¿Por qué se registra un aumento en los hechos antisemitas?

Fuente: Ministerio de Relaciones Exteriores  de Israel

La campaña, destinada a dañar la legitimidad del Estado de Israel, trajo consigo un leve aumento en el número de ataques de factura antisemita a lo largo del  mundo. De modo creciente, se traza la línea entre la crítica legítima hacia Israel y los ataques antisemitas sobre objetivos judíos. Desde el inicio de la Segunda Intifada (septiembre, 2000), tiene lugar –  en todo el mundo-  una campaña de deslegitimidad  contra el Estado de Israel.
 
Toda acción militar que realiza  provoca,  tras sí,  nuevas olas de ataques. Y, al mismo tiempo, cuanto más nuevas renuncias hace Israel a favor de la paz, crecen los ataques verbales sobre el Estado de Israel (en los medios de comunicación y en foros internacionales;  líderes políticos y gente de la Academia  tiran fuego y llamas. Muchos organismos dudan  sobre el derecho básico de Israel a existir y sobre  su obligación a defender la paz de sus ciudadanos. Extremistas de derecha y de izquierda, se unen en su campaña de odio contra el Estado judío). Esos ataques quedan desvirtuados de la embestida – que pueda ser justificada, a Estado de Israel como democracia activa- que es parte del legítimo diálogo entre países.
 
Sin embargo, no es legítimo criticar a Israel de modo desproporcionado, ocuparse del Estado de Israel entre todos los países e intentar forzarlo a  desproporcionadas e imposibles verificaciones, no exigidas a otros países del mundo. No es legítimo actuar a favor de la demonización de Israel por cualquier  vía.
 
Los intentos, por dañar la legitimidad de la existencia del Estado de Israel, o el simple hecho de su existencia, como estado nacional del pueblo judío, no son legítimos y no pueden serlo. Hay muchos motivos para  ese fenómeno que crece y se potencia; manteniendo  un vínculo estrecho con la capacidad de los palestinos para comercializar su imagen como víctimas débiles. Los palestinos intentan venderse como víctimas y como la parte débil a fin de obtener la simpatía de los alineados con los Derechos Humanos (en el mismo momento en que, la conducción de Hamas y sus terroristas, violan los Derechos Humanos más básicos de víctimas israelíes inocentes y de su propio pueblo).
 
La desviación de los medios de comunicación cumple una función importante en la propagación de la deslegitimación del Estado de Israel. No sorprende que, la población de Occidente, tendiente -en general-  a creer en sus medios de comunicación, esté influida por su gran aspiración a describir,  de modo unilateral,  el conflicto entre Israel y los palestinos.
 
Otras condenas, orientadas contra el Estado de Israel, surgen de cálculos más ideológicos que, en muchas ocasiones, son elevados por aquellos dispuestos a cerrar los ojos ante las violaciones de los regímenes totalitarios, burdas y graves si las hay, y enfocarse en la crítica por las medidas tomadas en los estados democráticos.
 
También las tendencias antisemitas tradicionales,  muchas veces  disfrazadas de posiciones anti-sionistas, cumplen una función no menor en esa línea. Considerando que hay muchos no capaces ( o no dispuestos)  a diferenciar entre el Estado de Israel y las comunidades judías en el exterior, esas embestidas sobre la legitimidad del Estado de Israel, son acompañados por ataques físicos contra objetivos judíos a lo largo de todo el mundo, en especial en Europa. Los ataques antisemitas incluyen detonaciones de bombas, amenazas en sinagogas y escuelas judías, actos de vandalismo en cementerios judíos, amenazas de muerte y violencia contra judíos o embestidas  contra comercios, hasta llegar a casos de muerte.
 
Esos delitos de odio están dirigidos hacia judíos comunes, lideres religiosos e instituciones comunitarias,  en muchos casos, disfrazados de hechos anti-sionistas. Esa cifra de ataques creció cuando estallan conflictos armados. Tanto en el transcurso de la operación Plomo Fundido (diciembre de 2008-enero 2009)  y después, llegó el número de ataques antisemitas en Europa occidental, a su máximo récord, como no fuimos testigos desde el final de la Segunda Guerra Mundial. La situación en Medio Oriente es peor. La retórica anti-israelí incisiva  fue, desde siempre,  una difundida visión, aunque potenciada,  en la última década. Mitos antisemitas y anti-israelíes son propagados por los gobiernos, según  sus agendas y,  gran parte de la población local, está dispuesta a absorber esos mitos sin críticas reales.   La corriente ininterrumpida de acusaciones arbitrarias y sin fundamento, surge en abundancia de los diferentes rumores palestinos y hace su aporte a la ola de antisemitismo creciente. Una de las conclusiones del odio es el aumento en el número de ataques a judíos y a objetivos judíos.   El Estado de Israel se encuentra profundamente preocupado por el aumento registrado en el antisemitismo dirigido hacia las comunidades judías en Europa y otros sitios.
 
 Ese fenómeno, en crecimiento y potencia, debe generar preocupación profunda en el corazón de todo ser humano culto.  Israel llama a los gobiernos de los países, donde se propaga la plaga antisemita, a tomar todos los recursos indispensables, a fin de garantizar la seguridad de las comunidades judías y a tomar medidas contra los responsables de actos que merezcan su desaprobación.
 
Debe condenarse la escalada antisemita, ya sea por medio de individuos, organizaciones o líderes de países determinados ante cualquier oportunidad y escenario disponible.