Boris Viskin, artista judío mexicano, nació en la ciudad de México en 1960. Su juventud transcurrió en Israel (Jerusalén,Tel Aviv y Kibutz Galed); posteriormente vivió tres años en Florencia, Italia, donde arrancó su trayectoria pictórica. En 1985 regresa a la Ciudad de México y forma parte de los talleres de grabado y litografía de la Academia de San Carlos.
Con esta exposición, Viskin se muestra como un miembro esencial de la generación de artistas cuya labor en la fundación de espacios alternativos en la última década del siglo XX.
SUS INICIOS
“Desde muy temprana edad me gustó el dibujo, siempre cargaba yo con cuadernos de apuntes en la mano. Para aventarme a los grandes materiales fue hasta después de los veinte años. Me gustó mucho captar las imágenes, transformarlas al plano bidimensional; esa formación en el dibujo me ayudó a llegar de lleno a la pintura. Una pintura abstracta o figurativa, al tener una base de un dibujo, obtiene consistencia, presencia”.
“Mi arranque como artista fue en Florencia durante tres años, adonde en 1983 presente mi primera exposición individual, muy amateur. En 1985 regresé a México, ingresé a la Academia de San Carlos, no a la carrera, sino a los talleres de litografía, grabado. Posteriormente viene ya el trabajo en el taller, es cuando uno comienza el verdadero aprendizaje, los primeros retos exposiciones profesionales”.
“Los primeros años son los de más entrega aunque más dispersos. Tarda uno varios años en los
que las cosas se van asentando y cobrando forma”
“Mi arranque fue más de materiales clásicos (óleo, papel, acrílico, acuarelas, etc.) Hace quince
años di un giro en el que la materia comenzó a cambiar tomando más relación con los objetos y materiales fuera de los objetos tradicionales, como las resinas o materiales de deshecho, alambres de púas: en general, materiales que no tuvieron que ver con la pintura tradicional. Al
finalizar les trato de dar un enfoque pictórico; sigue siendo una superficie bidimensional que
intenta generar una relación pictórica con el espectador”.
UNA GRAN TRAYECTORIA
“En México hay una larga lista de museos y espacios en los que me he presentado, como el
Museo Carrillo Gil, el Museo del Chopo y muchos más. Los primeros años fueron espacios más
improvisados, abriendo puertas. Posteriormente, traté de cuidar más la relación de la obra
con el espacio. Individualmente, he sido invitado para exponer en Argentina, Bolivia, Suiza, Los
Ángeles; creo que en alrededor de diez espacios y muchas exposiciones colectivas”.
SU MENSAJE A LOS JÓVENES ARTISTAS
“Para todos aquellos jóvenes que quieren internarse en el arte, ya sea teatro, cine, artista
gráfico y más, les aconsejaría que el principal aspecto que deben tener en cuenta es la
perseverancia, más allá si hay talento o no. Los primeros años, las puertas no se abren fácil,
hay mucha competencia, hay muchos espacios pero es difícil hallar el nicho indicado para cada
quién. Aguantar los rechazos, los tragos amargos siempre con un fin, que es muy incierto y
azaroso en muchos de los casos. Se requiere de suerte, de estar en el momento indicado en el
lugar adecuado. El amor y tenacidad les ayudaran a llegar donde ustedes esperan”.
ENCUENTROS Y DIÁLOGOS
“Si algo me gusta de la pintura es la relación que se da “tú a tú”. Quizás hay opciones en las
que puedes llegar a más gente: la música, el cine, etc. Esa relación a veces se diluye en el
espacio o la manera en que es presentado el arte. Con la pintura tienes la opción en la que
puedes dialogar con un solo espectador. Es lo que a mí me sucedió al principio al recorrer
muchos museos, viendo la obra de los artistas que yo he admirado desde muy joven, buscando
los cuadros de Caravaggio en muchas iglesias, o los de Giotto. Todos estos encuentros han sido
cruciales en mi vida; como artista, hoy en día, quisiera lograr lo mismo”.
#Judíos_famosos_en_México
