LA RAZÓN.ES

Efraín Asculai, experto en energía atómica, trabajó en la Comisión de Energía Atómica de Israel (AICE) por más de 40 años, principalmente en temas de seguridad nuclear y medio ambiente.

LARAZÓN Ahmadineyad ha afirmado que Irán había pedido combustible a Occidente, pero se lo negaron.
¿Tiene Occidente razones justificadas para negarle a Irán el combustible con el que realizar las barras nucleares?

EPHRAIM ASCULAI Occidente condicionó el abastecimiento de las barras nucleares al trabajo de acuerdo al protocolo extra de la Organización Internacional de la Energía Atómica (OIEA), de forma transparente y puso varias condiciones que Irán no aceptó. Por eso, finalmente decidieron llevarlo a cabo de manera independiente. Estas barras nucleares son un pretexto excelente para enriquecer uranio al 20%. Para el reactor de Teherán no necesitan tanto, y si continúan enriqueciendo más al 20%, esto puede tener una dimensión militar.

– ¿Está usted de acuerdo con el desarrollo de las barras de combustible e insertarlas en el reactor científico de Teherán?

–Si realmente consiguieron con el uranio enriquecido al 20% hacer barras de combustible nuclear y funciona sin problemas, es un logro importante. Pienso que puede haber un problema; que quizás se apresuraron un poco al colocar las barras nucleares, ya que requiere una investigación pormenorizada para estar seguros de que son exactas a fin de que funcionen bien. Si no, puede haber complicaciones que lleven a escapes y neutralicen por mucho tiempo el reactor.

Ahmadineyad anunció esta semana también que entraban en funcionamiento nuevas centrifugadoras, alrededor de unas 3.000…

–También antes ya había cerca de 9.000 centrifugadoras, pero funcionaban unas 5.000. Si realmente se trata de que todas funcionan, es otra historia. Si todas van a enriquecer uranio a 3,5%, eso aumenta considerablemente la producción. Si hasta ahora se podía fabricar una cantidad determinada de uranio enriquecido al 90%, ahora simplemente será mayor. Depende del tiempo y de la forma en que funcionen y se desarrollen, pero sin ningún tipo de duda aumenta el potencial.

Había rumores que señalaban que Ahmadineyad iba a anunciar el enriquecimiento de uranio en la instalación bajo tierra en Fordu. ¿Cree que si se llega a ese punto sí es una línea roja ante la cual Israel no podría quedarse sin reaccionar

–Si realmente completan esta instalación, comienzan a enriquecer uranio bajo tierra, trasladan allí 3.000 plantas centrífugas y las activan en forma completa, pues sí, creo que el ministro de Defensa israelí tiene razón y sería una línea roja.

Se dice que a Irán desde el momento que decida fabricar la bomba atómica le puede llevar sólo un año culminarla. ¿Tiene usted algún elemento nuevo que indique que Irán ya habría tomado esta decisión?

–Mi estimación es que aún no han tomado esa decisión. Pero claro está que pueden tomarla en silencio, aunque no me parece muy probable que logren mantenerla así y finalmente se hará de conocimiento público.

¿Cuál es su opinión sobre la eventualidad de un ataque israelí a las instalaciones atómicas de Irán?

–Creo que lo que hay últimamente es una verdadera guerra psicológica entre las dos partes y es difícil saber en qué desembocará la tensión que se vive en estos días.

¿Cree que es demasiado temprano para que Israel sienta que debe atacar ineludiblemente?

–No lo sé, pero tomo verdaderamente en serio lo que dijo el ministro de Defensa de Israel, Ehud Barak: «Los trabajos en la instalación subterránea iraní serían una línea roja que no deben traspasar».