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sábado 15 de marzo de 2025
Dolly Haim Modiano viuda de Botton, quien fue una de las muchas víctimas del Holocausto en Grecia, nos comparte su conmovedor testimonio.

Sobrevivió el Holocausto griego, del cual nadie habla: la historia de Dolly Haim

Dolly Haim Modiano viuda de Botton, quien fue una de las muchas víctimas del Holocausto en Grecia, nos comparte su conmovedor testimonio.

Aunque ella misma no se considera una “sobreviviente del Holocausto”, su historia de vida es un reflejo de la resistencia, el miedo, la supervivencia y la resiliencia durante uno de los periodos más oscuros de la historia.

A continuación, un extracto de nuestra conversación con Dolly, en la que relata sus experiencias y las de su familia durante la Segunda Guerra Mundial.

La entrevista fue conducida por nuestra directora May Samra:

EJ: Dolly, aunque tú no te consideras mucho una sobreviviente del Holocausto, tu historia es apasionante. Por favor, cuéntanos, ¿dónde naciste?

DHM : Nací en Kavala, Grecia. Kavala es un puerto que está al noreste de Grecia. Mi madre era de Salónica y mi padre de Kavala… Mi idioma materno era francés hasta que fui a la escuela a los seis años, al comenzar la escuela, aprendí griego…

Una fecha fatídica

DHM: El 28 de octubre de 1940, nunca se me va a olvidar esta fecha. Estaba en Kavala. Mi padre tenía una tienda de telas con un hermano y el otro hermano tenía una mercería… En Salónica se bombardeó mucho. Kavala no se bombardeó…nunca se bombardeó…

“Mi padre nos envió a mi madre, a mi abuela y a mí a Atenas, que era considerada una “ciudad abierta” al igual que Roma. Se consideraban ciudades abiertas que nunca se bombardearon”.

En este contexto, mientras Dolly se encontraba en Atenas, comentó que el 6 de abril de 1941, los nazis atacaron por el norte a Grecia y, en seis días, la invadieron por completo. Así, el país se dividió en tres partes: los búlgaros ocuparon el noreste, los alemanes se quedaron en Salónica y hacia la parte central de Grecia, mientras que los italianos ocuparon las otras áreas.

“Afortunadamente, Atenas no fue bombardeada, así que vivíamos tranquilos. Pero pronto comenzamos a escuchar las horribles noticias desde Salónica, que enviaron a todos los judíos al campo de concentración… Pero no nos dábamos cuenta que estaba sucediendo todo esto, que los nazis eran horrorosos, que habían enviado a todos los judíos a campos de concentración… Pero en Atenas y en la parte central de Grecia, hasta el Peloponeso, que es la parte sur de Grecia, no nos dábamos cuenta y tal vez no sabíamos. Y así vivimos muy bien en Atenas, porque nunca se bombardeó…Así que no pasaba nada. A veces nos escondíamos por miedo, pero luego salíamos, nos encontrábamos otra vez, vivíamos bien“.

EJ: ¿Y dónde se escondían?

DHM: En casa de amigos, pero era por dos o tres días porque en realidad no pasaba nada en donde estaban los italianos, porque a los italianos no les importaban los judíos.

Dolly sintió el peligro en Atenas en septiembre de 1943, cuando se publicó un anuncio que obligaba a todos los judíos a registrarse en el Centro Comunitario de Atenas.

“Inmediatamente nos dio mucho miedo, obviamente, porque ya sabíamos lo que hacían los nazis en Salónica… Todos los judíos griegos, obviamente todos los judíos eran griegos, tenían que registrarse en el Centro Comunitario Judío, en el que el director era un señor Kapilí”.

Su padre, preocupado, mandó a la familia a esconderse. Su madre se quedó con unos amigos griegos, mientras que su padre se unió a la Resistencia, y Dolly fue enviada a un internado. Poco después, descubrió que el único niño que estaba con ella en aquel lugar, también era judío y se escondía. De esta manera estuvieron durante cuatro o cinco meses.

Dolly era una adolescente de trece años.

Fueron meses de mucho miedo e incertidumbre, puesto que Dolly estaba plenamente consciente de la grave situación. Llegó el momento en el que su padre tuvo que dejar la Resistencia por el peligro que esto representaba, pues cuando la Resistencia “mataba a un alemán, querían que todos los hombres del pueblito se presentaran y así mataban a todos los hombres”.

A causa de ello, Dolly y su familia se reunieron otra vez y vivieron así durante dos o tres meses. En este tiempo,  Kabilí, presidente del Centro Comunitario, le decía a su padre que se registrara, asegurándole que no pasaría nada. Así que su padre se registró y cada viernes se presentaba para confirmar que no había cambios en la familia, ni en el lugar de residencia…

Un dramático acontecimiento

En este contexto, Dolly nos narró el dramático acontecimiento que ocurrió el 24 de marzo de 1944, un día antes de una importante fiesta en Grecia.

