PERENGANA

 

Imaginen lo que esta caja de emociones representa. No puedo existir sin su cercanía, sin sus caricias, susurros, su energía que me ayuda en el diario transcurrir. Así imagino la vida, llena de sensaciones, no podría ser de otra forma. 
Ayer me despedí de una amiga que inicia un viaje para encontrarse, pero la vida se mantiene en una eterna búsqueda, lo importante es encontrar el sentido, le dije en una pequeña carta de despedida que hasta el último segundo, el pensamiento debe estar dirigido a la esperanza.
Estar en movimiento constante, tener la fortaleza suficiente para los cambios, continuar erguidos a pesar de todo lo que acontece, de lo que se mueve, de lo que fluye, de lo que desaparece.
Regreso al campo de la realidad cotidiana, la que nos hace perder el mundo oculto que poseemos y así dar la mejor cara, guardando, escondiendo, protegiendo lo que nos hace parecer vulnerables ante los demás. Esta costumbre de no decir ni hacer lo que pensamos, atarnos al contrato que pretendemos pensar que nos mantiene y por el contrario nos merma cada vez más profundamente. 
Sólo uno mismo se debe a sí mismo en el abismo de la soledad, en la misión de mantenerse intacto y mostrar una fuerza que en segundos puede ser momentánea y fugaz.

Por eso le escribo a mi iPad, porque es lo único que contesta, lo único que otorga y concede, lo que purifica a merced de nuestros propios laberintos, de la incógnitas, de la pesadumbre y la molestia. El no poder encontrar los verdaderos motivos en el camino oscuro del silencio o cuando nuestros pensamientos dialogan, atormentan, nos poseen, en la desnudez de las tinieblas.
Las melodías almacenadas con imágenes que perduran en ese memoria de amplitud moderada, de sosiego que transmiten los transmisores cerebrados conectados a unos diminutos cordones que soslayan frustraciones, errores de tiempo, cronología cotidiana de una rutina verosímil. Máquinas de palabras, archivos nube y contundencia ciberespacial en donde se confunden algunos circuitos, pero, qué digo, qué es lo que verdaderamente digo.