MIGUEL ANGEL SANCHEZ DE ARMAS/ EL ARSENAL.NET

El 27 de enero fue el “Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto”, declarado así por las Naciones Unidas en alusión a la fecha de liberación de Auschwitz-Birkenau, el más grande y conocido de los campos nazis de la muerte.

En JdO compartí hace tiempo la hazaña de Gilberto Bosques, “el Schindler mexicano”, que con gran riesgo pudo rescatar de las garras del nazismo a más de 40 mil seres humanos. Bosques no tiene un monumento en México, pero su ejemplo habla de gran tradición diplomática mexicana, la que reconoció al Japón en 1888, la que abrió las puertas al exilio español en 1939, la que protegió a decenas de chilenos, peruanos, paraguayos y argentinos durante las dictaduras militares, la que nos dio a Genaro Estrada.

Hoy presento a los lectores noticias de un pasaje poco conocido: el de mexicanos que murieron en el holocausto. Para ello tomo porciones de la espléndida investigación periodística del colega Raúl Olmos (19 de enero 2011, am.com.mx) quien reporteó al Ministerio del Interior austriaco y obtuvo informes hasta entonces inéditos. Hasta donde sé Olmos no recibió el premio nacional de periodismo, quizá porque su trabajo solo tiene datos históricos duros y ninguna declaración tronante.

Aquí los extractos:
“El 13 de agosto de 1940, un tren con cientos de prisioneros salió de la cárcel IX A, ubicada en la población alemana de Ziegenheim. Su destino: el campo de concentración nazi de Mauthausen, en Austria. En uno de los vagones viajaba un mexicano: José Sánchez Moreno Gualda, de 31 años de edad.

“José Sánchez fue el primero de once mexicanos apresados por las fuerzas nazis, y transferido a campos de concentración entre 1940 y 1944, revela información obtenida por a.m. a través de solicitudes de información enviadas a cinco países.

“Del total de mexicanos presos, tres eran de Guadalajara, uno de Puebla, una mujer de Chihuahua y el resto de la Ciudad de México.

“Diez de ellos eran jóvenes. Cinco tenían menos de 30 años, otros cinco entre 31 y 34 años y solo una persona –Anita Germaine- tenía 44 años. El menor era Joseph Salazar, quien al momento de su captura tenía solo 26 años. Cinco de los mexicanos fallecieron en campos de concentración y otros cuatro fueron reportados como “desaparecidos”. De únicamente dos mexicanos se tienen datos fehacientes, documentales, de que sobrevivieron al exterminio nazi.

“¿Por qué hubo mexicanos apresados por los nazis? La historia es compleja. Cuando estalló la Guerra Civil en España, hubo mexicanos que se integraron como voluntarios con los republicanos. Así ocurrió con Felipe López, José Sánchez Moreno Gualda, Feliciano Catalán, Luis Moch Pitiot y Joseph Salazar. Al asumir el poder Francisco Franco, todos estos mexicanos que luchaban en España huyeron a Francia, en donde fueron apresados. […]

“Muchos republicanos españoles que fueron detenidos en campos franceses fueron entregados a la Policía Secreta del Estado (‘Gestapo’), después de que las tropas alemanas ocuparon el norte de Francia. El ‘Reichsführer-SS’ Heinrich Himmler ordenó que todos los españoles voluntarios de guerra debían ser tomados en ‘custodia protectora’ […]

“[Hay] documentos de la estancia de ese mexicano en el campo de Mauthausen: De acuerdo con el registro oficial, nació el 5 de octubre de 1909 en la Ciudad de México. En 1940 ingresó en el campo de prisioneros de guerra IX-A Ziegenheim, en donde también estuvo preso el que luego sería presidente de Francia, Francois Miterrand. El 13 de agosto del mismo año fue transferido al campo de concentración de Mauthausen con la matrícula 3777. Al ingresar a Mauthausen, se le asignó el número de prisionero 11514. En aquel campo nazi permaneció esclavizado más de un año, hasta que fue transferido a la prisión de Gusen, en donde murió el 22 de septiembre de 1941. Pasó 13 meses y 9 días encerrado, sometido a la esclavitud de los nazis.

“‘Causa de la muerte: Bronconeumonía’, anotaron en 1941 los nazis en su acta de defunción. Pero 57 años después, el 24 de febrero de 1998, se anexó a su acta la verdadera causa del deceso: ‘Muerto en deportación’. […]