ESTHER ZYCHLINSKI Y ZVI ZIMAN

El término Careo, a grandes rasgos, es el encuentro entre dos o más personas cara a cara, es muy común en términos legales. Richard Viqueira siempre nos sorprende, en este caso no es la excepción a la regla.

En “Careo”, la intención es confrontar a los espectadores a partir de la reflexión sobre la identidad y cómo las personas han aprendido a conducirse en la vida, a través de la utilización de diferentes caretas.

Una historia que involucra otras más, que nos hablan de una persona y su vida, el juego de máscaras y la habilidad física ya conocida de Richard, nos sorprendió en esta obra, que escapa a una clasificación en lo particular, cosa distinta el resultado intrigante, inteligente para contar una historia.

La identidad y la lucha libre son los dos temas que siempre han llamado la atención de Viqueira, quien ha sido becario del Programa de Intercambio de Residencias Artísticas México-Nueva York 2006 (Fonca-Lark Play Development Center), por lo que decidió explorarlos en esta puesta en escena que toma su nombre, a partir de un término judicial.

Obra desconcertante, inteligente y de buena factura que entre broma y broma nos lleva a la reflexión de lo que es la vida, de cómo nos vamos acostumbrando a las noticias y situaciones, lo cual no debería suceder, y de cómo el teatro sigue siendo el reflejo y el espejo de nuestra vida cotidiana.

También nos habla de otro aspecto, de cómo nos podemos desacostumbrar a ciertas partes de nuestro cuerpo y el papel qué juega en nuestra propia auto-estima y cómo somos vistos por los demás.

Hay momentos donde la tensión sube por lo que ocurre en una especie de ring pero sin cuerdas y algunos hoyos, siendo el único elemento de la escenografía, además de las máscaras, éstas nos recuerdan a personajes muy importantes de la lucha libre de los cincuentas además de una sierra y un animal en una caja de plástico cerrada, siendo manejado de una forma muy natural y con las precauciones necesarias.

Esta obra empieza y termina cuando se da una noticia a las que ya estamos acostumbrados, el autor nos platica su historia, sus angustias así como los sentimientos y sus motivos.
Sin quitarle su peso al hecho en sí, al final nos quedamos con la reflexión y quizás la esperanza de un cambio.

Actualmente debido a varias circunstancias nos ha tocado ver algunos movimientos pacíficos ciudadanos, uno muy actual por cierto de un personaje de la literatura, vemos la necesidad de expresar y decir un “ya basta” donde el trabajo tendría que ser tanto por parte de la ciudadanía como del gobierno a todos sus niveles.

No se niega lo logrado, pero dicen que la violencia atrae violencia y por el contrario la educación y las artes escénicas en general como parte de la primera pueden ser un elemento de ayudar a la sociedad, esto en el aspecto de educación y tener menos tiempo para pensar en hacer cosas malas.

Esta obra tendrá su temporada hasta el 12 de agosto en La Gruta del Centro Cultural Helénico en Revolución 1500, donde podrán ver, sufrir, gozar y reflexionar en este unipersonal anónimo, para mayor información pueden checar la cartelera.