ENRIQUE PRESBURGER PARA ENLACE JUDÍO

Pareciera ser que todo está arreglado. Recientemente la prensa mundial ha llegado a una especie consenso implícito de “calma” o de “receso temporal” para tomar aire sobre las malas noticias financieras. Estamos en medio de cumbres multinacionales y reportes que indican que la economía se expande, y que según parece hemos llegado a una etapa de estabilización y crecimiento que, aunque es lento, es sostenido. Esta creencia se refleja en las bolsas de valores de Estados Unidos, donde hemos visto por ejemplo al Dow tener su mejor trimestre desde hace casi 15 años, al Nasdaq su mayor alza desde 1991 y al S&P crecer 12% de enero a marzo. Este optimismo se ha contagiado por supuesto en México, donde estamos en máximos históricos que parecen imparables. ¿No es un poco extraño este cambio súbito en la percepción de los mercados? Tanta quietud resulta inquietante.
En mi particular punto de vista, existen 3 factores que se mantienen latentes y no se han resuelto de fondo. Cada uno de ellos esconde en su esencia la verdadera tendencia económica del mundo:

  • Europa: La alcancía que no se llena

En Europa la estrategia general ante esta crisis es clara: ahorrar y aumentar impuestos. Esta estrategia es por supuesto a costa del crecimiento, y es por esto que en el viejo continente seguimos con malas noticias sobre la expansión económica, el desempleo, la desestabilización política, y el consecuente descontento social en las calles. Lo más grave no son estos efectos “colaterales”, sino el hecho que la estrategia no está arreglando las cosas. En Grecia discretamente ya se habla de la necesidad de un tercer rescate, mientras que España, Portugal, Italia e Irlanda siguen necesitando también mucho dinero al tiempo en que su prima de riesgo se encarece. La apuesta por la austeridad y el ahorro no está dando precisamente buenos resultados, y la ranura del cochinito de ahorro se hace cada vez más ancha y profunda.

  • Estados Unidos: La imprenta infinita

En Estados Unidos la FED tienen un propósito firme y contrario al de Europa: Seguir imprimiendo dinero y adquiriendo deuda para no frenar el consumo nacional (gasto en lugar de ahorro). La estrategia de demanda agregada es una constante desde hace varios años, y el incremento del techo de deuda para pedir más dinero ni siquiera es algo nuevo de esta administración, pues ha sido incrementado 18 veces en sus últimas 3 presidencias (8 veces con Bill Clinton, 7 veces con George W. Bush y 3 veces con Barack Obama). La carga neta de la deuda pública de Estados Unidos alcanza ahora un total estimado de un 80% de su PIB. ¿Cuánto tiempo puede durar un gobierno que vive a expensas de préstamos en una proporción tal alta? Solo lo podría hacer si considera dichos recursos prestados infinitos.

  • Recursos Naturales: Cada vez menos, cada vez más caros.

Otro elemento indispensable en nuestro análisis es el del precio de indicadores clave de crecimiento: petróleo y alimentos. Los precios de ambos recursos están nuevamente alcanzando niveles record. Estos aumentos son impulsados por la proyección de crecimiento en la demanda de ambos, pues se estima que al ritmo que vamos necesitaríamos más de un planeta tierra para poder hacer frente a los niveles futuros de consumo tan solo de China y Estados Unidos. Es decir que con los patrones de dispendio actuales no hay tierra que nos alcance, y por eso ante el producto escaso y la continuidad en los ritmos de gasto, los precios comienzan a subir. Esto nos lleva a cuestionar la estrategia de seguir impulsando el crecimiento de la misma manera: consumo-gasto indiscriminado.

Es decir que tenemos 3 elementos inquietantes en el entorno internacional: Una Europa que a pesar del ahorro no se recupera, un Estados Unidos que cada día se endeuda más y un mundo en que los recursos de crecimiento industrial empezarán a escasear y a subir de precio. Esto quiere decir que no se están solucionando los problemas de fondo: tenemos los mismos patrones de consumo, seguimos creando dinero y alargando modelos insostenibles de endeudamiento con rescates.
La quietud actual en los mercados por lo tanto es sólo temporal y aparente. Nos tendremos necesariamente que aproximar a un cambio de fondo en el modelo económico mundial, que por supuesto esperamos sea positivo y rediseñe verdaderamente los patrones de consumo e inversión mundiales. No se puede negar sino solo posponer el cambio.
Por cierto no sobra anotar que México se está preparando para un eventual escenario adverso, pues no es casual que nuestras reservas internacionales acumulen ya 150 mil millones de dólares sumados a una línea de crédito de otros 75 mil millones del FMI. Esta cifra rebasa el total de las deudas pública y privada del país.