ÁNGEL TAFALIA/REVISTAATENEA.ES

18 de noviembre 2011- Voy a atreverme a formular una predicción: antes de que acabe el año, Turquía respaldada por EEUU intervendrá militarmente en Siria.Intentar convencer al lector de la probabilidad de que ocurra lo anterior es el objeto de estas líneas.

Para ello partiré de los razonamientos expresados en Mayo y Noviembre en esta misma página (Siria la hora de Obama I y Siria, la hora de Obama II ), particularmente del último, donde aventuraba la posibilidad de que Turquía desempeñara análogo papel al de la OTAN en Libia.

Imagino que en la mente de las personas que tienen que decidir sobre cómo actuar ante la grave situación en Siria pesará el paralelismo con el antecedente libio, encuadrado todo ello dentro del decisivo fenómeno de la Primavera árabe. La motivación humanitaria, la famosa Responsabilidad de Proteger o R2P en gráfica sinéresis anglosajona, hace tiempo que ha superado los niveles de Libia debido a la feroz represión del Presidente Asad, que no duda en emplear el ejército, incluso sus medios pesados, contra la población. No insistiré sobre ello porque supongo al lector informado por la continua cobertura mediática de estos crímenes. Pasemos pues al razonamiento estratégico que siempre acompaña a la R2P.

Todas las recientes informaciones sobre Irán de estas últimas semanas están a mi juicio sobreactuadas. Las filtraciones sobre posibles ataques ¿por sorpresa? israelíes, norteamericanos o británicos contra las instalaciones nucleares iraníes son poco creíbles. Nadie que planee un ataque de estas características lo proclama previamente a los cuatro vientos. Menos que nadie, los israelíes.

Por otro lado la fanfarria que ha acompañado al convenientemente sincronizado informe de la Agencia Internacional de Energía Atómica (IAEA sobre las intenciones del Gobierno de Ahmadineyad de dotarse con armamento nuclear no se corresponde con la noticia, que es sobrada y tristemente conocida desde hace años.

Mi interpretación de los dos extremos anteriores es que estamos ante una ofensiva psicológica para tratar de paralizar al Gobierno iraní desviando su atención ante el planeado ataque que no es contra su territorio, sino contra sus intereses en Levante, es decir una intervención en Siria con probables repercusiones en Líbano. Se intenta distraer la atención estratégica iraní sobre el objetivo real de EEUU.

Las condenas al régimen de Asad que están emanando tanto de la Liga Árabe como de destacados líderes como el Sr. Erdogan o el rey Abdullah de Jordania son análogas a las que precedieron a la intervención en Libia. Solo parece faltar en este aspecto de la legitimación R2P, la correspondiente Resolución del Consejo de Seguridad, y para lograr vencer este último obstáculo solo habría que convencer a Rusia, pues parece ser que China muestra ya signos de flexibilidad. A persuadirlos posiblemente esté volcada en este momento la diplomacia norteamericana.

Aunque la administración Obama siga en Siria el mismo procedimiento de dirigir desde la retaguardia que tan buenos resultados le dio en Libia, creo que en este caso no podrá contar con los europeos. Francia tiene un numeroso contingente en UNIFIL -en el Líbano- con un armamento que hace difícil reaccionar ante un ataque de entidad -previsible- de Hizbulá. Esto es probable que suceda caso de intervenir directamente Francia en Siria. Intervenir el Reino Unido sin Francia, también lo veo difícil. Y la OTAN sin Francia ni el RU, improbable.

Turquía está especialmente motivada para actuar en este foco de inestabilidad en sus fronteras si es que quiere continuar con su carrera por la supremacía -el califato suní- del mundo islámico. Su legitimidad para ello, después de las recientes declaraciones de la Liga Árabe y de la hipotética Resolución a obtener de Naciones Unidas, se ha venido reforzando en estos últimos tiempos con la súbita tirantez con Israel, que tiene probablemente una motivación estratégica más profunda que la que pueda surgir de los incidentes con la flotilla “humanitaria” a Gaza.

Si le sale bien a Turquía su intervención en Siria, habría debilitado sustancialmente al aspirante chiíta/persa al califato y aumentado notablemente su prestigio en el mundo árabe, señalando el islamismo moderado-democrático como la vía a seguir por la Primavera árabe. Eso además de cohesionar a su ejército posiblemente desmoralizado por las ultimas purgas internas.

La estabilidad del gobierno de coalición libanés ante una intervención turca/ árabe con apoyo norteamericano en Siria, peligraría. Puede que se necesite cierto tiempo -un mes estimo- para que los componentes cristianos y suníes de dicho gobierno asimilen la nueva situación de condena árabe al régimen de Asad.

Este plazo, superpuesto al necesario para convencer a Rusia en el Consejo de Seguridad, es el que me lleva a predecir el retraso de mes y medio para intervenir, pese a lo angustioso de la situación humanitaria en Siria.

Por cierto que no solo Francia tiene efectivos de entidad en el Líbano. Ojo a las responsabilidades nacionales si se cumple algo de lo expuesto.

*Ángel Tafalla es Almirante.
Ex Segundo Jefe del Estado Mayor de la Armada y
del Mando Marítimo OTAN de Europa Sur