ENRIQUE RIVERA

Al escuchar a los antropólogos, una de las primeras cosas que saltan a la vista es la pasión: por lo que hacen, descubren y aún defienden.

El Simposio sobre Arqueología México-Israel llevado a cabo en el Museo Nacional de Antropología e Historia, dejó una gran derrama de pasión y conocimiento.

No obstante, también quedó muy claro el hecho de que la modernidad ejerce una fuerte presión sobre los sitios arqueológicos de ambas naciones.

Como se recordará, Israel con su pequeña extensión cuenta con 22 mil sitios arqueológicos, mientras que México tiene registrados alrededor de 43,800.

Pero, no es de extrañar, que si alguien en las cercanías de Jerusalem o la Zona Maya hace un agujero, pueda encontrar vestigios o un sitio arqueológico. De suceder así, hipotéticamente, se podría estar frente a una disyuntiva: satisfactores humanos: vivienda, pozos, agricultura, etc., o un sitio que muestre el pasado y ayude a entender la cultura, la identidad, el orgullo, etc.

Ambos satisfactores conllevan su importancia, ¿Cuál debe de predominar? Afortunadamente no soy yo quien habrá de decidir.