BRADLEY BURSTON/ HAARETZ/ TRADUCCIÓN MAY SAMRA

Bendito eres Tú,
Creador de la segunda oportunidad,
Proveedor de preguntas y plagas
Sólo por esta vez, sólo por esta copa,
Baja. Toma asiento.

Toma un sorbo. Prueba. Volatiliza los éteres.
De esta copa destinada a poner fin a plagas y preguntas.
Enróllalos en tu lengua sagrada, como masticando
Prueba lo que probamos
Baja.

Estamos listos para salir de Egipto ahora. Hemos dicho adiós y verificamos el reloj por última vez.

Hemos hecho lo que pediste. Cantamos Dayenu, que significa “No debiste. No tenías que hacerlo. Eres demasiado amable”.

Hicimos lo que pediste. Revisamos lo que teníamos, y tomamos sólo lo que realmente necesitamos.

Ya estamos en la segunda copa. Casi en el río. No hay más esclavos, todavía no somos libres. Nos está costando concentrarnos. Estamos listos para comer. Baja. Tus hijos tienen hambre. Algunos de ellos ya están pensando. Haz que se detengan.

Esta copa es el final de Magid. El final de las Preguntas y Respuestas, de tu oportunidad de explicar.

Bendito eres Tú, que nos ha creado, cada uno de nosotros sabio y malos, inocente y demasiado llenos de vergüenza para saber pedir.

Ésta es la noche de las segundas oportunidades. De Sederes revividos y recordados, y de pedir a los niños que recuerden lo que están viviendo ahora.

Baja. Prueba lo que probamos. Mantén tus demandas.

No esta noche. No esta semana. Estamos muy ocupados esta semana. Estamos muy ocupados limpiando y recogiendo migas, manteniendo el debate sobre el significado y el origen étnico de los granos. Esta semana, te estamos sirviendo.

Ayúdanos, oh Dios, para recordar que la libertad comienza al finalizar Pésaj.

Bendito eres Tú, Creador de la característica humana de la rebelión, y, por tanto, inventor de la libertad.

La próxima semana, el mes que viene, que podamos llevar con nosotros de Egipto sólo lo que realmente necesitamos. Que podamos llevar de Egipto la idea de que tenemos libertad cuando damos libertad.

Puedas hacer que todos los que tengan hambre vengan y coman.

Bendito eres Tú, Señor, nuestro Dios, que dirige el mundo, establece las reglas de la naturaleza, y crea el fruto de la vid.