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4 de octubre 2011- Se trata de Paul Krugman, docente y columnista del New York Times. Fue galardonado por su análisis de los patrones del comercio y la ubicación de la actividad económica.

El estadounidense Paul Krugman, hijo de una familia judía de Long Island (Nueva York), fue distinguido con el premio Nobel de Economía por su análisis de los patrones del comercio y la ubicación de la actividad económica.

Krugman, un docente de 55 años, trascendió al pronosticar desde hace años sobre la actual crisis financiera que afecta a los mercados bursátiles de todo el mundo.

De acuerdo a lo que destaca el portal de noticias Ynet, entre otros medios de Israel que tomaron la noticia, Krugman también trascendió por las columnas que publicó en el New York Times sobre las falencias del gobierno de George Bush.

No obstante, la Academia sueca dijo oficialmente que premió sus trabajos de análisis sobre comercio y globalización.

Nacido el 28 de febrero de 1953 en Long Island (Nueva York) en una familia judía, Krugman se graduó en el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT).

En la actualidad, enseña economía en las universidades de Yale y Stanford, la London School of Economis y sobre todo Princeton (Nueva Jersey), donde trabaja en la docencia desde 2000.

Según destacó la prensa internacional, ya en el primer mandato del presidente Bush, Krugman fustigó desde su óptima liberal y Keynesiana -la escuela económica que cree en el poder de control del Estado en épocas de crisis- a la administración republicana.

Incluso, en 2003 publicó el libro “The Great Unravelling” (El gran engaño), un ataque frontal contra la gestión de Bush que se convierte en best seller.

Su principal argumento es que el déficit acumulado por la Casa Blanca mediante el recorte de impuestos y el aumento del gasto público, sobre todo a causa de la guerra en Irak, eran insostenibles y llevaban a una crisis mayor.

En 1993, el presidente demócrata Bill Clinton propuso su nombre para un puesto importante en la administración, pero según la revista Newsweek rechazó la propuesta.

“Mi temperamento me indispone para ese tipo de funciones”, se disculpó el economista.

Respecto de esta distinción, Krugman afirmó que “es muy gratificante”, y confesó que al enterarse de la atribución del Nobel, “el shock fue tan grande que todavía no logro darme cuenta”.