STAFF/REFORMA

25 diciembre 2011- Si por algo se caracterizó el 2011 fue por ser el año de las revoluciones y de la efervescencia social. Por un lado, la llamada “Primavera Árabe” hizo tambalear los regímenes del Medio Oriente y del Norte de África y ha tirado cuatro dictaduras. Por otro lado, jóvenes “indignados”, en España y Estados Unidos principalmente, han sido los protagonistas de una protesta en la que exigen una verdadera representatividad política y manifiestan su oposición a la desigualdad social. Estos han sido los principales movimientos que, junto con las revueltas estudiantiles en Sudamérica, han marcado la efervescencia social de este año.

A casi un año de la “Primavera Árabe”: ¿qué dejó esta revuelta? En países como Arabia Saudí o Marruecos, las protestas han conseguido aplacarse con una serie de reformas que inciden en el bienestar social, en el primer caso, o fortalecer instituciones representativas como el Parlamento o la figura del Primer Ministro, en el segundo.

Pero hasta este momento, si hay un vencedor de esta ola de revueltas, éste no es la población civil, cuyos beneficios o pérdidas sólo podrán ser analizados más a largo plazo, sino los partidos islamistas que, tras años de estar proscritos en los regímenes autocráticos norafricanos, hoy se están colocando en la primera fila de la escena política en la región.

Los indignados, inspirados por la obra ¡Indígnate! del ex diplomático y resistente francés Stéphane Hessel, mantienen a la fecha, en diversas ciudades, protestas contra la precariedad laboral, la falta de representatividad política, la desigualdad social y las severísimas medidas de austeridad, que bajo una también voraz crisis económica, amenazan el Estado del bienestar.

Otro fenómeno evidenciado por esta indignación ciudadana es la importancia de las redes sociales. Sitios como Facebook o Twitter han servido no sólo como instrumentos para convocar eventos y llamar masivamente a los asistentes a las protestas, sino también para extender el movimiento a otras ciudades, compartir información, documentos, videos, reflexiones, y dotarlo así de cierta organización, estructura y contenido.

Túnez

La revolución tunecina marcó el inicio de la llamada “Primavera Árabe”. Se inició el 17 de diciembre de 2010 cuando el joven Mohamed Bouazizi se inmoló en protesta por el desempleo y la falta de oportunidades para los jóvenes universitarios. El hecho desencadenó una reacción en masa de los tunecinos, que salieron a mostrar su descontento por la carestía, las malas condiciones de vida y la corrupción política. La presión popular fue tan fuerte que el 14 de enero el dictador Zine El Abidine Ben Alí, en el poder desde 1987, huyó del país a Arabia Saudí. Condenado en rebeldía, Ben Alí, los procesos contra Ben Ali suman más de 60 años por cargos como la malversación de fondos y corrupción. El 23 de octubre se celebraron en este país las primeras elecciones democráticas de la primavera árabe, de las cuales salieron como vencedores los islamistas de Ennadha. La nueva Asamblea Constituyente ya inició sus reuniones para elaborar una nueva Constitución.

Argelia

En un sentido similar a lo ocurrido en Túnez, los argelinos salen a las calles a protestar contra las malas condiciones de vida, la inflación, la falta de libertades básicas y la corrupción en la clase política. En el caso de Argelia, las manifestaciones tuvieron un impacto mucho menor que en otros países norafricanos y se fueron apagando poco a poco. Su principal consecuencia fue el levantamiento del estado de emergencia vigente desde hacía 19 años.

Egipto

Inspirados en los movimientos de Túnez y Argelia, los egipcios comenzaron a salir a las calles a partir del 29 de enero para exigir el fin de los casi 30 años de Gobierno de Hosni Mubarak, quien debido a la enorme presión popular se vio obligado a dimitir el 11 de febrero. La plaza Tahrir, símbolo de la protesta egipcia en El Cairo, volvió a acoger manifestaciones en noviembre contra el poder del Gobierno militar que dirige el país desde la caída de Mubarak, el 11 de febrero. Estas últimas protestas obligaron a adelantar las elecciones presidenciales a junio de 2012, aunque estaban programadas para diciembre. Por otro lado, las primeras elecciones legislativas desde la caída del régimen de Mubarak iniciaron el 28 de noviembre y tendrán lugar durante cuatro meses. El futuro Parlamento tendrá seis meses para redactar una nueva Constitución.

