ESTHER ZYCHLINSKI Y ZVI ZIMAN

Como una estampa de lo creado por el hombre, una obra pesimista que, a la vez, implica pensar que las cosas han llegado al extremo y necesitan un cambio, es como ha descrito el director escénico Alberto Lomnitz a la obra “Civilización”

En un feliz encuentro Legom, Lomnitz, Bonilla y Vives, se tiene un resultado que habla de corrupción en la construcción de un edificio para que el municipio ahorre, le suena familiar el ubicado sobre Reforma?

Los personajes que presenta “Civilización” son cuatro personas sin nombre, que viven en una pequeña comunidad declarada patrimonio histórico de la humanidad, “Cantera Rosada”, que se ve irrumpida por una edificación de cristal de 20 pisos.

Se trata de una puesta en escena que se vuelca hacia miembros de la clase política y empresarial de este país, a la corrupción y a los principios morales.

Un paisaje natural de campo abierto en el fondo del escenario que no cambia durante la obra; dos sillas, una mesa de centro, pasto artificial como alfombra y una escultura prehispánica, son los elementos que a lo largo de 90 minutos hacen reflexionar acerca del sentido de la vida misma, de lo que hace bueno al hombre y lo que lo hace grande.
Los juegos y giros de lenguaje resultan muy interesantes y muy propios de Legom, algunos parecen enigmas cantinflescas aunque claras.

El juego de la corrupción, el chantaje, el convencimiento “fácil”, es una obra que es nuestra realidad presente desde hace años, donde la hipocresía está presente, como clave con algunas verdades, donde las elecciones son mostradas con varios factores a lo largo de la puesta, incluyendo aquellas situaciones incómodas.

Donde pesa más un criterio económico o uno técnico por no decir otros, además del lenguaje que para Legom es individualizado, sobra decir que en el Distrito Federal y otras áreas donde parecen existir principios en la corrupción, la lógica trasnochada mega política electorera.

Un sucio reflejo del presente, pasado y futuro.

En esta obra cada cuadro se divide cuando el mismo actor que no habla hace los cambios en la escenografía.

Sin duda las grandes actuaciones nos invitan a reflexionar con humor político y negro.

Una mención especial al actor que no habla pero esto tiene su chiste, y es Salvador Velásquez y también un trabajo muy bueno de Mauricio Isaac.

Esta obra se presenta en la zona cultural de la UNAM en el Teatro Sor Juana Inés de la Cruz los jueves y viernes a las 20:00 horas, sábados 19:00 horas y domingos 18:00 horas, vale la pena llegar temprano porque este foro no es muy grande.