Enlace Judío México.- Un libro escalofriante titulado “Hitler’s Furies” (Las fieras de Hitler) documenta las atrocidades de las mujeres alemanas en el Tercer Reich. En él la historiadora del Holocausto, Wendy Lower, desenmascara a miles de mujeres alemanas cómplices y expone su complicidad en monstruosas actividades criminales. Especialmente en los territorios orientales ocupados, muchas mujeres resultaron ser ejecutoras voluntarias del genocidio de Hitler. El Holocausto generalmente se ha visto como un crimen perpetrado por hombres. La gran mayoría de los acusados ​​en Nüremberg y otros juicios por crímenes de guerra eran hombres.

Las fieras de Hitler, de Wendy Lower

El mantra de Hitler para las mujeres alemanas, “Kinder, Küche, Kirche – niños, cocina,  iglesia, no impidió que se vieran envueltas en la decadencia moral de Alemania, tocando fondo a la par que los hombres. En un nivel inferior, en la mayoría de los casos, en cuanto a la acción directa, pero cómplices de la misma.   Irónicamente fueron las mujeres que se dedicaban a la Sanidad las primeras que practicaron las aberraciones nazis. Desde que los nazis llegaron al poder e impusieron políticas de pureza racial aria, un sinnúmero de enfermeras, con sus delantales llenos de ampollas de morfina y agujas, diariamente sacrificaban a los discapacitados físicos y retrasados ​​mentales.

Las parteras se encargaban de reportar defectos en fetos y recién nacidos, recomendando a las madres el aborto y la eutanasia, así como la esterilización.

Las peores aberraciones tuvieron lugar en el Frente Oriental, (Polonia, Ucrania y Rusia). Al menos medio millón de mujeres jóvenes fueron testigos y contribuyeron a la colonización de estos territorios, convirtiéndose en cómplices del genocidio.

En el corazón de los asesinatos nazis: Irma Grese e Ilse Koch, cuya maldad era tan extrema que solo podrían ser descritas como “monstruos”.

 

IRMA GRESE

En 1943, ingresó en el Campo de concentración de Auschwitz como SS Oberaufseherin (guardia femenina), y para finales de ese mismo año fue ascendida a supervisora, la segunda mujer de más alto rango en el campamento, después de María Mandel, a cargo de alrededor de 30.000 reclusas de origen judío. El ascenso se produjo a causa de su enorme sadismo.

Siempre usaba botas pesadas, látigo y pistola. Era conocida por dejar que los perros se lanzaran encima de las presas para devorarlas, asesinaba a internas a tiros a sangre fría, torturaba a niños, cometía abusos sexuales y propinaba palizas sádicas con su látigo trenzado hasta provocar la muerte de las víctimas.

A la izquierda Irma Grese, y a la derecha, Irma Grese y Josef Kramer, detenidos por las autoridades británicas poco después de la liberación del Campo de concentración de Bergen-Belsen.

Apodada ‘La bella bestia’,  fue condenada a la horca en el Juicio de Bergen-Belsen a los 22 años -la más joven condenada a muerte por leyes británicas en 1945.

ERNA PETRI

Erna Petri

La ama de casa alemana Erna Petri regresaba a su hogar después de haber salido de compras. Algo le llamó la atención: seis niños pequeños, casi desnudos acurrucados por el terror a un lado de la carretera. Casada con un oficial de alto rango de la SS, supo al instante que eran niños judíos que habían escapado de un tren que los llevaba a un campo de exterminio. Tenía dos hijos así que los recogió, los llevó a su casa, les tranquilizó y les dio comida. Luego se llevó a los seis, el mayor de doce años, al bosque, los alineó al borde de un agujero y les disparó metódicamente uno a uno con una pistola en la nuca.

 

PAULINE KNEISSLER

Trabajó en el Castillo de Grafeneck, un “hospital” de eutanasia en el sur de Alemania, y luego en el de Hadamar. Participó en la “T4” – “Osteinsatz”, la terminación de la neuterasia directa de los adultos (asesinatos de gases) en los seis centros de exterminio del territorio del Reich y  fue galardonada por ello.

Grafeneck Castle era un lugar donde se asesinaba con gas a alrededor de 70 pacientes por día. Un día Pauline entró en la institución y seleccionó a los 70 “pacientes”, que fueron gaseados en el mismo castillo. Para Pauline no tenía importancia, porque la muerte por gas no duele.

A la izquierda Pauline Kneissler, a la derecha Liselotte Meier

LISELOTTE MEIER

Meier se ofreció voluntariamente para funciones de oficina en Europa del Este y finalmente entabló una relación romántica con el oficial nazi Hermann Hanweg, del que era inseparable. En la oficina, pasaban por su escritorio documentos sobre deportaciones y tiroteos masivos de judíos rutinariamente. Fuera de servicio, Hanweg y Meier se dedicarían a fusilar judíos para divertirse en su propiedad en Lida, la Polonia ocupada (ahora en Bielorrusia). Salían en partidas de caza en la nieve, pero cazaban judíos por diversión y deporte.

