YAIR LAPID (We want to have it both ways)

Somos buenos y malos, nos encanta nuestro país y lo odiamos, pensamos que no podemos seguir así, pero también sabemos que no hay otra opción.

Nos apiadamos de los pobres infiltrados de Sudán y a causa del Holocausto tenemos la obligación moral de dar refugio a todos esos niños que nos miran con ojos tristes, pero también pensamos que de todos los países del mundo no está claro por qué se supone que debemos ser nosotros, con un Estado que es 33 veces más pequeño que Texas, los que debamos resolver todos los problemas del mundo.

Queremos que alguien aquí tome decisiones, pero también queremos las comisiones de investigación. Queremos atar corto a los ricos, pero nosotros mismos desearíamos estar en su piel. Queremos que nuestros hijos se pongan de pie cuando el profesor entra en la clase, porque hay que tener disciplina, pero también queremos entrar en la oficina del director del colegio y quejarnos del maestro, porque nosotros sabemos más que él.

Queremos tener ambas cosas.

Queremos hacer lo correcto porque el mundo nos está mirando y nos trata terriblemente, pero también queremos que la gente sepa que no deben meterse con nosotros, porque somos capaces de garantizar nuestra seguridad y matar a tres de ellos por cada uno de los nuestros, por lo menos. También queremos que nuestro hijos hagan el servicio militar en una unidad de combate de élite, pero también nos gustaría que fueran a la mejor unidad tecnológica del ejército (ya que al menos eso les servirá mucho más en el futuro).

Queremos que el ejército israelí sea el ejército más poderoso del Oriente Medio, pero también queremos reducir nuestro presupuesto de defensa. Por esa misma razón, no queremos que nuestros oficiales se jubilen a los 45 años porque los trabajadores sociales también son importantes, y viven casi bajo el umbral de la pobreza. Nos tomamos prolongadas duchas mientras estamos profundamente preocupados por la escasez de agua. En lo más profundo de nuestros corazones despreciamos a esos israelíes que se mudan a Estados Unidos, pero también decimos “debería haber visto usted la casa que tiene en Miami”.

Queremos la paz, pero no entendemos por qué siempre se nos pide a nosotros que hagamos las concesiones. Sabemos exactamente cómo terminará todo esto – cualquier persona normal se da cuenta que va a terminar con dos estados, que nosotros viviremos aquí y ellos allá -, y también sabemos que el campamento de refugiados de Shuafat no forma parte de Jerusalén y nunca lo fue. Por otro lado, sabemos de lo ocurre aquí, que si les decimos ahora que estamos dispuestos a dárselo querrán luego más, porque así es como son, basta con ver lo que pasó después de la desconexión.

También decimos que después de lidiar con los palestinos tendremos que hacer frente a los árabes de Israel, porque no nos gustan. Mientras tanto, no entendemos por qué nadie se fija en el sistema de aguas residuales de Umm al-Fahm, pero luego nos sorprendemos de que no nos gusten.

Queremos ambas cosas.

Somos agresivos en el trato y hablamos sin rodeos sobre cualquier trivialidad, pero también nos movilizamos y enviamos mantas para esas personas que no conocemos y que han perdido su casa a causa de un incendio. Entendemos a los padres que gritaron a las autoridades durante la ceremonia en memoria de las víctimas del incendio del Carmel, pero también creemos que uno no debe comportarse así en presencia del primer ministro.

Tenemos el peor sistema de educación en el mundo occidental, pero aquí se han inventado y desarrollado muchos logros informáticos. Vemos como la televisión produce reality show para las masas, pero también vamos al teatro más que en cualquier otra nación, y también leemos muchos libros.

Somos a la vez judíos y demócratas, aunque no está claro lo que esto significa. Damos gracias a Dios por habernos elegido de entre todas las naciones, pero también recordamos que desapareció más de una vez, justo cuando más lo necesitábamos. Creemos que los rabinos son buenas personas que dedican sus vidas a una misión moral, pero siempre nos quedamos horrorizados ante lo que dicen algunos de ellos.

Amamos la tradición judía y la herencia judía, porque de lo contrario, ¿por qué estamos aquí y no en Brooklyn?, pero también queremos que los haredim vayan al ejército y trabajen, porque la actividad laboral de los haredim de Brooklyn no los hace menos judíos.

Creemos que los colonos son la sal de la tierra, pero también pensamos que echan sal sobre las heridas. Estamos impresionados por el hecho de la presencia masiva de los hijos de los colonos en el ejército y como se convierten en oficiales [N.P.: a diferencia de esa parte de la sociedad israelí que abomina de ellos y les convierte en culpables de todo], pero nos preocupa que de repente se nieguen a obedecer las órdenes. Sabemos que todos los gobiernos israelíes han alentado a los colonos a vivir allí, y que debemos cuidar de su bienestar, pero también conocemos los miles de millones que se han vertido allí (e imaginamos lo que se podía haber hecho con todo ese dinero empleado en educación).

Y es que queremos tener ambas cosas.

Creemos que debemos ayudar para integrar antes y mejor a los etíopes, pero también pensamos que estarían en mejor situación viviendo dentro de su propia comunidad (y no tan expuestos a una sociedad tan individualista). Sólo confíamos en el Tribunal Superior de Justicia, pero preferiríamos que no interfiriera y se involucrara tanto. Cuando llamamos a la policía nos cabreamos cuando no hay una respuesta, pero también sabemos que teniendo en cuenta los salarios de la policía… ¿qué es exactamente lo que deberíamos esperar? Creemos que hay demasiados abogados por aquí, y que cada juicio lleva 10 años, pero aún así demandaremos al cabrón de nuestro vecino, porque ese hijo de puta siempre nos bloquea la entrada del vehículo.

Estamos enojados con Turquía, y en lo que respecta a nosotros se podría ir al infierno, pero también queremos que alguien ponga fin silenciosamente a esta crisis, porque tenemos un amigo en la Inteligencia Militar que nos explicó lo importante que es Turquía. Tenemos miedo de que Europa se esté convirtiendo lentamente en musulmana, pero también decimos que “se lo merecen”. No queremos que Estados Unidos nos diga lo que debemos hacer, pero también entendemos que sin Estados Unidos…, en realidad, no queremos pensar qué pasaría por aquí sin los Estados Unidos.

Queremos amar a nuestro país con todo nuestro corazón, creer en él y en su futuro, y creemos que aquí tenemos las personas más increíbles del mundo. Pero también sentimos que algo muy básico está siendo socavado, que todo se está desestabilizando, y que no podemos seguir así.

Sabemos que la vida es compleja, y que en un Estado tan complejo como el de Israel el pueblo más peligroso es aquel que no quiere tener ambas cosas. Esas son las personas que lo saben todo, que no tienen dudas, y que están seguras de saber quién tiene la razón (y por lo general siempre son ellas). Sin embargo, también sabemos en lo más profundo de nuestros corazones que no podemos seguir con ambas cosas, y que pronto tendremos que decidir quienes somos.

YNET