Ella es energía pura y no lo disimula. Linda Rottenberg, cofundadora junto con Peter Keller y CEO de Endeavor -organización sin fines de lucro que apoya a emprendedores en 30 países- es una de las 100 innovadoras para el siglo XXI de acuerdo con la revista Timey la primera “mentora capitalista” del mundo, según el ganador del Pulitzer, Tom Friedman.

Su libro, Loco por Emprender, refleja los detalles de su llegada a Buenos Aires cuando consiguió una reunión con Eduardo Elsztain, titular de IRSA, y una figura clave en la fundación de la filial local. Empezaban los 90 y la palabra emprendedor no figuraba en el mapa local. En su encuentro ella le pidió unos US$ 200,000 para el lanzamiento del capítulo argentino. Le habló de emprendedora a emprendedor, le recordó que él había obtenido unos US$ 10 millones para sus proyectos tras una reunión con George Soros y él se rió: “Esta chica está loca”. Loca por emprender, le respondió. Así lo convenció de crear la institución que hoy es sinónimo del emprendedurismo en el país. Elsztain no sólo le dio el capital sino que se convirtió en presidente del directorio.

La familia de Rottenberg está signada por una aversión al riesgo, su CV muestra que es caso de estudio de Harvard y de Stanford y que transpira historias inspiradoras de emprendedores icónicos, como Walt Disney y Estée Lauder. También cuenta las vicisitudes de una madre de gemelas y una situación familiar que la llevó a un punto de inflexión: la enfermedad de su marido. Siempre estuvo convencida de que los emprendedores no existían sólo en Silicon Valley y que justamente en lugares como América latina estaba latente. “Estoy enloquecida como siempre. No se vuelve más fácil, pero mi vida nunca es aburrida”, se entusiasma. Su escala en Buenos Aires fue por 48 horas. “Sé que siempre estoy a las corridas, pero lo disfruto”.

¿De eso se trata una vida emprendedora?

-Sí. Nunca estar satisfecha. Endeavor tiene 20 años. Y mis hijas tienen 12 años. Por lo que me necesitan aún más que antes. Mi marido ahora ya lleva nueve años desde que superó el cáncer. Tiene dificultades para caminar, pero es una gran suerte que aún esté con nosotros.

-En su libro revela experiencias que cruzan su vida personal con la profesional: ¿Esa fue de las experiencias más importantes?

-Sí. Mis hijas tenían 3 años cuando se enfermó. Y Endeavor estaba en un punto de viraje. Cumplía 10 años. Sabía que entraba en la segunda mitad. Y sabía que tenía posibilidades de crecer realmente. Y yo dije: tengo que cuidar a las chicas y a mi marido. En un sentido eso fue de ayuda para Endeavor porque tuve que tomar distancia, soltar un poco el control y dejar que otra gente tomara vuelo, madurara. Creo que eso fue bueno. Yo hubiese sido una micro-manejadora, pero este hecho no me lo permitió, lo que extrañamente fue de ayuda en términos de mi vida profesional. Justo cuando hubiese pensado que tendría que estar más involucrada, porque teníamos que expandirnos en América latina, Medio Oriente y África, no podía y tuve que confiar en otra gente. Hoy, Endeavor tiene 60 oficinas. Estamos en cuatro ciudades de los Estados Unidos: Miami, Detroit, Louisville y ahora Atlanta. Estamos en 30 países. El último es Kenia. Estamos en Túnez, Japón, Italia. Realmente es global. Y todo comenzó aquí en Buenos Aires y en Santiago.

-¿Encuentra un nuevo espíritu en la Argentina? Me refiero al nuevo ecosistema emprendedor que hoy es destacado por el propio presidente Macri.

-Es asombroso. Pero siempre me encantó la Argentina. Siempre encontré ese espíritu. Estoy orgullosa de cómo ha madurado el ecosistema en el país. Ahora que estamos en casi 30 países, la Argentina sigue siendo el modelo a seguir. No se trata sólo de encontrar talentosos emprendedores con buenas ideas y ayudarlos a alcanzar escala y transformarlos en grandes compañías. Se trata de dar impulso hacia adelante. Marcos Galperin, creador de MercadoLibre, hoy tiene una compañía de US$ 14.000 millones. La mayor capitalización de mercado en la Argentina. Y él es el vicepresidente de Endeavor y un ángel inversor. La idea es que la gente devuelva el bien que ha recibido, ser mentores.

-En definitiva se trata de una economía circular…

-Creo que es como madura un ecosistema. Que la gente se ayude mutuamente. Y de lo que estoy más orgullosa es de ese espíritu. No sólo están algunos de los emprendedores más talentosos del mundo, construyendo unicornios y en el caso de Marcos (Galperin) un decacornio. Pero también están comprometidos con el éxito de otras personas con grandes sueños. De eso se trata Endeavor y la Argentina y algunos lugares más corporizan ese espíritu.

-En la actualidad, el Presidente de la Nación suele hablar de la necesidad de potenciar a los emprendedores como modelo. ¿Por qué cree que se da esto?

