El próximo 8 de noviembre se espera que la Organización Internacional de la Energía Atómica (OIEA) presente un nuevo informe sobre el programa nuclear de Irán. Lejos del silencio, actores clave en la arena internacional se manifiestan sobre lo imperioso de frenar el plan de la República Islámica

JANA BERIS/LARAZÓN.ES

4 Noviembre 11 – Ephraim Asculai, investigador en el Instituto Nacional de Estudios Estratégicos de la Universidad de Tel Aviv, estimó ayer a LA RAZÓN que el informe «no acusará a Irán directamente de desarrollar armas nucleares, pero probablemente utilice una terminología que permita a Obama decir que tiene las pruebas necesarias».

El experto nuclear israelí, que no descarta que se publique hoy el informe como en ocasiones anteriores, comenta que «la OIEA tiene claro hace ya tiempo que Irán no quiere sólo electricidad, como alegan sus autoridades». Asculai recuerda que en el informe del 2 de septiembre el organismo internacional dependiente de la ONU señaló «explícitamente de elementos militares en el plan nuclear iraní». En Israel se ha generado un amplio debate público sobre la eventualidad y necesidad de atacar a Irán.

Desde Cannes, el presidente de EE UU, Barack Obama, aseguró acompañado de Nicolas Sarkozy, que se han intensificado las presiones (ayer se presentó una resolución en el Congreso norteamericano) ante la «amenaza que supone su plan nuclear».

El periódico «The Guardian» publicó ayer que la Defensa británica participa en los preparativos de una ofensiva contra las instalaciones atómicas que estaría encabezada por Estados Unidos. En este contexto, el jefe del Ejército británico, David Richards, visitó hace unos días Israel y ayer estaba en Londres el ministro de Defensa israelí, Ehud Barak.

En Israel, quien fuera hasta hace varios meses el jefe del Mossad (el servicio de Inteligencia exterior), Meir Dagan, declaró que «el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y el ministro de Defensa han hablado de un ataque a Irán», que a su criterio sería un craso error.

Pero también los propios protagonistas dan a entender que algo está pasando. El lunes, Netanyahu declaró en la apertura del nuevo período de sesiones de la «Kneset» (Parlamento) que «Irán continúa en sus esfuerzos por armarse con poder nuclear». Un día después, fue Barak quien se refirió al tema. «Nos hallamos en un punto clave. Pueden crearse situaciones en las que tengamos que proteger nuestros intereses por nosotros mismos».

A esto se agregan hechos concretos en el terreno. En primer término, el lanzamiento experimental por parte de Israel, esta semana, de un misil balístico, que, según fuentes extranjeras, es capaz de llegar hasta Teherán y de portar cabezal no convencional. El Ministerio de Defensa no confirma ninguno de estos datos, pero sí informó del lanzamiento y publicó una foto. No sería descabellado estimar que con ello, mostraba interés en que alguien, esto es Irán, tenga claro cuáles son sus capacidades.

Por otra parte, por más que el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, aclaró ayer que la Alianza «no tiene ninguna intención» de intervenir militarmente en Irán, es relevante saber que Israel acaba de realizar maniobras conjuntas con dicha organización y con el Ejército de Italia. La Fuerza Aérea se entrenó en misiones a largas distancias y carga de combustible en el aire, entre otros puntos. Es la primera vez que Israel se entrena en operativos aéreos de largo alcance.