REFORMA

8 de enero 2012- Últimamente, Washington ha visto con creciente malestar cómo su peor enemigo se pasea con frecuencia por América Latina, su patio trasero.

“Si la gente quiere coquetear con Irán, debería echar un vistazo a lo que podrían ser las consecuencias”, señaló en diciembre la Secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton. Pero las advertencias no parecen intimidar a algunos gobernantes latinoamericanos.

Desde que llegó al poder en 2005, el Presidente iraní, Mahmoud Ahmadineyad, ha logrado ampliar sus relaciones en la región de la mano de Venezuela.

“Irán (que se siente muy asfixiado, perseguido y muy limitado) encuentra en América Latina una válvula de escape, y en el Presidente Hugo Chávez a un facilitador”, señaló el analista internacional Moisés Naím, ex director de Foreign Policy.

Ahmadineyad inicia hoy, en momentos de fuerte tensión con Occidente por su programa nuclear, su sexta gira a América Latina, con visitas a Venezuela (su primera parada), Nicaragua, Cuba y Ecuador.

El reciente lanzamiento de un canal de noticias en español, HispanTV, evidencia el interés iraní en la región.

“Claramente, Teherán tiene una ofensiva diplomática en América Latina”, afirmó Naím. “Basta ver la cantidad de Embajadas y consulados nuevos”.

Entre 2007 y 2009, Teherán abrió cinco misiones diplomáticas (Colombia, Chile, Bolivia, Nicaragua y Ecuador), con lo que llegó a 11 Embajadas.

Además, entre 2007 y 2008 el comercio se triplicó, según la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi), y en 2009 llegó a 3 mil millones de dólares.

El analista Raimundo Kabchi atribuye el acercamiento a dos factores: el declive de la hegemonía estadounidense en el continente y las sanciones impuestas por Naciones Unidas desde 2006.

“Irán se ha abierto gracias a un boicot absolutamente equivocado por parte de Occidente, y esto significó ensanchar el horizonte de sus relaciones en todo el mundo”, afirmó.

Kabchi descarta un tinte ideológico: “El régimen iraní no es socialista, lo que pudiera unirlos es una política antiimperialista común y sobran los dedos de la mano para contar los países que no son antiimperialistas”.

Aunque Venezuela es su más estrecho aliado, los principales socios comerciales de Teherán son Brasil, con ventas de más de 2 mil millones de dólares, y Argentina, Uruguay y Cuba, de acuerdo con la Aladi.

Naím cree que son nexos artificiales: “La distancia cultural y geopolítica es tal que si dejaras que funcionase sin intervención de los gobiernos, no existiría mayor interacción comercial”.

Pero no es el intercambio comercial (menor en relación al flujo global de la región) lo que más preocupa a Washington, sino el alcance político de las alianzas.

Irán ha logrado respaldo al uso de la energía nuclear con fines civiles por parte de varios gobiernos izquierdistas, incluido Brasil, aunque recientemente la potencia sudamericana ha expresado sus reservas.

“Con Argentina tiene un conflicto histórico por el atentado contra la Asociación Mutual Israelita Argentina (en 1994); en Brasil, la Presidente Dilma Rousseff se ha distanciado de la cercanía que mostraba Lula; la relación con Ollanta Humala (Perú) y Evo Morales (Bolivia) es más retórica; en Chile, Colombia y México no tiene eco”, precisó Naím.

“Lo único que le queda es Venezuela, Cuba y Nicaragua, y lo más importante, claramente, es Venezuela”, agregó.

A Teherán y Caracas, socias en la OPEP desde 1960, los une el interés por el precio del petróleo y un vuelo que conecta ambas capitales, así como su objetivo de “ayudar a las naciones revolucionarias y oprimidas, y desarrollar los frentes antiimperialistas”, dijo Ahmadineyad durante una visita de Chávez a Irán.