 

VERA WOHLAUF

Su esposo el capitán Julius comandaba un batallón de la policía y en 1942 ordenó reunir a los 11.000 habitantes judíos de un pequeño pueblo para enviarlos a Treblinka para su liquidación. Ella se sentó junto a su marido en el asiento delantero del camión que conducía un convoy de sicarios. Estando embarazada, conducía un convoy de asesinos a la ciudad, se detuvo en la plaza del mercado donde había casi mil que se resistieron a la redada o colapsaron en el calor del verano y eran asesinados a tiros. Blandiendo un látigo los golpeó a todos hasta la muerte.

A la izquierda, Vera Wohlauf, de luna de miel. A la derecha, con su esposo Julius Wohlauf y otros nazis en Polonia en 1942.

JOHANNA ALTVATER

Johanna Altvater, o Fräulein Hanna

En Ucrania, la secretaria de 22 años de edad que vestía pantalones de montar mientras empujaba a los hombres ucranianos, jugó un papel muy importante en una masacre, trabajando para el comisario regional Wilhelm Westerheide. Durante la liquidación de un gueto judío, Fräulein Hanna, como se la conocía, golpeaba a hombres, mujeres y niños hacia un camión, como un ‘pastor de ganado’.

Altvater asesinaba judíos para un “hospital” deportivo en el sur de Alemania, y recorría las instituciones mentales seleccionando 70 “pacientes” por día. En el castillo eran gaseados, lo que según ella no era tan malo porque “la muerte por gas no duele”.

En una ocasión, hizo señas a un niño pequeño, luego lo agarró con fuerza por las piernas y golpeó su cabeza contra la pared como si estuviera golpeando el polvo de una estera. Arrojó al niño sin vida a los pies de su padre.

En otra ocasión, entró en un edificio utilizado como hospital improvisado y en la sala de pediatría, cogió a un niño lo llevó al balcón y lo arrojó desde un tercer piso. Repitió la acción con otros niños. Matar niños era su especialidad. Altvater atraía a los niños con golosinas. Cuando se le acercaban y abrían la boca, les disparaba en la boca con una pequeña pistola que guardaba.

 

JOSEFINE BLOCK

Josefine Block

Josefine Krepp Block era una secretaria austriaca que trabajó en la administración de la ocupación alemana en Drohobych, Ucrania. Esposa de un miembro de la Gestapo, la violencia hacia los niños fue su marca registrada. Fue acusada de matar a tiros a una joven judía y de golpear a la fuerza a un niño judío con un cochecito de bebé vacío.

Un día, una niña se le acercó llorando y suplicando por su vida. “¡Te ayudaré!”, le dijo Block, agarró a la niña por el pelo, la aplastó con sus puños, luego la empujó al suelo y le dio un golpe en la cabeza hasta que murió.

Padres judíos desesperados a menudo se acercaban a Block para pedirle ayuda, asumiendo que, como mujer joven y madre, sería comprensiva pero a pesar de ser madre de varios hijos, exhibió un comportamiento particularmente cruel hacia los niños judíos.

Llevaba una fusta a menudo, y en ocasiones arremetía contra judíos y gitanos en los guetos o en zonas de deportación. Después de la guerra, durante el juicio, intentó culpar a los demás, incluso a su costurera judía. Fue absuelta por falta de pruebas.

 

MARÍA MANDEL

Comenzó su carrera como guardia de prisión en Lichtenburg (Sajonia) en 1938, un año después fue transferida al campo de concentración de Ravensbrück. Su trabajo rápidamente impresionó a sus superiores, que la promovieron a SS-Oberaufseherin (Supervisora Senior).

El 7 de octubre de 1942, fue transferida al campo de Auschwitz (Polonia) donde fue ascendida a SS-Lagerführerin (Jefe de Campo). Allí controló directamente todos los campos y subcampos femeninos de Auschwitz y su poder sobre las prisioneras y sus subordinadas era absoluto.

Era conocida como “la Bestia” y durante dos años se encargó de seleccionar prisioneros para las cámaras de gas, entre ellos a los niños que iban a ser ejecutados. También firmó órdenes, enviando a un número estimado de 500.000 mujeres y niños a las cámaras de gas los campos de Auschwitz I y Auschwitz II.

Fue juzgada por crímenes contra la humanidad en una corte de Cracovia y sentenciada a muerte en la horca.

Fuente: Daily Mail, Wikipedia y los blogs Intrínseco y espectorante y Handbill – Traducción: Silvia Schnessel – Reproducción autorizada con la mención: ©EnlaceJudíoMéxico