Los familiares de los rehenes cautivos en Gaza y activistas realizaron este lunes una marcha silenciosa en la Knéset con las fotografías de sus seres queridos, informó Haaretz.

La marcha comenzó frente al edificio de la Knéset, donde los asistentes contaron hasta 150, los días que sus seres queridos se encuentran en cautiverio. Posteriormente recorrieron varios pasillos e irrumpieron en una reunión del Comité de Salud de la Kneset.

En las últimas semanas, miembros de las familias han pedido la liberación de los rehenes en varios comités de la Knéset. Yosef Engel, abuelo de Ofir Engel, liberado después de 54 días, participó en una sesión del Comité de Finanzas en representación de las familias de Yossi y Eli Sharabi.

“Los días pasan y nada ocurre, y las familias se están ahogando. Hagan algo, aunque ello requiera la renuncia de uno de ustedes. Asuman responsabilidad y denle el volante a otra persona para que después de 150 días suceda algo”, suplicó.

Danny Ron, el piloto que sirvió con Ron Arad dijo que muchas decenas de rehenes, soldados y civiles, fueron secuestrados por negligencia del Estado hace 150 días.

Ron exigió liberar a los rehenes con vida y que aquellos que fueron asesinados en cautiverio sean devueltos para su entierro en Israel: “El Estado debe entrar en razón. Todos los miembros de la Knéset y del gobierno deben preguntarse qué han hecho mal para que la gente siga ahí”.

“Han pasado 150 días sin que ningún representante del gobierno israelí me hable, me llame o se interese por mi situación”, dijo Nitzan Kalderon, sobreviviente del ataque del 7 de octubre y hermano del rehén Ofer Kalderon.

“Hace dos semanas amenacé con suicidarme, ¿saben por qué? Porque me quedé sin aire”, exclamó luego de que los representantes del Comité de Salud afirmaran que están en contacto con todas las familias de los rehenes.

“Cuando pido ayuda, me dicen que soy [solo] un primo”, dijo otro familiar. “Después de 150 días, vengan con respuestas”.

Leah Yanai, hermana de Moran Yanai, que regresó del cautiverio de Hamás, dijo: “A veces yo también quiero suicidarme”. Habló de no poder encontrar un empleo o llevar a su hija a citas médicas importantes.

El profesor Hagai Levine, que acompaña a las familias, señaló: “150 días significan daño, incluso a largo plazo. No solo hay trauma, sino estrés continuo que daña todos los sistemas del cuerpo”.

“Necesitamos una administración que funcione. Las familias están confundidas”, dijo Levine. “Hay que pensar también en los familiares más lejanos y comprender que las familias requieren seguimiento. El estrés puede provocar infartos y enfermedades autoinmunes”.

El Dr. Eran Rothman, del servicio de salud Maccabi, reveló que el 78 por ciento de las familias de los rehenes experimentaron un deterioro de su salud, y el 96 por ciento reportó deterioro de su salud mental, al igual que el 81 por ciento de los voluntarios que ayudaron a las familias.

El 29 por ciento de los familiares no buscaron terapia a pesar de necesitarla, y el uso de medicamentos antidepresivos entre aquellos que buscaron tratamiento médico se duplicó.

El noventa y tres por ciento reporta alteraciones del sueño, el 68 por ciento abandonó su estilo de vida saludable, el 21 por ciento reporta una pérdida de peso significativa, y el 32 por ciento una pérdida de peso leve.

“La pérdida de peso perjudica la salud física y debemos llegar hasta el último miembro de las familias”, afirmó Rothman.

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