LABERINTO/ MILENIO

Estos versos —anclados en la mitología y los vaivenes de la conciencia— son una declaración de amor al mundo contemporáneo, laberíntico pero luminoso.

Aprendiz de cretense

Ariadna,

ojo en la espesura,

espera.

Teseo sabe siempre

en cada recoveco

que la abandonará.

Ariadna,

ovillo en mano,

lo invoca.

Desde la madeja,

el verbo,

el verso.

Al querer decir su nombre

humo sale de su boca.

Del ovillo, cercano a sus entrañas,

fluye el ahogo:

su próximo abandono.

Ronda

Cada uno está solo sobre el corazón de la tierra

traspasado por un rayo de sol:

y de repente la noche.

Salvatore Quasimodo

Sopla el viento sobre el pinar,

la memoria aspira ecos de risas,

sabe a musgo el agua de la fuente,

la luz de la tarde ondula en una piedra.

Solos sobre el corazón de la tierra,

desnudos, a cielo abierto,

hendidos por el último rayo de un sol

que nos salva de orfandades.

 

Juguemos,

el lobo no está.

Qué importa si la noche

nos cae adentro.

El teatro y la poesía son dos de los principales intereses de Regina Kalach Atri (Ciudad de México, 1953), autora de Voces en el alba y Espejo de mareas que, publicado por la editorial Praxis, se presentará el próximo 13 de octubre en la librería Rosario Castellanos del Fondo de Cultura Económica.

Kalach es maestra en Humanidades por la Universidad Anáhuac y participó durante más de ocho años en el taller de análisis de dramaturgia de Hugo Argüellles. Sobre Espejo de mareas, del que tomamos los poemas que aparecen en esta página, comenta: “He querido expresar por medio de la palabra mis fascinaciones, abismos, asombros y obsesiones. Asomarse a ese ‘espejo de mareas’ es adentrarse en el mundo íntimo de un ser humano que ha querido abrir una ventana al lector”.