ENRIQUE RIVERA

La voz humana tiene la virtud de cambiar el ánimo y elevar la espiritualidad de las personas. Cuando es combinada con música, sentimiento y emoción, toca fibras muy finas y profundas de la persona.

Es ahí cuando podemos comenzar a hablar de Shir la Neshama, la conjugación de voz, música, sentimiento, tradición y sentimiento, tanto de los jazanim que se expresan por ese medio, como de los escuchas quienes esperamos la ayuda de ese llamado a elevarnos espiritualmente y llegar lo mejor preparado (si existe algo como tal) a el día más sagrado del judaísmo: Yom Kippur.

Se dice que el valor numérico del “maligno” es de 364, lo que quiere decir que durante igual número de días al año tiene cierto poder sobre el ser humano; sin embargo, hay un día en que ese poder mengua- y es precisamente durante Yom Kippur.
En días pasados Ramat Shalom fue la sede de este evento, que ya se ha convertido en una tradición. Los Jazanim de la Kehilá Ashkenazi se reúnen en algunos de los templos, hasta donde acuden quienes desean abrir más sus corazones ante la llegada de Yom Kippur, El Día del Perdón.

Como lo definió muy acertadamente el Rab Shai, de Ramat Shalom, este evento tiene tres aspectos muy importantes: “El primero, es de orden espiritual, el segundo de índole religioso y el tercero tiene un componente social: la gente se reúne y comparte estos momentos”.

En esta ocasión junto a Jazanim de la talla de Kempe, Mendelson y otros, hizo su aparición un joven de 13 años, Roy a quien, en entrevista exclusiva parta enlacejudio.com nos comentó lo que significa para él cantar: “Me gusta cantar, expresar con ello lo que siento. Sin embargo, cuando lo hago en el Shul, como aquí en Ramat Shalom, siento que lo hago para D-os -y entonces lo doy todo”.

D-os quiera que podamos aprender de este niño, y que en este Yom Kippur, pero sobre todo a lo largo de la vida, podamos darlo todo.

¡Jatimá Tova!