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Israel reabrió hoy la rampa de acceso a la Explanada de las Mezquitas, 48 horas después de haberla cerrado por considerar las autoridades municipales que suponía un riego para los usuarios, esencialmente turistas.

La rampa, por la que se accede al tercer lugar más sagrado para el Islam, la mezquita de Al Aksa, fue construida en madera hace unos años y, según los ingenieros del Ayuntamiento, no es lo suficiente segura.

La edición electrónica del diario Yediot Aharonot informó de que la reapertura fue ordenada por el Gobierno del primer ministro Benjamín Netanyahu, a pesar de la oposición del ingeniero de la ciudad.

“El Gobierno de Israel ha demostrado una gran negligencia a la hora de resolver esta peligrosa e inestable (estructura) en el corazón de la Plaza del Muro de las Lamentaciones”, se afirma en un comunicado del Ayuntamiento que denuncia la actitud del Ejecutivo.

La rampa fue levantada hace unos años como solución temporal -después de que un terremoto agrietara la de piedra que había anteriormente- hasta la construcción de un acceso permanente.

El movimiento islamista Hamás, que gobierna en la franja de Gaza, acusó el lunes a Israel de haber ido “demasiado lejos” y tildó su cierre de “provocación a los sentimientos de millones de musulmanes”.

En la práctica, la rampa es únicamente usada por turistas extranjeros e israelíes, así como por las fuerzas de seguridad en caso de disturbios.
Alrededor de la Explanada hay una decena de accesos para los feligreses musulmanes que siguen abiertos.

El alcalde de Jerusalén, Nir Barkat, que aboga por derruir la rampa y construir una permanente, ordenó el desplazamiento de un vehículo de bomberos para cualquier contingencia y criticó la decisión del Gobierno por sentar un peligroso precedente.

“Con la actual gestión del Gobierno el puente no será construido en un futuro próximo y el ‘status quo’ que había en la Plaza del Muro de las Lamentaciones se ha alterado”, dijo el alcalde.

La derecha nacionalista israelí teme que Netanyahu se haya dejado presionar por las amenazas de disturbios en el mundo árabe y musulmán, y que en el futuro la soberanía israelí en esa parte de la ciudad se vea afectada en decisiones similares.

La Explanada de las Mezquitas y el Muro de las Lamentaciones están en territorio que Israel ocupó en 1967, pero la sensibilidad alrededor de la construcción de una nueva rampa está más relacionada con su proximidad a la mezquita de Al Aksa.

El Wakf Islámico, organismo encargado de custodiar los bienes del Islam en la zona, acusó a Israel de poner en peligro los cimientos del santuario.

Para evitar problemas hace dos meses una delegación oficial israelí viajó a Ammán y alcanzó con los representantes de Jordania, y en consultas con la UNESCO, un acuerdo detallado para la instalación de un puente temporal.

Pero el rey jordano Abdala II cambió de opinión en el último momento, cuando la maquinaria pesada estaba ya preparada para transportar un nuevo puente metálico a la zona.

La nueva decisión del Gobierno de Netanyahu, tras asesorarse con expertos del instituto tecnológico Tejnion, es que se aplique a la madera un material especial resistente al fuego y que se refuercen los cimientos.