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La revuelta en Túnez que llevó a la salida del país de su entonces presidente, Zine El Abidine Ben Ali, no afectó a los 2.000-3.000 judíos que allí viven desde antaño, según aseguró Jason Isaacson, director de Asuntos Internacionales del Comité Judío Norteamericano.

“No hubo señales de retórica o violencia contra la comunidad judía”, precisó.

En tanto, Israel pidió al gobierno provisional que garantice la seguridad de la comunidad local, radicada fundamentalmente en la capital y en la isla de Gerba.

Finalmente, una fuente diplomática anunció que se logró evacuar de ese centro turístico insular a un grupo de 20 israelíes, gracias a la ayuda de un tercer país, que podría ser Alemania.

Según funcionarios en Jerusalem, Israel está siguiendo estrechamente la situación en ese país africano, por temor a que la insurgencia popular dé lugar a un aumento del radicalismo islámico.

Israel y Túnez abrieron oficinas de intereses en ambos países en 1996, a consecuencia de los Acuerdos de Oslo.