MAY SAMRA

Donde hay una mujer, hay un hogar.

Las mujeres trajeron el Viejo Mundo en su regazo…

Cuentos de países lejanos, leyendas de abuelos y antepasados se mezclaron con samovares, pañuelos de encaje y janukiot de plata, legados eternos. Guisos de Pésaj transmitidos de abuelas a madres y a sus hijas, tonadas estremecedoras de rezos, consignas de recato y buenas costumbres, rituales de cortejo y matrimonio, todo lo anterior arribó al Puerto de Veracruz entre sus baúles llenos de etiquetas con nombres de lugares exóticos.

Novias sonrojadas de mirada tímida bajaron de las pasarelas a conocer a quien habría de ser el hombre a quien dedicarían el resto de su vida. Su abrazo y su cariño hicieron más llevadero el exilio porque traían en ellas el fuego del hogar añorado.

Porque donde hay una mujer hay una mesa llena, una cama tibia y la promesa de una familia. Donde hay una mujer está un plato de sopa caliente, la alegría de una bienvenida, las risas de unos niños. Porque es ella quien asegura –y solamente si está convencida de querer hacerlo- que un hogar sea judío, que las costumbres sean respetadas, que las tradiciones –tan sutiles- sean transmitidas con amor, que es la única forma segura de transmisión . Porque un judaísmo sin mujeres es árido, áspero, amargo, sin alegría.

Mujer de inmigrante. Condenada a una vida, ingrata de vecindades, de labores domésticas, de condiciones paupérrimas.

Reinas del matahambre, de las cenas de Shabat improvisadas con centavos, de las sopas de fideo más nutritivas que la carne porque no la había y que el fideo es rico servido con amor. Alegría del abonero que vuelve a casa después de su jornada o de meses de andanzas. Suavidad en la penuria, sonrisa en la adversidad.

Sobre sus hombros se construyeron imperios; supieron abrir los brazos a un idioma desconocido, un clima extremo…. Vencieron la desconfianza al nopal, el xoconostle y la tortilla….Amarraron a sus hijos a sus camas para ir a trabajar con sus hombres, hombro con hombro, y poder sobrevivir. Fueron ellas quienes salvaron a sus familias para que pudieran adaptarse a sus nuevas condiciones de vida, al no dejarse ganar por la nostalgia y el deseo de volver a tierras inhóspitas.

#JudiasExcepcionales