BECKY RUBINSTEIN F.

Les presento a Sid Fleischman… Más bien, tengo el gusto de presentarles a Sid Fleischman: mago, escritor y mago en y de la escritura, maestro de la novela  humorística, traducido a dieciséis idiomas. Su vida genial da comienzo en Brooklyn el 16 de marzo de 1920. Su fructífera vida se corta a los noventa años en la ciudad de Santa Mónica el 17 de marzo del 2010.

Tuve la suerte de conocerlo en Los Ángeles, California, en el marco de  un congreso de Literatura Infantil. Luego, vino a México, donde había estado en los años cuarenta. Sus recuerdos se remontaban a una visita en la  cafetería Sanborn´s.  La segunda vez que vino a nuestro país visitó animoso , a sus casi noventa años, La Catedral Metropolitana, El palacio de Gobierno, pletórico de historia y de murales, y, por supuesto, la tradicional cafetería  de sus recuerdos. También estuvo en La Ciudadela, sede de bellas artesanías para llevarse a casa o admirarlas de cerca.

La lectura  reciente de la versión inglesa de Mc Brooms Wonderful One-Acre Farm -traducida  al español, como La maravillosa granja  Mc Broom- me hizo reír hasta la carcajada y, sobre todo, recordar al  hombre ejemplar que caminó a la par nuestro durante su visita al Centro Histórico, como antaño, cuando se desempeñó en la marina  estadounidese  durante la segunda Guerra Mundial.

Fleischman , según sus propias palabras, fue el primero en sorprenderse, valga la redundancia,  cuando se sorprendió escritor.  En su autobiografía, El niño del Abracadabra: la historia de un escritor, reconstruye su historia de escritor: “Tuve una infancia como la de todo el mundo”, que no era tal. Su infancia fue de todo a todo, atípica: nace en Brooklyn y crece en San Diego durante la Gran Depresión. Cuando cursaba el quinto año de Primaria decide ser… ¡mago!. En el College se presenta en un Midnight ghost and goblin show, es decir, en un espectáculo de medianoche de fantasmas y  duendes. Estaba por convertirse en escritor. Y aún no estaba consciente de ello.

Transcurrida la guerra, retoma  sus estudios truncos y se hace periodista en el San Diego Daily Journal. En 1950  incursiona en la literatura, escribe  fiction novels, novelas de ficción,  y con gran éxito. Su obra es llevada a la pantalla grande, y no tarda en convertirse  en guionista de sus propios textos.

 

Sobre su incursión en la literatura para niños y jóvenes cuenta en su biografía:

“Mis hijos me llevaron a escribir  literatura para niños. Les costaba trabajo entender qué hacía, a qué me dedicaba. Como casi no salía de casa. Decidido a esclarecer el misterio, empecé a escribir para mis hijos”. Se dividió, entonces, entre el cine y la literatura infantil.

El fructífero autor, cuenta, asimismo, que al principio,  cuando apenas se iniciaba en el arte de la escritura, escribía rápido. Con el tiempo, empezó a escribir con mayor mesura: una historia corta, le llegó a tomar, aproximadamente, tres meses de trabajo. En ocasiones, más. Decía: “Escribo mis libros a tientas. Ignoro cómo se desarrolla el relato, hasta que lo finiquito. Mientras tanto, muero por acercarme al escritorio para enterarme de lo que sigue…”
 
Se inspiraba en todo; todo lo inspiraba. El piso decimotercero se basa en una superstición; El fantasma del sol de meridional, se fundamenta en una creencia popular, según la cual, quien se enfrente al sol meridional,  tendrá el poder de encontrarse con fantasmas. Sobre la creación, afirmaba: “La cuestión no es encontrar una idea, sino en qué hacer con ella.”

Consciente del papel del escritor para niños, decía: “los libros que leemos de niños permanecen con nosotros; nos impactan de manera especial. El escritor debe hacer su mejor trabajo.”

El autor de más de sesenta libros, escribía en un ambiente sui géneris: rodeado de ideas, libros, investigación, cartas, notas, plumas, lápices y una computadora. Escribía  rodeado de ruidos y personajes  mientras imaginaba el ir y venir del oleaje del Océano Pacífico. Casi siempre vivió cerca del mar…

Entre sus obras se cuentan: Sir Charly Chaplin: el hombre más chistoso del mundo;

El ladrón de sueños; El problema empieza a los ocho, la vida de Mark Twain en el salvaje, salvaje oeste; El elefante blanco, Escape, la historia del Gran Houdini, El entretenedor  y el dibbuk: novela de humor negro, protagonizado por un ventrílocuo de segunda posesionado por un dibbuk, el espíritu de un niño, asesinado durante el Holocauso, quien  vuelve a la vida impulsado por un deseo de venganza.
 
Merecedor del importante Newbery Award, su hijo, Paul Fleischer, con Joyful Noise, recibe el mismo galardón. Un caso en verdad inusitado.

 
Finalizaremos con sus elocuentes palabras, que lo perfilan de pies a cabeza. Como

autor:

 

“Cuando me siento frente a una hoja en blanco,

me convierto en un niño rubio

en  pirata gruñón

en travieso espíritu de un mago

incluso en perro de  impactantes ojos: como de lobo”.