Ninguna de las guerras modernas de Israel ha sido iniciada por este país. Ni la de fundación, ni la de Seis Días, ni la del Yom Kipur, ni las varias del Líbano, ni las de Gaza, ni la reciente guerra que inicia Irán.

DANIEL CASTRO ANIYAR

La base de todas estas guerras es el deseo de desaparecer a Israel del mapa. Siendo así, la razón de ser de la estrategia militar israelí es la defensa.

Hoy la defensa israelí tiene muchos aspectos, como los ataques preventivos a instalaciones o la inteligencia, todos fundamentales… pero nada tan sorprendente como la defensa antiaérea, constituida por el Domo o Cúpula de Hierro (kipat barzel) para misiles de corto alcance y el Sistema de Defensa Arrow y Arrow3, que dispara a misiles de largo alcance desde fuera de la atmósfera. También están los sistemas Honda de David (David’s Sling) y se desarrolla rápidamente el Iron Beam (el Rayo de Hierro), que es un sistema láser que daría a Israel una clara ventaja en todas las confrontaciones aéreas.

Con la certeza de que casi el 100% de los lanzamientos enemigos tiene por objetivo destruir población civil, propongo un macabro ejercicio. El ejercicio de un ciudadano que teme por sus vecinos, arañando información en la web: Quitemos de Israel todos esos sistema anti-aéreos, incluso los internacionales, y calculemos que pasaría en Israel, en costo de vidas.

El ejercicio debe medir de manera la capacidad letal de cada parte, en términos de eliminar población civil. Los bandos islamistas radicales no tienen un sistema similar porque suelen ahorrarse los sistemas de defensa de civiles, dejando que los maten, o buscando que los maten, según sea el caso.

Es un ejercicio justo, pues la defensa de Hamás, por ejemplo, consiste en túneles y bunkers para los terroristas debajo de escuelas, edificios familiares, mezquitas y hospitales, de manera que la guerra prosiga sin que importen, o gracias a las bajas civiles.

Esta es la estrategia defensiva de Hamás con los civiles: ninguna.

En el caso de Hezbolá o Irán, sí se aprecia que muchas veces los cuarteles no están dentro de las poblaciones libanesas, haciendo que la estrategia de protección a civiles consista en separar las instalaciones militares de los centros residenciales o comerciales. Pero luego no hay mas concesiones: si mueren, que la religión se encargue.

Asi, al quitar los sistemas de defensa antiaéreos de Israel, las partes quedarían en relativa igualdad de condiciones: con sus civiles expuestos a ataques directos.

El primer cálculo: Hamás

Según las FDI, se han disparado contra Israel 9.500 cohetes y decenas de aviones no tripulados a lo largo del conflicto. Los explosivos de los cohetes menos letales, los Qassam, en su variedad menos mortífera, tienen una letalidad entre 10 a 40 metros de radio, relacionable con entre 10 y 50 kg de explosivos por ojiva. Dado que un 20% cae dentro de la misma Gaza, y un 15% no explota, es posible ofrecer una cifra más conservadora, consistente en 25 metros radio de letalidad por cada misil. Hamás habría tenido la capacidad destruir por la vía de misiles, 237.5 kilómetros radio sobre población civil lo que equivale a cerca del 11% del territorio israelí.

Pero Hamás no dispara a zonas despobladas sino de alta densidad residencial, relativamente cercanas, autopistas y trenes.

Israel tiene zonas muy poco pobladas como el Golán, el Negev o el Mar Muerto, pues su población se concentra en los alrededores de Tel Aviv, de Jerusalem, HaSharon y las cercanas Ashkelon y Ashdod, además de las comunas, cooperativas y poblados frente a Gaza. La densidad en las zonas más pobladas es de cerca de 5.204 habitantes por kilómetro cuadrado, por lo que Hamás, en ausencia de protección antiaérea israelí, incluso en ausencia de refugios anti-aéreos (que los pobladores de Gaza no disfrutan, por órdenes de Hamas) habría podido impactar o asesinar a 1.235.950 civiles “enemigos”.

El segundo cálculo: Hezbolá

Desde el 7 de octubre del 2023, Hezbollá ha disparado cerca de 200 cohetes, pero se calcula que el arsenal de los grupos terroristas que moran en el Líbano asciende a entre 60.000 y 100.000 misiles, conteniendo desde 50 kgs. de explosivos, hasta algunos de 500 kgs. de explosivos por cada ojiva. Por ello, se estima que no se han desarrollado todas las fuerzas letales del conflicto entre Israel y Hezbolá.

