PALOMA CUNG SULKIN

La poesía de Jaya Cotic es una poesía sin concesiones que aprisiona descarnada la esencia, la contempla y la hace palabra. Exprime gota a gota la sustancia que transmuta en poema. Una mujer de nuestro tiempo que nos dice “Por amor al hombre/ también amo el ingenio que encontrará la forma de destruirme”.

Esta no es una poesía ingenua y exige del lector además de una mirada atenta y reflexiva, una participación dolorosamente complicitaria.

Melancolía Nuclear: Recorriendo las calles/sentados en un bar/dormitando en el cine/a la sombra de un árbol/esperan./ Con las manos ocultas y el rostro erosionado/Caín y Abel/bordeando la frontera/del recuerdo/aguardan la señal/ para cumplirse.

El espacio doméstico alcanza en Jaya una dimensión de estado de ánimo. Usa elementos cotidianos pero no late en ellos la cotidianidad. El tono que les imprime, les cambia el peso específico y los convierte en visión de mundo: ¿la vida/visible entre incómodos lentes/de contacto/y pestañas coreanas/de seda/. Ahora que la muerdo/con dientes quebradizos/y la tocan mis ansias/de vieja/. Cuando mi cuerpo/inmerso en eucalípticos vapores/que adormecen la tos y la conciencia,/escucha como el tiempo/gotea su arena”.

En algunos poemas la crítica y la ironía se deslizan en un juego doble de forma y fondo. El tono, casi de discurso patriótico y el sentido de las frases, va dejando una herida fina de estilete: La patria/necesita de mí/me lo informa una carta/copia del triplicado./ Hoy/por cuestión de principio/la madre que me quiere/requiere/un ojo verde césped/para enviarlo de golpe/al enemigo. Y en la estrofa final: Y yo que la amo tanto/le daré lo que pide/a cambio de que pueda/portar como medalla/la cuenca”.

Gonzalo Celorio en la introducción al poemario escribe: “¿Qué me lleva a leer y releer ávidamente, con cleptómanos deseos de posesión, la poesía de Jaya Cotic; a compartirla primero con los amigos y ahora, al fin, con el lector anónimo? ¿Qué me entusiasme de la poesía de de Jaya? Una docena de cosas, que trataré de enunciar, porque la primera es que no sé bien a bien qué decir de ella: es inefable y por lo mismo más que explicarla hay que compartirla. Dicho esto, paso a enunciar, pues, las otras once cosas que documentan mi entusiasmo: 1.- La certidumbre de que nada en la poesía de Jaya es gratuito –ninguna palabra, ningún silencio-, como si hubiera hecho suyo el imperativo que Ramón López Velarde le impuso a su poesía y se impuso a sí mismo:”Yo anhelo expulsar de mí cualquier palabra, cualquier sílaba que no nazca de la combustión de mis huesos.” El título del libro, por ello, es ejemplar: Sedimentos. Jaya nos entrega sólo lo que, por su gravedad, se asienta en el fondo de las cosas; sólo lo que permanece sólido , cuando los líquidos transcurren.”

Los poemas de SEDIMENTOS, serán publicados semanalmente en éste mismo medio, en la sección Reflexiona.
La creatividad de Jaya no se limita a la poesía y la prosa, es autora de música y letra de múltiples canciones e incursiona en muy variados géneros. La música de Jaya Cotic podrá ser escuchada próximamente por Enlace Judío Radio. Estén pendientes.