Su padre fue al centro comunitario para registrarse, como siempre lo hacía, pero ese día, las puertas del centro se cerraron y nadie pudo salir.

Los alemanes llegaron y arrestaron a todos los que estaban allí, incluido su padre. Él fue enviado a Auschwitz, pero nunca supieron qué ocurrió con él.

Este suceso se lo avisaron a su madre, puesto que los nazis irían a las casas de los hombres en busca de sus familias, por lo que Dolly y su madre se escondieron en la casa de una amiga griega cristiana, Kiria Ana (Kiria significa señora y Ana era su nombre). En este lugar permanecieron ocultas durante seis meses, lugar en el que no podían dar ninguna señal de su existencia:

“Para no hacer ruido, no podíamos salir, ni asomarnos a la ventana, ni caminar porque se oían los pasos… Y estuvimos ahí escondidos como seis meses”.

“Nosotras nos salvamos por la bondad de esta señora que era cristiana”

Llegó la liberación después de la ocupación alemana. Al respecto, Dolly enunció que, en octubre de 1944, los nazis se retiraron de Grecia y Kiria Ana, quien las había protegido, les dijo que ya podían salir:

“Y salimos todos. Era algo increíble… salir y ver el sol… Era algo extraordinario”.

Nunca encontraron rastro de su padre

Pero también fue una liberación dolorosa, debido a que la Cruz Roja comenzó a publicar los nombres de los sobrevivientes de los campos de concentración, donde Dolly y su madre buscaban esperanzadas el nombre de su padre, pero desafortunadamente nunca lo encontraron; jamás supieron qué le ocurrió:

“Y después, obviamente, cuando ya terminó la guerra en el 45, era muy triste porque la Cruz Roja salía, tenía los nombres de los que se salvaron de los campamentos. Entonces íbamos mi madre y yo a leer los nombres y no veíamos el nombre de mi padre. Y era muy triste, era muy triste…”

Empezar de nuevo

Después de la guerra, Dolly ganó una beca y se trasladó a estudiar música a Boston, Estados Unidos, y algunos años después conoció a su esposo, Julio Botton, quien también era de Salónica. La familia de Julio era de nacionalidad española, lo que ayudó en parte a que lograran salvarse del exterminio nazi. Aunque la tragedia fue inmensa, Dolly y Julio se unieron y siguieron adelante. La vida continuó para ellos.

Por último, se enunció una pregunta obligada para cualquier sobreviviente:

EJ: ¿Qué opinas del resurgimiento del antisemitismo, especialmente después del 7 de octubre?

D.H.M : Me siento triste. El antisemitismo siempre ha existido, lamentablemente. La gente muy religiosa siempre ha creído en el mito de que los judíos mataron a Cristo, y eso ha sido una excusa para el odio. Lo que pasó con Hamás ha exacerbado este odio, y eso me pone muy triste.

“Me siento incómoda que todos dicen “los israelís mataron a tantos” y por qué no dicen “miembros de Hamás entraron una noche y fusilaron a muchos y se llevaron a muchos” ¿por qué no dicen esto? Me siento muy triste”.

EJ: ¿Has tenido algún efecto traumático que hasta ahorita sientas por todo lo que pasaste?

D.H.M : Tal vez sí, pero no me doy cuenta. Me acuerdo cuando Kiria Ana, no teníamos qué comer, y los frijoles eran un gran lujo… no había nada de comer…Un huevo era la maravilla del mundo

Durante la entrevista también nos acompañó la hija de Dolly, quien nos compartió su opinión acerca del efecto postraumático de la llamada “segunda generación”.

Aliki Botton: “Mi madre y mi padre siempre nos contaron su historia. Nunca fue un tema tabú en nuestra casa. Pero, como decía mi padre, él no se consideraba un sobreviviente, sino un viviente. Ambos decidieron seguir adelante, vivir y ser felices, a pesar de todo lo que sufrieron”.

Para cerrar la entrevista, su hija también visibilizó lo siguiente:

“En toda Grecia 65 mil o 75 mil judíos, el 80% de la población judía de Grecia falleció, y la gran mayoría en Auschwitz…Y nadie habla de los griegos judíos y de lo que sufrieron”.

Estas palabras destacan el horror que vivieron los judíos griegos, quienes perdieron la vida en los campos de concentración, especialmente en Auschwitz; en un aproximado de 75 mil judíos griegos fueron perseguidos, y la gran mayoría de ellos murió allí.

Y nadie habla de esta tragedia.

El testimonio de Dolly Haim es un recordatorio de la resiliencia humana ante el horror y de la importancia de mantener viva la memoria del Holocausto. A través de sus palabras, nos invita a reflexionar sobre los horrores del pasado, mientras nos alerta sobre los peligros del odio y la intolerancia que aún persisten en el presente.

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