ENRIQUE PRESBURGER

No pude evitar esta semana reflexionar acerca del papel que ha jugado Estados Unidos en nuestro país con respecto a la guerra contra el narcotráfico. A raíz de algunas notas publicadas esta semana, valdría la pena hacer un recuento de la participación de nuestro vecino del norte en algunos aspectos fundamentales, con el fin de empezar a hacernos algunos cuestionamientos.

Analicemos brevemente algunas notas que ahora sabemos gracias a las filtraciones de la prensa:

1. La ATF ha infiltrado armas a México: Es ya un famoso escándalo el hecho de que hasta un total de 2 mil armas semilargas fueron compradas durante meses por personas a sueldo de organizaciones criminales mexicanas e introducidas en México bajo conocimiento de la Agencia de Alcohol, Tabaco y Armas (ATF), dentro de la operación “Rápido y Furioso”. Dicho programa, según reconoce el procurador general de Estados Unidos Eric Holder, se realizó sin siquiera ser remitido presidente Barack Obama.

2. La DEA lava Dinero de Cárteles Mexicanos: El Departamento de Justicia de Estados Unidos dio a conocer también cómo el Congreso de Estados Unidos autorizó que la Agencia Antinarcóticos de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés) lave dinero para rastrear a narcotraficantes. Adicionalmente, se reconoció que desde 1984, la agencia ha realizado operaciones encubiertas de lavado de dinero del narcotráfico.

3. Los Cárteles Mexicanos tienen amplia operación en Estados Unidos: Al comparecer ante una audiencia organizada por el comité senatorial para el control del narcotráfico internacional, el director de la Oficina Nacional para el Control de Drogas, Gil Kerlikowsky, informó que Los cárteles mexicanos del crimen organizado mantienen cultivos de marihuana en 20 estados y 67 bosques nacionales en Estados Unidos, los cuales protegen con personas armadas y en ocasiones con minas caseras.

4. La Oficina Nacional para el Control de Drogas acusa al Ejército Mexicano de Tortura: El Departamento de Justicia estadounidense acusó esta semana a las autoridades mexicanas de torturar a dos ciudadanos estadounidenses detenidos en Ciudad Juárez, quienes fueron condenados a cinco años de prisión en diciembre de 2009, acusados de tráfico de drogas. Dichos detenidos, fueron liberados al comprobar que fueron torturados por el ejército, situación que preocupa dado que 15% del presupuesto de la Iniciativa Mérida puede ser cancelada si se comprueba que hay violaciones de derechos humanos de autoridades mexicanas.

Con estas breves referencias, es nuestro deber empezar a atar algunos cabos y sacar algunas conclusiones:

1. Estados Unidos no confía en México ni en su guerra contra el narcotráfico: Es importante reconocer este punto cuanto antes a la escala que se merece. Debería ser inaceptable para nuestro gobierno, enfrascado en una guerra contra el crimen organizado, saber que nuestro vecino del norte al mismo tiempo provee a sus enemigos de armas y protege sus finanzas lavando dinero. ¿No les parece algo absurdo?

Esta paradoja se puede intentar explicar con notas como la de esta semana, donde por primera vez vemos que una institución gubernamental americana acusa al Ejército Mexicano de tortura (no una ONG). Es un hecho que Estados Unidos mantendrá operaciones unilaterales y paralelas a la Iniciativa Mérida porque no comulga, concuerda ni confía en la forma de operar de las autoridades mexicanas.

2. Estados Unidos no tiene una estrategia integral en el tema del narcotráfico: Otro aspecto que vale la pena estudiar, es el claro hecho de la poca cooperación y comunicación que existe entre las propias agencias e instituciones gubernamentales de Estados Unidos, donde algunos funcionarios autorizan operativos sin informar al presidente, otros realizan operaciones de lavado de dinero clandestinas por 28 años, y algunos más anuncian que los cárteles mexicanos operan en 20 estados americanos sin inmutarse. ¿Con quién debemos entonces firmar la Iniciativa Mérida?

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