Libia

El 15 de febrero las protestas llegaron a Libia, bajo la demanda de derrocar el régimen del coronel Muammar Gaddafi, que se había extendido por más de 42 años. El conflicto, que desembocó en una guerra civil, tomó un matiz internacional cuando a mediados de marzo la OTAN comenzó una operación aérea sobre el territorio libio. Tras meses de parálisis, la situación dio un giro definitivo cuando el 21 de agosto los rebeldes entraron en Trípoli y pusieron fin al régimen de Gaddafi, quien murió el 20 de octubre tras ser capturado en su ciudad natal, Sirte. El Consejo Nacional de Transición, órgano político de los rebeldes en el poder desde la caída del coronel, deben ahora organizar el proceso que lleve a Libia por cauces democráticos.

Siria

La ola revolucionaria llegó a Siria el 15 de marzo. En diversas ciudades, manifestantes salieron a las calles pidiendo cambios políticos y el fin del régimen de Bashar al Assad. No obstante, las protestas fueron brutalmente reprimidas. Según la ONU, desde el inicio del movimiento más de 3 mil personas han muerto debido a la represión del régimen, que acusa a bandas terroristas armadas de estar en el origen de los disturbios y de la muerte de soldados. Mientras la presión internacional crece sobre Assad, con sanciones comerciales de la Unión Europea y Estados Unidos, el Presidente sirio se ha limitado a anunciar la formación de un comité que elaborará un proyecto de nueva Constitución.

Bahréin

El movimiento de protesta que se inició el 14 de febrero reavivó diferencias histórico-religiosas entre chiitas (70 por ciento de la población) y sunitas (la minoría, pero en el poder desde hace 200 años). Los manifestantes exigieron el fin de la discriminación de los chiitas, una monarquía constitucional y un primer ministro electo. Las exigencias escalaron hasta la demanda de la caída de la familia real. Sin embargo, este movimiento de protesta fue aplacado por las fuerzas militares de los vecinos del Golfo Pérsico.

Yemen

También a mediados de febrero las protestas llegaron a Yemen, para exigir la salida del poder del Presidente Abdulá Saleh. El movimiento escaló a conflicto cuando fuerzas tribales comenzaron a enfrentarse al Ejército. Durante un ataque al palacio presidencial, Saleh fue herido y trasladado a Arabia Saudí, donde permaneció más de tres meses. A su regreso, Saleh dijo que estaba comprometido a entregar el poder a través de elecciones, promesa que finalmente cumplió, el 23 de noviembre, tras semanas de protestas, cuando firmó el acuerdo de traspaso de poder de forma pacífica a cambio de inmunidad para él y sus colaboradores.

Jordania

En Jordania se han producido algunas manifestaciones, aunque menos numerosas que en países vecinos. Los manifestantes protestaron por la carestía y la corrupción. Algunos exigieron el establecimiento de una monarquía constitucional, pero no llegaron a pedir la salida del Rey Abdalá II. Para aplacar el movimiento, el monarca nombró un nuevo primer ministro.

Arabia Saudí

El movimiento de protesta en Arabia fue pacífico y estuvo vinculado con la pobreza y exigir mayores libertades. Para evitar su crecimiento, el rey Abadalá anunció una serie de medidas sociales, como una prima del 15 por ciento para los trabajadores del sector público saudí. También aumentó el capital de un fondo de ayuda a la vivienda para responder a las demandas de créditos inmobiliarios.

Marruecos

En Marruecos también se produjeron manifestaciones en contra del Rey Mohamed VI, que se vio obligado a anunciar una serie de reformas, avaladas por los marroquíes en un referéndum. Según las reformas constitucionales el primer ministro y el Parlamento tendrán mayor autoridad.