JOSÉ KAMINER TAUBER

“Bendicen piedras milenarias

Después de arduos combates

A bravos soldados que lloran

Por los camaradas caídos

Junto al muro del templo.

El shofar es tocado

Como señal de victoria.

Se llena la ciudad de plegarias

Por los aguerridos combatientes

Quienes morían

Como héroes abatidos

Dejando un legado y un ejemplo

Que el tiempo no ha borrado”.

José Kaminer Tauber

7 de junio 1967

Por la mañana, la orden de ataque fue dada por el jefe de la brigada de paracaidistas, Coronel Mordejai Gur, –conocido como Mota- desde el Monte de los Olivos:

“Jefes de los batallones de la brigada, nosotros estamos sobre el Monte de los Olivos con vista  a la Ir Hatika (la parte que corresponde a la  ciudad vieja) de Jerusalén, ciudad que todas las generaciones de nuestro pueblo soñaron y añoraron”…

La intención de nuestra brigada de paracaidistas es conquistar la Ir Hatika y el monte donde se hallaba el templo. Los tanques  abrirán el camino a la Puerta de los Leones. El primer batallón atacará seguido por el segundo; el tercer batallón dejará un remanente de sus fuerzas para asegurar el Monte, y el resto apoyará a los demás batallones.

“Al finalizar la conquista se llevará a cabo la formación en la plaza del                Monte del Templo. ¡Paracaidistas… a Jerusalén!”

El avance de los paracaidistas era lento pero con mucho ímpetu. El enemigo, al sentir los tanques cerca, abrió un fuego intenso sobre los combatientes y sobre la Jerusalén judía. Poco a poco, los tanques empezaron a destruir fortificaciones de los jordanos facilitando el avance de los paracaidistas.

Se llevaron a cabo muchos actos heroicos, como el caso de un soldado que vigilaba tenazmente para evitar que sus compañeros sufrieran una emboscada. Subía y bajaba continuamente a diferentes fortificaciones hasta que resultó herido. Varios paracaidistas realizaron otros tantos actos heroicos al tener que regresar para proveerse de municiones y apurar algunos rezagados, además de cargar a compañeros heridos hasta líneas seguras.

Muchos médicos y enfermeros sobresalieron también, con actitudes heroicas frente al fuego enemigo.

La lucha continuó hasta los alrededores de la Ciudad Vieja. La noche llegó, después de un ocaso áureo y rojizo, sobre la ensangrentada y humeante ciudad.

Cuando llegó la mañana, se inició la operación de la liberación de la Ciudad Vieja y el Monte del Templo. La lucha fue feroz. Del lado israelí cayeron 180 combatientes; del otro lado no se obtuvieron datos precisos.

El momento cumbre llegó con el aviso de que el muro de los lamentos estaba en poder de los israelíes. En ese momento se escuchó el shofar, la hegemonía de Jerusalén era ahora judía como fue hace dos mil años y siempre en todos nuestros corazones.

Fragmentos del libro:“Encrucijada” del mismo autor.