JOSÉ KAMINER TAUBER

Dedico este artículo a todos los que perecieron o sufrieron en el Holocausto nazi

El 11 de abril de 2011 se cumplieron cincuenta años del inicio del juicio en Israel contra uno de los criminales más buscados de la Segunda Guerra Mundial, su nombre era Adolf Eichmann.

“He visto a ese cerdo miserable, Adolf Eichmann. Vive en las cercanías de Buenos Aires y trabaja en la central de abastecimiento de aguas”. Esta carta que recibió de un amigo Simón Wiesenthal, el gran cazador de nazis en el mundo, fue el principio del fin para uno de los jerarcas nazis más buscados.

En 1954,Wiesenthal consigue localizar e identificar positivamente en Buenos Aires al destacado criminal nazi e informó de ello al Centro de Investigación del Holocausto Yad Vashem en Israel.

Informado, a su vez, el Primer Ministro del Estado de Israel, David Ben Gurión, de la localización del mayor asesino de judíos que dio la II Guerra Mundial, ordena a Isser Harel, jefe del servicio de espionaje exterior, MOSSAD, para que empezase los preparativos necesarios para la operación que había de «traer a cualquier precio», según sus propias palabras, a Adolf Eichman a Israel para ser juzgado por los horrendos crímenes cometidos contra el pueblo judío.

La identificación positiva y segura de “Ricardo Klement / Adolf Eichman” es realizada por una serie de fotografías comparativas tomadas cautelosamente, en que se lo reconoce por su forma de la oreja izquierda (las fotografías de Eichmann en su período nazi eran casi todas del lado izquierdo) y se prepara un plan para capturarlo y llevarlo a Israel, encargo hecho por el primer ministro David Ben Gurión con la información recibida a través de Simón Wiesenthal.

La aventurada operación resultó rica en anécdotas y episodios fascinantes como: el flechazo en Buenos Aires del primogénito del nazi con la hija de un sobreviviente de la Shoah (holocausto) ciego llamado Lothar Hermann, un hombre judío que estuvo detenido en el campo de concentración de Dachau dos años y que logró huir a Argentina, fue clave para el facilitar el operativo de traslado de Eichmann hacia Israel.

En Buenos Aires, su hija Sylvia se hizo amiga del hijo mayor de Eichmann y le llamaban la atención sus comentarios antisemitas.

Con las primeras tareas de inteligencia, desde el año de 1957; empieza la selección de los veinte agentes que participarán en la operación, se tomó la decisión oficial de evitar el fracaso ya que un año antes, cuando fue el pedido de extradición de Josef Mengele por parte de Alemania Federal el asunto terminó en la negación porque Argentina respondió que las acusaciones contra el sádico médico experimentador de Auschwitz que eran de naturaleza política y que ya habían prescripto.

La captura

El día elegido fue el 11 de mayo de 1960. Esa noche, Eichmann regresaba como todos los días, de la fábrica de Mercedes Benz en González Catán. Se bajó del autobús y comenzó a caminar los pocos metros que lo separaban de su casa, ubicada en la calle Garibaldi, en San Fernando.

El camión arrancó, el hombre quedó solo cuando escuchó que alguien le decía, con un inconfundible acento alemán y desde corta distancia: “Un momentito, señor”. El nazi lo miró desconcertado y no se resistió a la fuerza de su captor –el agente Meter Malkin-, que se había comprado guantes de cuero para evitar tocarlo y lo subió a uno de los dos automóviles que lo esperaban para trasladarlo al lugar en el que permaneció cautivo.

“Yo no iba a taparle la boca con mis manos a quien dio la orden para asesinar a mi hermana, a sus hijos, a tanta gente”, dijo Malkin en el año 2000.

Eichmann debió permanecer diez días en cautiverio, mientras se hacían los planes para sacarlo clandestinamente de la Argentina.

Entre cigarrillos y botellas de vino kosher lo convencieron de que escribiera y firmara una carta en la que asumía su identidad y aceptaba “voluntariamente” ser trasladado a Israel para someterse a la Justicia.

Lo mantuvieron encadenado a una cama nueve días, hasta que la noche del 20 de mayo, drogado y disfrazado, lo llevaron al aeropuerto de Ezeiza (se encuentra en el área metropolitana de Buenos Aires). Entre empujones lo llevaban como a un mecánico borracho a quien debían sostener para que no se desplomase, lo cargaron al avión de la línea israelí El-Al que Jerusalén había fletado a Buenos Aires dos días antes con la excusa de participar de los festejos del 150° aniversario de la Revolución de Mayo. Dos días después, el premier israelí Ben Gurión anunció al parlamento que el “arquitecto del Holocausto” había sido capturado por “un grupo de voluntarios judíos, algunos israelíes”, y que iba a ser juzgado en Jerusalén.

El juicio

Los cargos contra Eichmann fueron numerosos. Después de la conferencia de Wannsee (enero de 1942 se reunieron oficiales superiores nazis para planificar la Solución final – la exterminación de los Judíos de Europa), a raíz de las decisiones tomadas Eichmann coordinó las deportaciones de los judíos de Alemania y de otras partes de Europa occidental, meridional y norteña, a los campos de exterminación (a través de sus representantes Alois Brunner, Theodor Dannecker, Rolf Guenther, Dieter Wisliceny y de otros de la Gestapo). Eichmann planeó la deportación detalladamente. Trabajando con otras agencias alemanas, determinó cual sería la deportación apropiada de los judíos y se aseguró que su oficina se beneficiara de los activos confiscados.

También coordinó la deportación de diez mil gitanos (Romaní/Sinti).

Eichmann también fue acusado por ser miembro de organizaciones criminales – Tropas de Asalto (SA), Servicio de Seguridad (SD), y la Gestapo – las cuales ya habían sido declaradas organizaciones criminales en el ensayo de Núremberg en 1946. Como jefe de la sección de la Gestapo para asuntos judíos, Eichmann coordinó con el jefe principal de la Gestapo, Heinrich Mueller, un plan para expulsar a los judíos de Alemania a Polonia, lo cual fijó el patrón para las deportaciones futuras.

Por esos y otros cargos más, Eichmann fue encontrado culpable y condenado a muerte. El 1 de junio de 1962 Eichmann fue ahorcado. Su cuerpo fue cremado y las cenizas fueron esparcidas en el mar, más allá de las aguas territoriales de Israel. La ejecución de Adolf Eichmann ha sido la única vez que Israel ha decretado una sentencia de muerte.
El tiempo ha pasado, el Mossad sólo reconoció que sus agentes fueron los verdaderos autores del secuestro de Eichmann en febrero de 2005.