acentuar arbitrariamente las tensiones entre judíos y árabes en los próximos días del Ramadán.

La ausencia de Netanyahu en el gabinete gubernamental debido a un oportuno resfrío y la alta atención que Gantz merece hoy en la Casa Blanca alientan estas intenciones. Sin embargo, la pareja Smotrich-Ben Gvir apenas revela gratitud al generoso apoyo del presidente Biden.

Domina en ellos el desinterés por los rehenes en manos de Hamás y un irrefrenable impulso dirigido a reprimir la festividad musulmana.

Los probables perjuicios y costos de esta actitud apenas les interesa.

Actitud y conducta que no solo malamente afectarán a la unidad y a la democracia de nuestro país. Tendrán torcidos ecos en países donde las diásporas gozan de amplias libertades.


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