RABBI NATAN SLIFKIN /RACIONALIST JUDAISM

Desde la antigüedad, las culturas han percibido importancia del número siete. En la antigüedad, se compiló una lista de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo. En el siglo XIX, se elaboraron otras listas sobre las Siete Maravillas de la Edad Media y las Siete Maravillas de la Mentalidad Medieval. Mohandas Gandhi elaboró a su vez una lista de las Siete Errores Garrafales del Mundo. Y la decepción reinó entre muchos partidarios de Israel esta semana, cuando el Mar Muerto no obtuvo los votos suficientes como para formar parte de la nueva lista de las Siete Maravillas del Mundo Natural.

Mientras tanto, el Ministerio de Turismo de Israel está organizando una votación sobre las Siete Maravillas de Israel. Pero me gustaría proponer una lista diferente: Las Siete Maravillas del Mundo Judío, donde el “mundo” no equivalga a un lugar geográfico, sino más bien al ámbito completo de la experiencia judía.

1.- El monoteísmo.

Hay una vieja cancioncilla de edad que dice: “Qué raro es Dios, eligió a los judíos”. Una de las muchas réplicas dice lo siguiente: “No es tan extraño, los judíos eligieron a Dios”. Sin embargo, lo que es muy notable y extraño es ¡la elección de Dios! Como el arqueólogo y egiptólogo Henri Frankfort, escribió: “El principio dominante del pensamiento hebreo es la absoluta trascendencia de Dios. Dios no está en la naturaleza. Ni la tierra ni el sol ni el cielo son divinos, e incluso los fenómenos naturales más potentes no son sino meros reflejos de la grandeza de Dios… se necesita un gran esfuerzo de imaginación para darse cuenta de la audacia de esa ruptura y de ese desprecio por la imaginería de la época, y ello en un contexto histórico tan particular, el de los hebreos”. Aparte de su papel en la conformación de la religión, el monoteísmo también sentó las bases para el surgimiento de la ciencia, como varios historiadores de la ciencia han señalado, al sentar la idea de que todos los fenómenos dispares siguen unas “leyes” fundamentales que fluyen del monoteísmo. Y los miles de millones de seguidores del cristianismo y del Islam adoptaron un monoteísmo iniciado por el pueblo judío.

2.- La Tierra de Israel.

La Tierra de Israel, la prometida a Abraham, es muy pequeña. No acoge ni las mayores cascadas ni las montañas más elevadas. Pero no es menos notable dentro del mundo natural. Geográficamente, la tierra de Israel está en la encrucijada de tres continentes: Europa, Asia y África. Dentro de su reducida dimensión, alberga una increíble diversidad de paisajes: laderas nevadas, playas tropicales, desiertos y bosques verdes. Como resultado de todo esto, la Tierra de Israel es el hogar de una variedad asombrosa de flora y fauna. Es el rango más austral de muchas especies del norte, la gama más occidental de las especies orientales, y la gama más septentrional de las especies del sur. Como dice el Midrash, Israel es el centro del mundo.

3.- La Torah.

Literalmente significa “enseñanza”, mientras que la palabra Torah se utiliza a menudo en el sentido estricto de referirse a los Cinco Libros de Moisés. Pero en su sentido más amplio, se refiere a toda la gama de enseñanzas judías. Este maravilloso cuerpo de crónicas literarias narra los esfuerzos de una nación a través de milenios para conectar con lo divino, para mejorar al individuo, para regular la sociedad y para ensanchar la mente. Textos sagrados, el Talmud, el Midrash, la filosofía, el misticismo, la ley, la ética, todo ello abarcando todos los gustos intelectuales y todos los aspectos de nuestras vidas.

4.- El calendario.

La maravilla del calendario judío no se limita a la forma en que se las arregla para sincronizar tres fenómenos naturales sin relación alguna: la rotación de la Tierra sobre su eje, la órbita de la Luna alrededor de la Tierra, y la órbita de la Tierra alrededor del Sol. El contenido mismo del calendario judío es mucho más rico que la broma que lo describe como consistiendo en un conjunto de dos tipos de eventos: “Ellos trataron de matarnos, ganamos, nos vamos a comer” y “Ellos tratan de matarnos, no logramos ganar, no nos vamos a comer”. Nosotros celebramos la salvación nacional y la libertad religiosa; observamos días de solemnidad, de arrepentimiento y de introspección; y que lloramos la pérdida de las personas y de aquellos elementos valiosos de nuestro patrimonio. Los más maravilloso de todo es el Shabbath, durante el cual, milagrosamente, seré capaz de resistirme a revisar mis e-mail durante un total de veinticuatro horas.

5.- La Supervivencia del Pueblo Judío.

El pueblo judío, que nunca ha sido muy numeroso, se han enfrentado al odio desde hace más de tres mil años. Hemos sido exiliados de nuestra casa y obligados a la servidumbre y al exilio entre naciones hostiles. Hemos sufrido persecuciones en cada uno de los numerosos países en los que hemos residido. Naciones con muchas menos amenazas existenciales ya han desaparecido, y sin embargo nosotros hemos sobrevivido. Mark Twain hizo su famosa pregunta: “Los egipcios, los babilonios, los persas, llenaron el planeta de sonido y esplendor, después… desaparecieron. Los griegos y los romanos les siguieron. El judío les vio a todos, todos ellos le golpearon, y ahora es lo que siempre fue, sin exhibir decadencia, ni los achaques propios de la edad, ni falta de fuerzas en sus partes… ¿Cuál es el secreto de su inmortalidad?”. Y volvimos de nuevo a nuestra patria después de dos mil años de exilio, un evento totalmente sin precedentes en la historia del mundo.

6.- El Estado de Israel.

Al igual que todos los ciudadanos de Israel, y sobre todo como cada oleh, podría despotricar sin fin sobre las deficiencias del Estado de Israel (aunque a diferencia de los ciudadanos de nuestros países vecinos, podría hacerlo sin temor de ser arrojado a una cárcel). Pero este sería un punto de vista mezquino que no tiene en cuenta los increíbles retos que ese Estado ha superado. A pesar de tener que absorber una enorme cantidad de inmigrantes en un corto espacio de tiempo, y de tener que dedicar una cantidad ridículamente elevada de sus recursos para la defensa nacional, Israel ha logrado crear una democracia vibrante, un oasis de prosperidad que ha producido asombrosos logros en todos los campos, a la vez que ha repelido con éxito los reiterados intentos de aniquilarlo.

7.- La Importancia Global.

Aunque en número sólo representa al 0,2% de la población mundial actual, y a pesar de que su número nunca ha sido mucho más elevado, el pueblo judío siempre ha tenido un impacto inexplicablemente grande en el mundo. La propagación del monoteísmo es el ejemplo más significativo, pero también ha realizado otras contribuciones desproporcionadas en todos los ámbitos del conocimiento y del esfuerzo. Mientras tanto, las Naciones Unidas contribuyen a esa apreciación mostrándose más obsesionadas con Israel que con ninguna otra nación, y ello para condenarla más que a todos los demás países juntos (¡!). En todo caso, somos demasiado importantes para nuestro propio bien.

Éstas son las Siete Maravillas del Mundo Judío tal como yo las veo, y creo que son mucho más maravillosas que las Siete Maravillas del Mundo Antiguo. Colossus, schmolossus.