POR JOSÉ KAMINER TAUBER.

Dedico este reportaje a mi abuelo materno Yosef Shimen, cuyo nombre ostento con orgullo.

1918  El ayer

¡Viva la República!

En el año de 1918, tras el fìn de la Primera Guerra Mundial, se crea la República de la Austria alemana, siendo modificada por los vencedores de la Primera Guerra Mundial y convirtiéndose en Austria , una república parlamentaria, que tuvo una vida caracterizada por una permanente crisis económica, política y social.

El 11 de noviembre de 1918 el Emperador Carlos Ludwig I abdicó y, al día siguiente, se proclamó la creación de la República de Austria Germana (Deutschösterreich) como una república democrática y parte de la República de Alemania, nombre propuesto para la Austria independiente que no fue aceptado  por las potencias vencedoras de la guerra

El Tratado de Saint-Germain (10 de septiembre de 1919) dispuso la disolución del Imperio en varios Estados: Austria, Hungría, Checoslovaquia y Yugoslavia. Viena se convirtió, tras el tratado de Saint-Germain, en la capital de la pequeña República de Austria, reducida a su tamaño actual, sufriendo un importante revés demográfico, económico y político.

Lo que emergió del imperio después de la Primera Guerra Mundial fue un país pequeño, luego de ser la sexta potencia mundial antes de la contienda. El ambiente general era pesimista, lleno de incertidumbre y con un sentimiento de odio que se iba adhiriendo a la población dirigido al chivo expiatorio: el judío, el deicida y la raíz de todos los males.

El antisemitismo

En 1879, el periodista alemán Wilhelm Marr originó el término antisemitismo, denotando el odio a los judíos, y a varias tendencias políticas liberales, cosmopolitas e internacionales corrientes en los siglos XVIII y XIX y frecuentemente asociadas con los judíos. Estas tendencias incluían la igualdad de derechos civiles, la democracia constitucional, libre cambio, socialismo, capitalismo financiero, y pacifismo. El odio a los judíos, sin embargo, precedió a la época moderna.

Entre las más comunes manifestaciones de antisemitismo a través las épocas estuvieron los “pogroms” (ataques contra judíos por las poblaciones locales, frecuentemente animados por las autoridades). “Pogroms”, eran a menudo incitados por rumores de que los judíos usaban la sangre de los niños cristianos para propósitos rituales.

En primer lugar, para las naciones que perdieron la guerra, la muerte en masa provocada por el hombre, pareció ser un sacrificio en vano. Parecía inexplicable excepto por una insidiosa traición interna. Una leyenda de puñalada trapera atribuyó la derrota alemana y austriaca en la Primera Guerra Mundial a traidores internos que trabajaban en pos de intereses ajenos, principalmente judíos y comunistas. Esta leyenda fue ampliamente creída y deliberadamente diseminada por la dirigencia militar alemana derrotada, en busca de evitar consecuencias personales por sus políticas.

Entre los nuevos estereotipos acerca de la “conducta” de los judíos que surgieron en los  inicios de la Primera Guerra Mundial y que se propagaron determinadamente junto con viejos prejuicios se incluían las siguientes ficciones:

1)Los judíos habían iniciado la guerra para llevar a Europa a la ruina económica y política y para hacerla susceptible al “control” judío.

2) Los judíos explotaron la miseria de la guerra para enriquecerse y la prolongaron para dirigir la Revolución Bolchevique en pos de promover el objetivo de una revolución mundial.

3) Con su cobardía heredada y su deslealtad instintiva que los inducía en contra de defender a la nación, los judíos fueron responsables del perjudicial malestar detrás del frente y apuñalaron a las tropas combatientes por la espalda (lo que causó la derrota militar y la revolución democrática/socialista).

4) Los judíos extranjeros dominaron las negociaciones de paz y lograron dividir a los alemanes y húngaros mediante fronteras nacionales artificiales, mientras sus co-conspiradores, los judíos nacionales, llevaron por mal camino a la nación a su “rendición” y permanente y la “esclavitud”.

5) Los judíos controlaban las complejas finanzas del sistema de reparaciones para su propio beneficio.

6) Al haber establecido la democracia constitucional, los judíos la utilizaron para debilitar la voluntad política de la nación de resistir su influencia y destruir la base de la sangre aria superior fomentando la endogamia, la libertad sexual y el mestizaje.

Grupos étnicos

Si algo caracterizaba al Imperio austrohúngaro era la gran variedad de grupos étnicos que lo componían, debido a la diversidad lingüística, cultural y religiosa (15 nacionalidades con 12 lenguas y 7 confesiones religiosas). Los grupos mayoritarios eran el austro-germánico (23,9%), de lengua alemana y el magiar (20%), de lengua húngara, y la religión del estado era la católica, además de la predominante.

Los eslavos eran el tercer grupo en número si bien se dividían lingüísticamente en 6 idiomas (polaco, checo, eslovaco, ucraniano, esloveno y serbocroata) y 8 etnias, alguna de ellas de religión musulmana (bosniacos o bosnios). También había pueblos latinos, fundamentalmente italianos y rumanos (pero también friulanos de Gorizia y ladinos del Trentino), y judíos, estos concentrados en las grandes ciudades y en la región de Galitzia, de lengua alemana, húngara o Yiddish.

Las ciudades austrohúngaras contaban todas ellas con fuertes minorías judías (entre el 10–35% de la población según las ciudades), siendo pieza fundamental en el mantenimiento de la vida económica y cultural del imperio al constituir en gran parte las clases medias urbanas.

El Tratado de Saint-Germain (10 de septiembre de 1919) dispuso la disolución del Imperio en varios Estados: Austria, Hungría, Checoslovaquia y Yugoslavia.

Viena se convirtió, tras el tratado de Saint-Germain, en la capital de la pequeña República de Austria, reducida a su tamaño actual, sufriendo un importante revés demográfico, económico y político.

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