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La familia de Osama Bin Laden, el jefe del grupo terrorista Al Qaeda muerto en Pakistán en una operación secreta de EE.UU., tenía sangre judía. Así lo ha confesado su nuera Zena en una entrevista concedida a La Vanguardia en Doha (Qatar). “Mi abuelo, el padre de mi madre –dijo– era judío, llegó a Gran Bretaña a principios del siglo XX y yo me críe en un colegio judío en la zona de Manchester”.

Zena se casó en septiembre del 2006 con Omar, el cuarto hijo de Osama Bin Laden. Omar, por deseo expreso de su padre, debía ser su sucesor y, con este fin, fue educado y preparado.

Zena, que conserva la nacionalidad británica, se convirtió al islam. Aunque aparenta muchos menos, hoy tiene 56 años, 25 más que su esposo. La diferencia de edad la aprovecha Omar para decir que también el profeta Mahoma se casó con una mujer mayor.

El propósito de la entrevista, según afirmó Zena Bin Laden, era enviar un mensaje de paz al mundo y especialmente a los jóvenes. “Tengo siete nietas en Gran Bretaña y quiero que vivan en un mundo mejor”, nos dijo.

La familia de Omar Bin Laden, incluida su madre Nawja, de 50 años, vive en una urbanización de Doha, protegida por las fuerzas de seguridad qataríes.

El emir ha decidido ayudar a la familia Bin Laden y recientemente ha rescatado a algunos hijos que estaban detenidos en Irán. El grueso del clan Bin Laden vive en Yida (Arabia Saudí). El origen de la familia es yemení, pero con profundas raíces en Arabia Saudí.

Zena Bin Laden, a quien hemos encontrado varias veces a lo largo del 2011, disfruta del interés que su apellido despierta, pero mide cada uno de sus pasos, para no enfrentarse a su marido y a su familia.

Es curioso que la nuera de quien fue el terrorista más buscado del mundo después del 11-S tenga raíces judías.

Sí, aunque soy musulmana, tengo raíces judías. Mi abuelo se llamaba Albert Jacobs y es posible que antes fuese Yakubovitz. Se casó con una cristiana británica y tuvieron dos hijas. Mi tía decidió que no quería ser judía y rechazó casarse con un novio judío, porque temía a los nazis. Ella cambió su apellido a Jackson. En el fondo eso no cambió nada, ya que ellos siguieron siendo las mismas personas… Cuando mi madre tenía 14 años conoció a un musulmán de 16 que había emigrado de Oriente Medio. Cuatro años después se casaron y nací yo. Íbamos a la sinagoga. Pertenecíamos a un movimiento juvenil judío y muchos de mis mejores compañeros de infancia eran judíos. Más de la mitad de la gente con la que crecí lo era. Mi hermana incluso estuvo en Israel un tiempo. El colegio judío en el que estudiamos toda la vida estaba en Presswitch, Manchester. A veces íbamos también a la iglesia y a la mezquita y hasta conocimos a gente de Hare Krishna. Me casé dos veces, tuve tres hijos y me divorcié.

¿Y cómo conoció al hijo de Osama Bin Laden?

Nos conocimos en El Cairo, mientras montábamos a caballo junto a las pirámides. Yo tenía caballos árabes en Egipto. He montado toda mi vida, casi desde que nací, y sigo haciéndolo. Yo conocía a algunos de los familiares de Omar y estos nos presentaron. Nos enamoramos y nos casamos. Hasta hoy participo en competiciones de caballos. Aquí en Qatar también tenemos caballos. En Doha participo también en carreras de coches.

¿Era consciente Osama Bin Laden de que la mujer de su hijo preferido, Omar, tiene una madre medio judía?

Yo creo que sí, que él era consciente de que Jane (mi nombre anterior) o Zena es judía. Su problema era, sobre todo, con el hecho de que yo hable abiertamente y diga lo que pienso. Porque yo siempre me he expresado abiertamente. Por ejemplo, a favor de los derechos de la mujer, de los derechos humanos e incluso de los derechos de los animales. Él sabía que yo estaba dispuesta a luchar por mis principios.

Omar Bin Laden, su marido, que fue educado para liderar Al Qaeda, ¿Cómo reaccionó?

Me preguntó: ¿Eres judía? Le dije que sí. De hecho, mi madre es medio judía y yo hoy en día soy musulmana practicante. Las civilizaciones, musulmana, judía y cristiana tienen que aprender a vivir unas junto a otras. Yo no puedo unirlas, pero con mis palabras puedo influenciar a la gente en ese sentido. Yo pienso que al final, algún día en el futuro, habrá paz. Todos tenemos nuestro origen en Oriente Medio. Tardará un poco, pero hay que educar para la paz, para debilitar a todos los fanáticos a los que han lavado el cerebro. Para que sus hijos sean diferentes de esos radicales. Yo personalmente creo que lo que más tengo de judía es que nunca me callo y siempre digo lo que me parece justo. Además, tenemos negocios de construcción en Qatar y me considero una buena empresaria.

¿Qué sentía cada vez que se enteraba de un nuevo atentado terrorista de su suegro?

Quedaba muy decepcionada y triste. La vida es lo más importante y nadie tiene el derecho de asesinar a seres inocentes. Ya pensaba lo mismo en Gran Bretaña cuando el IRA llevaba a cabo atentados sangrientos.

¿Cómo se enteraron de la operación norteamericana que logró asesinar a Osama Bin Laden el pasado mes de mayo?

Estábamos en casa, en Doha, viendo la televisión, y de repente se interrumpió la emisión y dieron la noticia. Omar no estaba de acuerdo con su padre y abandonó su escondite antes de los atentados del 11-S. Aun así, fue un momento muy duro para él, porque era su padre y le respetaba. Le dolió especialmente el que tiraran al mar el cadáver, como si se tratara de un animal. Omar quiere creer que el cuerpo está enterrado en algún lugar secreto en Estados Unidos pero ellos dicen que descansa en el fondo del océano Índico para que sus seguidores no busquen su tumba.

¿Y no teme que esos radicales le ataquen a usted ahora que saben su pasado hebreo?

Yo no lo escondo. No tengo motivo para avergonzarme. ¿De qué me pueden acusar? De que mi abuelo y mis antepasados eran judíos? No creo que eso sea motivo para atacarme. Todo empieza y acaba con la educación. El mundo árabe está cambiando, se está abriendo al mundo. En Israel hay judíos y musulmanes que viven unos junto a otros, a pesar de los problemas que tienen. Hay lugar para todos. Cuando yo era joven, pensé en ir a Israel, a un kibutz, pero luego me dije que las condiciones de vida eran demasiado espartanas para mí. Ahora, tanto a Omar como a mí nos gustaría ir a Israel si nos invitaran. Los Bin Laden deben hablar de paz en todo el mundo.