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Desconcertante. Así es el relato en el que Jean Marie Loret cuenta como descubrió que su padre era el mismísimo Hitler. Debió ser un profesor de derecho parisino quien reveló al joven estudiante que éste era hijo del dictador nazi: “Dígame que debo hacer”, constestó el joven al saberlo.

En Europa, este punto siempre ha servido para la controversia. Historiadores de todo el mundo aún discuten sobre la descendencia del Adolf Hitler. Pero en Japón, al menos en una televisión pública, no es un problema a debatir. Los estudios nipones recibirán a este curioso personaje que se presenta como el hijo del dictador nazi, recoge el semanario francés Le point en exclusiva.

Ton Père s’appelait Hitler es el libro de J.-M. Loret et R. Mathot Les Dossiers de l’Histoire, éditions de l’Université et de l’Enseignement moderne. Novela, historia, relato, biografía. Francia, siempre dispuesta a las provocaciones editoriales, lanza estos días el emotivo relato de un hombre que descubre ser hijo de Hitler.

La adolescente enamorada del militar teutón

Año 1914. Los alemanes combaten contra las tropas francesas cerca de Sebancourt, en Picardia. Cerca de Lille, el joven Hitler conoce a Charlotte Lobjoie, una adolescente de apenas 16 años. La relación dura varias semanas.

“Cuando tu padre estuvo allí -reproduce Jean Marie en palabras de su madre-, le encantaba llevarme a dar paseos por el campo. Unos paseos que terminaban mal generalmente. Tu padre, insipirado en la naturaleza, se arrancaba con discursos los cuales no comprendía. Como no se podía expresar en francés, lo hacía en alemán. Se dirigía a un auditorio ausente”.

Una tarde de junio, rememora la historia, un poco afectado tras beber con un amigo, Hitler se acercó demasiado a Charlotte. En marzo del año siguiente nace un niño. Sin embargo, a ojos del pueblo, el pequeño Jean Marie era hijo del “Boche”(alemán)… Su madre, acosada por la pobreza y la miseria deja a su hijo a cargo de una familia que más tarde lo adoptará. No obstante, Jean Marie sigue teniendo noticias de su madre.

Semanas antes de morir la progenitora del protagonista del relato, a comienzos de los años 50, Charlotte le confiesa a su hijo la verdadera identidad del padre.

Tras un peregrinaje de ansiedades, miedos, e incertidumbres, Loret obtiene la ayuda de un historiador que , tras los métodos de investigación del Iinstituto de Genética y Antropología de Hielderberg llega a la conclusión de que en efecto, es hijo de de Hitler. Las fotos comparativas no dejan lugar a dudas.