-Yo llegué a vivir en la Argentina, vine a comienzos de la década del 90 y estaba con Luis Moreno Ocampo y algunos amigos que estaban creando la Facultad de Derecho y la de Negocios en San Andrés. Y creo que lo maravilloso de lo que vio Eduardo Elsztain (IRSA), aparte de esta chica loca, fue la idea de invertir en la próxima generación. Y no se iba a tratar de los que usan corbata. Se iba a tratar de invertir en la gente que iba a traer energía y talento e ideas. Y de lo que estoy más orgullosa es que hoy en día, cuando Endeavor va a nuevas ciudades y países, uno de las cosas más difíciles de encontrar no son los CEOs y tampoco el capital, es el talento.

-¿Esa es la batalla final?

-Claramente. Porque si no hay talento local, especialmente en ingeniería o tecnología, nadie se va a mudar a estos lugares. Hoy, hay gente que aparece a través de Globant -por citar un ejemplo que puede aportar sus conocimientos expertos y su talento.

-¿A qué se refiere concretamente?

-Yo he dicho que la misión de Endeavor tiene que ser tomada por los emprendedores. Por ejemplo, Guibert Englebienne que es el cofundador y jefe tecnológico de una compañía que cotiza en Bolsa. Yo acabo de sumarme al directorio de Globant y él dedicó tanto tiempo a ser presidente de Endeavor Argentina. La idea es que se cree un ecosistema con tantos fundadores, con tantos padres que aman este espíritu.

-¿Qué piensa del talento argentino en el marco global?

-Creo que hay otros lugares. Estambul ha sido maravilloso para nosotros. Finalmente creo que lo estamos viendo en Brasil. Creo que el dinero fue a Brasil antes de que estuviera el talento. Yo solía bromear que los argentinos inteligentes se fueron todos a Brasil porque sabían que el capitalismo de riesgo no encontraría talento brasileño y que entonces habría compañías argentinas con sede en Brasil. Pero ahora se están poniendo a la par. El problema con la Argentina es que era todo humo, todo marketing. Siempre tenían grandes ideas. Son grandes pensadores. Es lo que me encanta de los porteños. Ahora creo que el talento para la ejecución se ha fortalecido tanto, eso es lo que permite que MercadoLibre sea una compañía de US$ 14.000 millones. No se trata sólo de una gran idea y fundadores visionarios, hay fortaleza en la ejecución a todos los niveles, en las finanzas, en las ventas, en las operaciones. Y ahora tienen al presidente Macri. Nosotros tenemos al presidente Trump y en comparación ustedes se ven bastante bien.

-¿Qué cambió desde entonces?

-Cuando yo empecé a venir a la Argentina, en 1992, la gente decía que los argentinos seguían pensando en la década del 30 cuando eran uno de los países más grandes del mundo. Yo creo que los argentinos siempre supieron que podían volver a eso. Y creo que tienen buenas posibilidades de lograrlo si el gobierno de Macri puede alcanzar una estabilidad, impulsar políticas económicas que faltan no sólo en toda la región sino en el mundo, trabajando con transparencia y sumando la creatividad y el talento que siempre hubo aquí. Creo que en ese caso, la Argentina puede ser un faro de crecimiento económico y prosperidad en el mundo. Lo creo legítimamente.

-¿Qué piensa de las empresas tradicionales? Algunas tienen sus propias incubadoras. ¿Hay una nueva generación en las compañías tradicionales por este avance emprendedor?

-Hay dos cuestiones. Endeavor siempre tuvo que ver con crecer, no con las nuevas firmas. Creo que uno de los mitos del empresariado es que todo se centra en las nuevas firmas. Pero si uno realmente quiere crear empleos, si quiere crear valor económico duradero, realmente tiene que aumentar la escala. Y los problemas que uno enfrenta cuando quiere aumentar la escala son muy distintos de lo que encuentra cuando da los primeros pasos. Y los fundadores no siempre van a sobrevivir, no son los adecuados para la siguiente fase. Se tiene que cambiar el CEO, a veces hay que cambiar la cultura. Hay que traer nuevos socios. Me encanta esa fase. Me encanta elevar la escala. Por lo que a veces podemos decir que empresas familiares pueden volver a convertirse en nuevas compañías con una nueva generación.

-¿Hay diferencias entre la nueva generación y la anterior?

-Cuando comenzamos estaban las compañías de tecnología y estaban las “empresas tradicionales”. Yo diría que hoy, a menos que se trate de una franquicia de alimentos, la mayoría de las compañías, si no se centran en la tecnología, al menos deben estar capacitadas tecnológicamente. No quiere decir que sean compañías de software o una plataforma como Mercadolibre, pero son compañías de salud tecnológicas, de alimentos tecnológicas, de publicidad tecnológica. Y creo que lo que eso indica es que tenemos que crear más modelos que puedan ampliarse en su escala y en forma auto sustentable. Y muchas de esas industrias tradicionales pueden beneficiarse de algún componente tecnológico. Y ni siquiera nos hemos metidos con la inteligencia artificial aún. Quedará para la próxima.

 

Los números de Endeavor

1200

Red mundial

Son los emprendedores que recibieron apoyo de Endeavor a través de las 60 oficinas que tiene la entidad repartidas en 30 países.

Empleo

En Endeavor se jactan que a través de sus servicios se posibilitó la creación de más de 580,000 nuevos empleos.

 

 

Fuente:noticias.yahoo.com