LEÓN OPALÍN

Las revueltas de la primavera árabe han alentado a la población iraní a oponerse con mayor fuerza al régimen totalitario de Ahmadineyad, lo que unido a las fracturas en la cúpula del poder de esa nación (entre Ahmadineyad y los clérigos) ha atemorizado a Ahmadineyad quien ha reaccionado con un lenguaje violento y amenazante hacia el exterior y con más represión interna. Por lo demás, las sanciones que Occidente impuso a Irán a partir del 2006 para disuadirlo de su programa nuclear con fines militares han deteriorado a su economía.

Ante la posibilidad de que EUA y Europa adopten nuevas sanciones económicas contra Irán, básicamente para bloquear sus exportaciones de petróleo y gas y para detener la inversión foránea en su sector petroquímico, el gobierno de esa nación ha amenazado con cerrar el Estrecho de Ormuz, ruta de navegación entre el Golfo Pérsico y el Golfo de Omán (que está en aguas territoriales de Irán y Omán) por el cual transitan diariamente un promedio de trece buques cisterna que transportan más de 15 millones de barriles de crudo, 40.0% de tráfico petrolero mundial: Una acción de esta naturaleza causaría el caos en el suministro de crudo en el mundo provocando el encarecimiento del energético que terminaría por sumir a la economía global en una profunda recesión.

El cierre del Estrecho de Ormuz tendría un impacto notable en la propia economía de Irán; los ingresos petroleros son la principal fuente de divisas de ese país; sin embargo, ello no necesariamente frenaría a Ahmadineyad de embarcarse en una irracional aventura que podría derivar en una respuesta bélica de Occidente. En este ámbito, las amenazas de Ahmadineyad pueden provocar un ataque preventivo de EUA e Israel a Irán, que sería apoyado por otras naciones del Medio Oriente que se sienten amenazadas por los planes nucleares de Irán.

Por lo pronto, EUA se está asegurando de que varios países vecinos de Irán estén preparados para cooperar en un ataque contra esta última nación. Así, la Casa Blanca ya autorizó la venta de armas y material bélico a Irak con un valor de 11,000 millones de dólares, ello “pese a las preocupaciones de que el primer ministro iraquí, Nuri el Maliki, trata de crear un Estado dominado por un único partido chiita y de abandonar el gobierno de la actual alianza” (con EUA). Igualmente, EUA autorizó la exportación de 84 cazas F-15 a Arabia Saudita con valor de 29,400 millones de dólares “para incrementar su capacidad disuasoria y de defensa contra amenazas externas a su soberanía”.

Por otra parte, Irán resiente debilitamiento en su liderazgo en el Medio Oriente y que Turquía pretende arrebatárselo y por el menor apoyo de Siria, su principal aliado en la lucha terrorista en el mundo, en virtud de la “guerra civil” que se libra en ese país dominado por el régimen dictatorial del presidente Assad.

Irán no sólo experimenta rechazo de Occidente. China y Rusia principales defensores de Irán en la ONU (la primera por que necesita el petróleo de Irán y Rusia por que tiene fuertes lazos económicos con este último) empiezan a alejarse de esa nación; China ha reemplazado a Irán por Arabia Saudita como principal fuente de abastecimiento de crudo y Rusia cada vez más rivaliza con Irán por el dominio del Medio Oriente. Por otra parte, Gran Bretaña recientemente rompió relaciones financieras con Irán y Canadá planea prohibir casi el total de las transacciones financieras con el gobierno iraní.

En el entorno anti Irán, la Asamblea General de la ONU aprobó en noviembre pasado, con un número “record” de votos a favor, una resolución que condena la violación de los derechos humanos en Irán: El régimen teocrático de Ahmadineyad a través de la Ley Islámica (Saharia) se ha ensañado contra las minorías étnicas y religiosas que viven en esa nación, así como con las mujeres; en este sentido, resulta inverosímil que los tribunales inquisitorios de Irán estén en el presente discutiendo si ahorcan o lapidan a una mujer acusada de homicidio.

Irán está buscando contrarrestar su relativo aislamiento de Occidente fortaleciendo sus nexos económicos, políticos y militares con varios países de América Latina, particularmente con Venezuela. América Latina representa un puente para que Irán adquiera en el mercado internacional componentes electrónicos y equipos militares a los que Teherán no tiene acceso por el embargo vigente de la ONU. Aparentemente Irán ha establecido ya bases de misiles en Venezuela “para responder desde ese país y otras naciones de la zona a ataques potenciales que pudiera tener en su territorio”. Paralelamente, Irán planea realizar acciones terroristas contra EUA con el apoyo de sus bases de América Latina; especialmente a través de México en donde podría recurrir a la ayuda de los carteles de la droga que ahí operan.

En este entorno sería conveniente que los gobiernos de América Latina que han apoyado a los palestinos y a otras naciones árabes en la ONU, sean más prudentes en sus decisiones, ya que detrás de ellos están intereses de diferentes grupos terroristas, finalmente vinculados al supremo líder del terrorismo Irán.