JULIÁN SCHVINDLERMAN EN EXCLUSIVA PARA ENLACE JUDÍO

El año entrante encontrará a un Oriente Medio convulsionado, rasgo distintivo de una región que ha aprendido a vivir en la inestabilidad permanente.

Los atentados suicidas en Irak, Afganistán y Pakistán difícilmente desaparecerán. Al-Qaeda ha ganado una fuerte presencia en Yemen, y es un acertijo si el gobierno local permitirá a los Estados Unidos continuar su campaña militar encubierta tras el exposé de Wiki-Leaks. Las dudas acerca del estado de salud del líder supremo iraní y del presidente egipcio, así como la vejez del monarca saudita, abren interrogantes de continuidad y sucesorios no menores. Las revelaciones de memorandos clasificados de la diplomacia estadounidense en torno a las aprehensiones no publicitadas de gobernantes árabes moderados respecto del programa nuclear de Teherán ya han comenzado a motivar acercamientos hacia aquél país, con Jordania siendo el mejor exponente de ello. ¿Avanzará aún más Irán hacia la bomba nuclear? ¿Actuará Israel para impedirlo? El año 2010 pasó sin sobresaltos mayores en esta área. No queda claro todavía si el 2011 será una extensión de lo ya acontecido o testigo de rupturas.

La probabilidad de una paz integral palestino-israelí permanece remota, y el sendero unilateral emprendido por el liderazgo palestino en pos de la obtención de reconocimiento diplomático global a su estado, por el momento inexistente, será seguramente ahondado el año entrante, en parte estimulado por los avales tempranos concedidos ya -desde la órbita latinoamericana- por Brasil, la Argentina, Bolivia y Ecuador. El movimiento fundamentalista Hamas se ve beneficiado por débiles sanciones internacionales, en tanto que El Líbano corre riesgo de quedar sumido en el caos político ante las revelaciones inminentes del tribunal de las Naciones Unidas que ha investigado el asesinato del ex-premier Rafiq Hariri. La reorientación de Turquía hacia el Oriente ha sido uno de los desarrollos geopolíticos más trascendentes de los últimos tiempos y su acercamiento a Teherán luce especialmente inquietante. Hoy reina la cooperación, en detrimento de Occidente, pero una futura competencia por la supremacía regional entre turcos y persas no puede ser descartada. La mayor o menor tensión en ese vínculo repercutirá en toda la zona y más allá de ella.

El reciente asesinato político del gobernador de Punjab, Salman Taseer, puede presagiar un año difícil para el inestable Pakistán. Su asesinato, enmarcado en la oposición del político paquistaní a la condena a muerte de una agricultora cristiana bajo cargos de blasfemar contra Mahoma, ilustra también la penosa situación de las comunidades cristianas en la región. Ellas fueron violentamente atacadas en Irak y en Egipto durante la última Navidad, y han sufrido hostigamiento a lo largo del año ido en Nigeria, Somalía, Gaza, Argelia y Mauritania entre otros lugares. En ciertos países, como en Arabia Saudita e Irán, los católicos no pueden practicar públicamente su religión. Sudán -donde los cristianos del sur han sido masacrados por años en manos de salvajes aliados al gobierno norteño- enfrenta una inminente secesión cuyo desenlace es, al momento, incierto.

La cultura política de los árabes sigue siendo decepcionante y no augura sorpresas positivas para el año entrante; al menos al evaluarla según un dato pintoresco revelador. Los lectores de la CNN en árabe votaron al premier turco Recep Tayyip Erdogan “Hombre del Año” por el 2010, secundado por el presidente Sirio Bashar Assad. Ambos descollan como dos de los políticos musulmanes más prominentes en respaldar públicamente al líder extremista número uno de la región, Mahmoud Ahmadinjead de Irán. La CNN en árabe, asentada en Dubai, afirmó que los resultados de la encuesta reflejan el “ánimo general de la calle árabe”.

El estado judío finalizó el 2010 con una noticia espectacular: el más grande descubrimiento de gas en aguas profundas en la última década a nivel mundial. De confirmarse las previsiones, Israel podría convertirse en un exportador neto de energía para el 2016, aunque sin abandonar su necesidad de importar petróleo. La planta se halla dentro de las doscientas millas náuticas establecidas como “zona económica exclusiva” israelí por la Convención de las Naciones Unidas sobre la Ley del Mar, pero Hizbullah -siempre atento a inventar disputas con los judíos- ha reclamado soberanía libanesa sobre el lugar. El potencial de conflicto es real.

Como cada 1 de enero, el Medio Oriente -y con él, el resto del globo- espera expectante su destino para el año que se inicia.

Escritor y analista político internacional. Su último libro es “Roma y Jerusalem: la política vaticana hacia el estado judío” (Debate: 2010)