Inanna
Un viaje al interior

Por Enrique Rivera

Ciertamente encontrarse con la obra y su autor, en una exposición, donde la sensibilidad está a flor de piel, es una experiencia muy enriquecedora; pero si esto le aunamos la posibilidad de conversar y conocer las motivaciones que impulsaron al artista a aventurarse por el siempre escabroso espacio en blanco, entonces la comunicación fluye y se multiplica la satisfacción artística.

Así ocurrió en la Exposición que la artista plástica Ofelia Iszaevich inauguró en días pasados en la Colonia Condesa, intitulada: “Inanna, reina del cielo y de la tierra”. No tengo idea de si por tratarse de un personaje femenino reflejada por una artista del mismo género, la conexión se dio de una manera muy fuerte. Ya que, como lo mencionó la propia autora: “La encontré hace unos 20 años y no me ha soltado desde entonces”.

Inanna, reina del cielo y de la tierra, es un libro que la autora tradujo, y son una serie de leyendas, mitos y relatos sobre este deidad del Medio Oriente. Ella aclara de forma tajante que no profesa el Inannismo, pero que hay mucho que aprender de ella.

Al hacer ferencia a un cuadro que presenta el trono de la mencionada divinidad, Iszaevich nos relata que surgió a consecuencia –de acorde a la los textos.- e un árbol que ella quería y que tuvo que defender de tres seres. Esos seres representan sus propios temores, sus miedos, inseguridades. La pintora, quien tiene en su haber varias exposiciones y reconocimientos, señaló que el acercarse a Inanna ha sido un viaje al interior.

Al inquirirle acerca del momentos para acercarse a esta experiencia, explicó: “Te llega, nunca sabes cuando pasará”, acotó.

Acerca de la exposición podemos observar que los cuadros que la componen forman una extensa gama de técnicas. Que abarcan desde lo abstracto, el figurativo hasta lo simbólico, pasando por lo monocromático hasta una verdadera explosión de formas y colorido..