BECKY RUBINSTEIN F.
EN EXCLUSIVA PARA ENLACE JUDÍO

Larry Rohter en The New York Times escribe un artículo que, de entrada, nos estremece a partir del título: “Surge del drenaje polaco relato heróico”. Más adelante Rohter trae a colación a la cineasta polaca Agnieszka Hollad quien , voy a citar:”no quería tener nada que ver con el guión que llevó a ‘In Darkness’, un nuevo drama basado en la historia real de judíos en Polonia que se salvaron de los nazis al ocultarse en las alcantarillas. Ya tenía en su haber dos cintas en torno al Holocausto, ‘Amarga Cosecha’ (1985) y “Europa, Europa” (1985), ambas nominadas a Oscares.”

La cineasta de 63 años relata el dolor que sintió durante la filmación de una película que la cambió para siempre: se trata del hecho heróico de Robert Wieckiewicz, un trabajador del drenaje, que rescató judíos de manos nazis.

De los judíos salvados en el verano de 1944, que emergieron de las alcantarilla de Lvov, hoy Ucrania, sobrevive únicamente Kristina Chiguer hoy de casi ochenta años, quien, tras emigrar a Israel, viaja a los Estados Unidos donde se hace dentista. Hoy día, retirada, vive en Nueva-York con su marido, también sobreviviente de los guetos polacos.

La cinta de Holland, estrenada en los Estados Unidos el 8 de diciembre del 2011, según la crítica, tiene muchas posibilidades de recibir un Óscar a la mejor película extranjera. Chiguer, quien narró sus terribles vivencias en un el libro La niña del suéter verde, y quien evita las cintas sobre el Holocausto por el dolor que le causa, consideró el film de la cineasta polaca por demás realista, tanto que se “sentía de regreso en las alcantarillas, con todo y olores.”

Otra historia heróica tiene lugar en Grodno. Frente al peligro, la familia de Félix Zandman, descendiente del Maguid de Chelm, a los 14 años se enfrente a lo inevitable: la desaparición de su padre, de su madre, de sus hermanos entre otros familiares. Permanecen con vida Félix y Sender Frejdowicz, su tío de parte de madre, quienes logran salvarse gracias a Janoba Puchilski, sirvienta polaca cercana a los Zandman, quien -agradecida por la ayuda que la abuela de Félix le brindó en tiempos decisivos- arriesgó su vida y la de los suyos resguardando a los judíos bajo su tutela, en un lugar impensable: en un foso excavado expresamente debajo de la tierra conectado a la recámara de la fiel y agradecida polaca.
Durante más de un año, tío y sobrino compartieron en condiciones infrahumanas- su escondite con otros tres judíos -dos hombres y una mujer, gracias al buen corazón de su protectora quien los alimentaba y procuraba. Y lo realmente increíble: Sendere tío de Félix , hombre de luces, en la oscuridad y desamparo total, le enseñó Física y Matemáticas -materias decisivas para su futuro en las cuales era especialista- con tan buen éxito que, a su prodigiosa liberación , el joven se afilia, con buen éxito, a la Sorbona. Y de ahí, a una carrera ascendente.

Años después, el sobreviviente del infierno nazi, en el año de 1956, funda en Beer Sheva, en el desierto israelí, la hoy célebre Vishay, fábrica de compuestos de semiconductores de usos múltiples tanto en la paz como en la guerra en diversos campos: en la telefonía , la aeronaútica y la artillería pesada.

Félix, valga el paréntesis, a la manera de revancha , adquiere la AEG Telefunken -fundada originalmente por un judío: W. Rathenau, asesinado en 1922 por extremistas- empresa clave para la Alemania nazi. Durante la compra, el judío, descendiente de rabinos, corona su cabeza con una kipá, un solideo. Y una nota por demás sorprendente: en Ciudad Juárez, Chihuahua se encuentra “La Escuela Primaria Félix Zandman” donde niños mexicanos se preparan para el futuro.

Ahora hablemos de Anna Frank, la célebre judeo-holandesa -muerta de tifoidea con Edith , su hermana mayor- en Bergen Belzen a los 14 años. Su historia y la de su familia se encuentra registrada en su archifamoso y enternecedor diario que lleva su nombre. Como bien se sabe, la familia Frank, procedente de Alemania , de donde huyen en busca de resguardo, no logran salvarse, a excepción del padre, Otto Frank, quien por consejo de su protectora, la holandesa Miep Gies lo publica, es decir, lo hace público, descubriendo literalmente el alma de una jovencita ansiosa de vivir, de convertirse en escritora. Como bien se sabe, los cuatro miembros de la familia Frank; el dentista Fritz Pfeffer y los Van Pels, una pareja y su hijo, obviamente judíos, se alojan en un escondite tenido por ideal en la parte trasera de un edificio de oficinas. Del 9 de julio de 1942 a agosto de 1944, los domiciliados en aquel obligado resguardo, conviven en situaciones impensable: con limitaciones, miedos y suma precaución. Finalmente, una delación anónima, los cerca, los alcanza. Y de ahí, la captura y la muerte.

El 1 de agosto, según Carol Ann Lee, en Biografia de Ana Frank, escribe su última carta a Kitty, su amiga ficticia, la receptora de sus vivencias en un ático tenido por seguro, lugar idóneo para escapar de la Gestapo de ojos de lince.

Estas tres historias representan tres historias diferentes de principio a fin: Las tres son dignas de conservarse en la memoria.: por los judíos que se fueron, por los judíos , salvaguardados por los considerados Justos entre las Naciones.

En efecto, tres historias no agotan las infinitas historias de quienes se salvaron en conventos, en monasterios, en pajares, en sótanos, con familias adoptivas. Muchos salvaron sus vidas, y muchos, su identidad como miembros de una fe ancestral , sobrevivientes –esa es la palabra clave- de exilios, maltratos y pogroms.