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En octubre de 2012, Roí Elkabetz, un general de brigada de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), explicaba las estrategias de vigilancia de fronteras de su país, mientras que en su presentación de PowerPoint aparecía la imagen de la muralla que separa la Franja de Gaza de Israel. “Hemos aprendido mucho de Gaza,” comentó a la audiencia. “Es un gran laboratorio.”

Elkabetz hizo estas declaraciones en una conferencia de tecnología de fronteras rodeado de un deslumbrante despliegue de tecnología – los componentes de su laboratorio similar a una frontera. Los componentes incluyen globos de vigilancia con cámaras de alta potencia que flotan sobre un vehículo blindado camuflado fabricado por Lockheed Martin; sistemas de sensores sísmicos utilizados para detectar el movimiento de personas y otras maravillas del mundo de la vigilancia de fronteras. Alrededor de Elkabetz, se podían observar ejemplos vivos del futuro en este campo de la vigilancia, imaginado no por un escritor de ciencia ficción, sino por algunas de las principales empresas innovadores de tecnología en el planeta.

Mientras nadaba en el mar de la seguridad fronteriza, el general de brigada no estaba rodeado por el Mediterráneo, sino por un paisaje desértico del oeste de Texas. Elkabetz estaba en El Paso, a 10 minutos del muro que separa entre Estados Unidos y México.

A sólo unos minutos más a pie, Elkabetz podía haber visto vehículos verdes con rallas de la Patrulla Fronteriza que avanzaba lo largo del Río Grande frente a Ciudad Juárez, una de las ciudades mexicanas más grandes saturadas de empresas estadounidenses y muertos de la guerra contra las drogas. Los agentes de la Patrulla Fronteriza a quienes el general podría haber identificado se equipaban con una combinación de tecnología de vigilancia, equipos militares, armas de asalto, helicópteros y aviones no tripulados. Este lugar que una vez fue pacífico se transformaba en lo que Timothy Dunn denominó una “guerra de baja intensidad” en su libro La Militarización de la Frontera Estados Unidos-México.

En febrero de 2014, el Servicio de Aduanas y Protección de Fronteras (CBP, por sus siglas en inglés), organismo del Departamento de Seguridad Nacional encargado de la vigilancia de las fronteras estadounidenses, firmó un trato con Elbit Systems, la gigante empresa israelí de tecnología militar para construir un “muro virtual”, una barrera tecnológica en el sur de Arizona.

Con aproximadamente 12, 000 empleados y, más de diez años asegurando las fronteras más complicadas del mundo, Elbit produce un arsenal de sistemas de seguridad israelíes que incluyen: vehículos de vigilancia en tierra, sistemas aéreos no tripulados, “vallas de seguridad inteligentes,” barreras de acero altamente fortificadas capaces de percibir el tacto o el movimiento de una persona, similares a las construidas en Judea y Samaria y las Alturas del Golán.

En Arizona, el CBP ha encargado a Elbit la construcción de un muro de torres integradas con lo último en cámaras, radares, sensores de movimiento y salas de control con un presupuesto máximo de mil millones de dólares potencialmente a su disposición. Una vez que una evaluación del DHS considere que esa parte del proyecto es efectivo, se construirá el resto del muro a lo largo de las zonas fronterizas del estado con México. Estas torres son sólo una parte del Plan de Vigilancia Tecnológica en la frontera con Arizona. En esta etapa, es un modelo para una infraestructura de fortificaciones fronterizas de alta tecnología que han atraído la atención de muchas empresas.

Esta no es la primera vez que las empresas israelíes han participado este tipo de proyectos. De hecho, en 2004, los drones Hermes de Elbit fueron los primeros vehículos aéreos no tripulados en controlar los cielos para patrullar la frontera sur. Naomi Klein reveló en La Doctrina del Shock que el Grupo Golan, una empresa de consultoría israelí formada por ex oficiales de unidades especiales de las FDI, ofreció un curso de ocho días intensivos sobre técnicas de combate de cuerpo a cuerpo para agentes especiales de inmigración del DHS. Además, la empresa israelí NICE Systems suministró el sistema de vigilancia para una de las cárceles de Arizona.

A medida que se intensificaba la cooperación israelí en las fronteras de Estados Unidos, el periodista Jimmy Johnson acuñó la frase “frontera Palestina-México” para reflejar lo que estaba sucediendo. En 2012, El estado de Arizona e Israel fueron declarados “socios comerciales” luego de que los legisladores de este estado percibieron el beneficio económico de esta creciente colaboración.

De esta manera, se abrieron las puertas a un nuevo orden mundial en el que Estados Unidos e Israel son socios en el “laboratorio” de la frontera México-Estados Unidos. A través de un programa conocido como Global Advantage, empresas fronterizas y de seguridad israelíes fusionan con la academia americana, el conocimiento de empresas estadounidenses y la producción de trabajadores mexicanos.

Traducido y adaptado de TomDispatch para Agencia de Noticias Enlace Judío México