Esto significa que Israel ha interceptado en el aire, al menos, 10.000 kgs. de explosivos, en el cálculo más conservador. Pero que aún tendría que interceptar 2.950.000 kgs. de explosivos en el aire, según declaraciones de los terroristas y los reportes de EEUU e Israel. Nasrallah pide a Irán aún más armas, pero Irán no está contento con el desempeño de su “partido de dios”, pues un tercio de los misiles ya disparados contra Israel han caído en el mismo territorio libanés y todos los demás, de mucha mayor velocidad y direccionalidad que los de Hamás, fueron interceptados por la cúpula de hierro.

Todos los disparos han sido contra población civil israelí, como siempre sucede.

La densidad poblacional del Norte de Israel es menor, alcanzando 460 habitantes/km2. Asumiendo que la tercera parte de los 10.000 kgs de explosivos ha caído en Líbano (no protegida por la cúpula de hierro, ni por ningún dispositivo que permita Hezbolá), y que no han dejado de atacar el Norte de Israel (aunque cuentan con mayor alcance de distancia), el impacto de 6.700 kgs. de explosivos, con una capacidad letal aproximada de 50 metros radio cada cohete, en ausencia de protección antiaérea, incluso en ausencia de refugios anti-aéreos, habría podido impactar o asesinar a 3.036 personas, solo en los últimos seis meses.

Pero la capacidad instalada de Hezbollá podrá alcanzar 2500 kilómetros de letalidad a la redonda, por ello, solo para el norte de Israel, pronto podrían impactar o asesinar 1.150.000 civiles. No se sabe con precisión cuántos cohetes pueden llevar una carga de 500 kgs. de explosivos, lo que multiplicaría por 100 los metros de letalidad por cada misil. Pero este grave cálculo no fue incluido, para mantener el espíritu conservador. Es también importante apuntar que cerca de la mitad de los pobladores del Norte son israelíes musulmanes.

El tercer cálculo: El ataque conjunto Irán-Hutíes-Hezbollá

En el caso de ataque del 13 de abril 2024, es importante entender que el sistema defensivo se amplificó con una combinación de capas de protección, que incluyó a países como los EEUU, Francia, UK e, incluso, Jordania y Arabia Saudí. El sistema de protección antiaérea internacional potenció el sistema doméstico, pero siempre con el mismo objetivo: defender a los civiles.

Fueron disparados desde Irán 170 drones kamikaze, 30 misiles de crucero, 120 misiles balísticos, con 50 kgs. de explosivos en sus ojivas, según lo poco que puede conseguirse a este respecto en las redes. Serían 16.000 kgs. de explosivos, cuya calidad letal no se conoce aún. De los 120 misiles balísticos solo fueron interceptados 113, lo que hace una capacidad letal de 15.650 metros cuadrados de letalidad, equivalentes a 15 kilómetros y medio a la redonda. Los ataques no solo fueron al norte y al sur de Israel, sino también al centro del país, donde la densidad poblacional es mayor, incluso, sobre Cisjordania, hoy Autoridad Palestina. Por ello, puede ser justo utilizar la densidad poblacional nacional, que incluye a los desiertos y zonas despobladas, esto es, 438 habitantes por cada km.2.. Con esos datos 6570 personas serían impactadas o asesinadas en solo una noche.

Conclusión

Los vacíos estadísticos son posibles, pero el mensaje de la estimación es más que contundente: Los sistemas de defensa de civiles israelíes, y sus apoyos occidentales, Jordania y Arabia Saudí, ya ha han salvado la vida, en los cálculos más conservadores y tímidos, de 1.245.556 personas, fundamentalmente civiles. Esto equivale al 15% de la población de todo Israel.

Ello demuestra el deseo y el compromiso de quienes dirigen la guerra en Israel, en anteponer a los civiles sobre los simples logros militares o ideológicos, como no lo hace la contraparte.

Por el otro lado, si usamos las mismas cifras manipuladas del Ministerio Islámico de Salud de Gaza (el mismo Ministerio a las órdenes de Hamas, que usa a los pacientes como escudos para sus cuarteles terroristas), si usamos esos mismos 50.000 muertos sacados de la chistera del mago, o los 1.200.000 de niños muertos de Gaza, declarados desafortunada y vergonzosamente por un presidente de Brasil, no alcanzan el cómputo más conservador de las muertes reales que hubiesen existido en manos de los terroristas, si no hubiesen existido los impresionantes sistemas antiaéreos israelíes e internacionales.

Las cifras infladas que muchos medios han repetido hasta la vergüenza, esto es, ni siquiera su imaginación estadística más mórbida, que apenas ahora empiezan a reconocer como imposibles de sostener, alcanzan para compararse con la gravedad de las acciones reales, prácticas, concretas, del genocidio islamo-fascista que está en proceso.

 


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