AGENCIA JUDÍA DE NOTICIAS

Para Yaakov Katz, columnista del diario israelí The Jerusalem Post, los atentados contra la esposa de un diplomático israelí en la India y un funcionario de la legación en Georgia no parecen constituir “el casus belli necesario para iniciar una guerra contra Hezbollah, si fuera el responsable”. El autor menciona los dos ataques en la Argentina, contra la Embajada y la AMIA.

En junio de 1982, Israel lanzó la Primera Guerra del Líbano en respuesta al intento de asesinato del embajador del país en el Reino Unido, Shlomo Argov.

Todavía es prematuro determinar cuál será la respuesta de Israel después de los ataques contra su personal diplomático en la India y Georgia del lunes, pero la cuestión de si debería responder o no está en el aire.

Por un lado, uno de los ataques, en Tbilisi, se neutralizó después que la bomba fuese descubierta antes de explotar. En Nueva Delhi, la esposa de un diplomático resultó herida y fue evacuada al hospital.

Ninguno de ellos parece constituir el casus belli necesario para iniciar una guerra contra Hezbollah, si fuese el que está detrás de los ataques.

Por otro lado, Israel tendrá que considerar las implicaciones de ignorar los ataques y qué ocurrirá con la disuasión que ha tratado de crear respecto de Hezbollah tras la Segunda Guerra del Líbano, en 2006.

Desde el asesinato del comandante militar de Hezbollah Imad Mughniyeh en 2008, en Damasco, Israel ha sabido que era sólo cuestión de tiempo antes de que fuera atacado en el exterior.

A través de los años, una serie de ataques han sido frustrados: contra las embajadas israelíes en Azerbaiyán y Bangkok, un avión israelí en Turquía y turistas israelíes en la península del Sinaí.
Se cree que Hezbollah ha mejorado significativamente su infraestructura en el extranjero en los últimos años y que ha puesto un énfasis particular en Europa, Sudamérica y el sudeste asiático.

Hezbollah tiene una división en el extranjero con base en Beirut, que funciona más como una subunidad de la Fuerza Al-Quds del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria iraní, responsable del apoyo de Irán a grupos terroristas en todo el mundo.

El jefe de la unidad de Hezbollah, que cuenta con una docena de miembros operativos, es un veterano de la organización guerrillera llamado Talal Hamia, que es ayudado por su guardaespaldas, Ahmed Faid, y el principal fabricante de bombas de Hezbollah, Ali Najan al-Din.

Hamia, por ejemplo, estuvo presuntamente involucrado en los atentados de 1992 y 1994 en Buenos Aires, que tuvieron como blanco a la embajada israelí y el centro comunitario judío AMIA.

Otro miembro de la célula, Majd al Zakur, es conocido como “el falsificador” y es responsable de procurar y preparar pasaportes falsos, como el sueco que habría sido utilizado por Atris para entrar a Tailandia y cuya autenticidad está siendo investigada.

Hasta los ataques del lunes había estado en la palestra, dentro del sistema de defensa israelí, un debate acerca de cuál debería ser la respuesta apropiada a un ataque en el exterior, siempre y cuando uno se llevara a cabo.

Se entiende que Hezbollah prefiere este tipo de ataque -contra una embajada, un avión de El Al o un consulado- en lugar de uno en la frontera norte porque le permitiría un nivel de negación.
Sin embargo, hay algunos funcionarios del sistema de defensa que creen que un ataque así debe encontrar una respuesta feroz.

Apenas el mes pasado, el jefe de Estado Mayor la FDI (Fuerza de Defensa de Israel), teniente general Benny Gantz, advirtió a Hezbollah que no probase la determinación de Israel al perpetrar un ataque terrorista contra un objetivo israelí en el extranjero. Si Israel no responde, podría ser percibido como un tigre de papel.

Otros funcionarios creen que Israel no debería salir a la guerra ante cualquier ataque y que la reacción del país tendría que depender del blanco elegido y, por supuesto, del resultado; es decir, del número de víctimas.

Más allá de lo valioso que era Mughniyeh para Hezbollah, el sistema de defensa cree que hay otros motivos detrás del deseo de Hezbollah de atacar a Israel en algún lugar del exterior.

Se entiende que uno de los motivos forma parte de los esfuerzos iraníes para disuadir a Occidente de lanzar un ataque militar contra sus instalaciones nucleares, al mostrarle al mundo que su apoderado -Hezbollah- puede golpear en cualquier lugar que quiera, incluso tan lejos como Georgia y la India.

Esto pretende mostrarles a los Estados Unidos, Israel y Europa que la represalia a un ataque contra Irán será dolorosa para todos y no será simplemente el lanzamiento de cohetes y misiles por parte de Hezbollah y Hamas contra la retaguardia israelí.