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El sábado, las autoridades militares de Egipto aseguraron a sus aliados internacionales que sigue vigente el acuerdo de paz con Israel tras el derrocamiento del presidente Hosni Mubarak. También expusieron los primeros pasos para mantener en funciones la economía de Egipto, mientras se allana el camino hacia un gobierno más democrático.

El comunicado militar, transmitido por la televisión estatal, fue el primer intento cauteloso para definir los próximos pasos después de que Mubarak entregara el poder a un Consejo de sus principales generales y renunciara el viernes, tras 18 días de protestas populares.

El hecho de que se quedara en funciones el último gobierno de Mubarak decepcionó probablemente a los manifestantes, miles de los cuales permanecen en su campamento en la plaza Tahrir, en el centro del Cairo. Muchos de ellos han exigido medidas más dramáticas como la disolución del Parlamento y del gobierno actual, para formar un cuerpo de transición de base más amplia, que supervisara las reformas hasta que elecciones puedan ser consideradas.

La declaración no descartó que estas medidas aún podría llevarse a cabo.

El portavoz del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, el general Yahya el-Fangari, destacó “el compromiso de Egipto con todos sus tratados internacionales.”

Israel ha expresado su preocupación de que las turbulencias en Egipto pusieran en peligro el acuerdo de paz de 1979 entre los dos países. Los Estados Unidos, principales aliados de Egipto, están también ansiosos por asegurar que el acuerdo siga en pie. El ejército egipcio apoya firmemente el acuerdo, pues garantiza el patrocinio de EE.UU. a las Fuerzas Armadas, que suma $ 1,3 mil millones de dólares anuales.

Los sentimientos anti-israelíes siguen fuertes en Egipto, y muchos de los cientos de miles de manifestantes expresaron su enojo por la estrecha cooperación de Mubarak con Israel. Sin embargo, se sabe que la abrogación del tratado tendría fuerte impacto internacional.

El portavoz pide a la población, en particular a los millones de empleados del sector público, a “trabajar para impulsar la economía hacia adelante”, una convocatoria para que la economía vuelva a la normalidad después de los disturbios de las últimas tres semanas.

Los militares también pidieron al gobierno actual y a los gobernadores de provincia continuar sus actividades hasta la formación de un nuevo gobierno.

Los militares “miran hacia adelante a una transición pacífica, hacia un sistema democrático libre, para permitir que una autoridad civil sea elegida para hacerse cargo del país y construir una nación libre y democrática”.

La declaración dejó abierta la cuestión clave de cuánto tiempo el gobierno actual se quedaría en su lugar: ya sea que continuara a largo plazo hasta que uno nuevo es electo; o si es sólo una solución de emergencia para mantener el Estado en funcionamiento hasta que se designe una dirigencia de transición.