RABINO MARCELO RITTNER EN EXCLUSIVA PARA ENLACE JUDÍO

Quiero comenzar mi mensaje diciéndoles que yo no creo en coincidencias. ¿Porqué se los digo? Piensen por un momento en “la casualidad” que este Shabat, víspera de nuestro festejo de los 50 años de Bet El, hoy estamos rezando en el salón Columnas y no en nuestra sinagoga que esta siendo preparada para recibir a toda la familia y amigos este domingo. ¿Casualidad?

Verán, siempre me encanta usar el ejemplo de la palabra hebrea itkadmut, que significa avanzar, y que tiene la misma raíz que la palabra kedem, el ayer, el pasado. La idea del judaísmo es justamente que avanzar, caminar hacia el futuro, siempre implica que el pasado viaje con nosotros.

¿Casualidad? Este Shabat estamos rezando en un espacio muy similar a la casa donde se realizaron los primeros servicios religiosos de nuestra comunidad. De un pequeño minián a más de 1100 familias.
¿Otra casualidad? Este Shabat leemos de la Torá parashat Bo. Comienza con la recitación de la última serie de plagas que cayeron sobre los egipcios y luego procede a explicar los detalles de la primera celebración de Pesaj, antes que el éxodo tuviera lugar.

“Ha jodesh hazá lajem rosh jodashim, rishón hú lejodshei hashaná”. “Este mes es para ustedes el comienzo de los meses; será el primero de los meses del año…” Parece que para ser libres tuvimos que separarnos del calendario que otros observaban. Como esclavos fuimos subordinados a la orden de los días en el calendario egipcio, pero uno de los destaques de nuestra próxima libertad es el poder trazar nuestro propio camino y dar a nuestra existencia un propósito como pueblo.

Y celebramos a un Dios que, en el imaginario sentido bíblico y rabínico fue activo en la historia, un D-os que redime a los oprimidos y da esperanza a quienes sufren. Y el “D-os que actúa en la historia” se completa por una creciente comprensión de la responsabilidad humana de ser sus colaboradores en la realización de la historia. Somos nosotros los que están llamados a ser los agentes de Dios para llevar la redención: alimentar a los hambrientos, vestir a los desnudos, liberar a los esclavos, a liberarnos a nosotros mismos de lo que se convierte en nuestro “Egipto”, personal o comunitario.

Y si así lo entendemos, ya no es aceptable sentarnos, rezar y quedarnos pasivos esperando la intervención de Dios. Sentarnos y rezar sólo puede servir para ayudarnos a discernir que es lo que Dios quiere y cómo vamos a actuar para cumplir mejor nuestro papel como Sus socios.

Así entiendo yo la existencia de Bet El y la pertenencia de cada uno y de todos nosotros. Activa y no pasiva. Comprometida y no indiferente. Dinámica y nunca estática. Una actitud que reflejan las palabras iniciales de nuestra lectura de este Shabat. “Bo el Paró, allégate, enfrenta al faraón”. Moshé, no temas, enfrenta a lo que te esclaviza, lo que te excluye y traza tu camino hacia la Tierra prometida. Imagina una vida judía creativa y diseña una sociedad con valores reales; organiza una religión incluyente, tolerante, crea rituales que reflejen alegría en ser socios de D-os.

La lucha no es simple, sabemos que el Faraón nunca aceptará perder a sus esclavos. Pero Moshé insiste que el Faraón deje salir a su pueblo. El faraón le ofrece que los hombres pueden salir pero las mujeres y los niños deben permanecer en Egipto. Faraón quiso limitar el culto a los hombres. Y Moshé insiste en incluir a todas las personas. “Con nuestros jóvenes y nuestros ancianos hemos de ir, con nuestros hijos e hijas, con nuestras mujeres hemos de ir. “

El viaje a la libertad, el viaje al Sinai no era exclusivo de los hombres, era de todo el pueblo judío. Porque todos, viejos y jóvenes, hombres y mujeres, todos nosotros juntos, formamos el pueblo de D-os, y todos nosotros juntos formamos la comunidad de Israel. Ninguno está excluido, todos deben ser recibidos. Ese es el espíritu que Moisés nos enseña, que un judaísmo que no puede dar cabida a todos los judíos y judías, no es el auténtico judaísmo.

¿Casualidad? Parece que la parashá habla a Bet El, a su ideología, sus hombres y sus mujeres, hoy, cuando nos preparamos a celebrar los primeros 50 años.

Sigamos por el camino que nos mostraron nuestros pioneros, seamos capaces de romper las cadenas y cantemos una nueva melodía, “Shiru la Ad-nai shir jadash”, haciendo escuchar nuestra voz como socios de D-s trabajando por Tikún Olam.

Y hagámoslo como Bet El, con nuestros ancianos y nuestros jóvenes, nuestras mujeres y nuestros hombres, nuestras hijas y nuestros hijos.Hagámoslo como individuos, como familias, como comunidad. Hagámoslo con nuestra historia y fieles a nuestros sueños y nuestra misión.

Amén.