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Le han llamado “el salvador del arte en el rock and roll” y de sus obras han dicho que son “los pósters del hombre que piensa”. Se llama Emek Golan, nació en Israel en 1970, tiene nacionalidad estadounidense, vive en Portland (Oregón) y es el diseñador gráfico de carteles de conciertos más famoso de las últimas décadas.

Ha trabajado para casi todos. Desde The Beastie Boys a Pearl Jam, pasando por Nick Cave, Pixies, Radiohead, Neil Young, Flaming Lips, Bright Eyes, Erikah Badu…

Es un dibujante que no consiente la indiferencia. No se limita a la imagen predecible del artista anunciado, sino que siempre va un paso más allá y sacude la conciencia del espectador. Sus carteles son aclamados y coleccionados con pasión en todo el mundo.

Aaarghte

Ahora reeditan su único libro, Emek, The Thinking Man’s Poster Artist (Emek, el artista de pósters del hombre que piensa), subitulado Collected Works of Aaarght! (Obras reunidas de ¡Aaarght!), utilizando la única definición que ofrece él mismo, aaarght (algo así como aaarghte), cuando le preguntan qué tipo de disciplina es la suya.

El libro, editado por Gingko Press, recopila más de tres centenares de carteles de Emek, muchos de los cuales tienen licencia creative commons. No permite experimentar el placer de los trabajos originales, en los que el diseñador estampa su obra sobre soportes que van de la seda al aluminio (incluso ha firmado un cartel en piedra), pero sí comprobar la maestría y el ácido humor de este combativo ilustrador.

Aunque nacido al inicio de la década de los años setenta, Emek tiene un estilo que entronca con la cartelería sicodélica de los sesenta. Es abigarrado, enloquecido y cultiva el surrealismo y la alteración de las conciencias. Sin embargo, tiene un código estético muy contemporánea: está obsesionado por las máquinas, la inteligencia artificial y el apocalipsis del presente. Es como si cruzásemos a Robert Crumb -que, por cierto, admira a Emek- con un cyberpunk.

El primer trabajo por encargo de Emek fue el del cartel de un concierto benéfico tras los disturbios raciales de 1992 en Los Ángeles (EE UU). Presentó un boceto de la cara de Martin Luther King Jr. sobre una multitud que asiste a un espectáculo musical. En aquella época tenía que vender sus posters de mano en mano. Ahora es difícil encontrarlos por menos de 2.500 euros en cualquier subasta.

Sus trabajos políticos son también brillantes: presenta a George Bush como el más tonto de la clase, pide el voto antimaldad y critica el consumismo.