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Más de 1.200 presos palestinos en cárceles israelíes iniciaron hoy una huelga de hambre indefinida para denunciar las condiciones en que se encuentran y otros 2.300 rechazaron comer en esta jornada para protestar por la conmemoración del Día del Prisionero.

La portavoz del Servicio de Prisiones de Israel, Sivan Weitzman, dijo que “2.300 (reclusos) habían informado de que rechazarían la comida solo hoy, mientras que otros 1,200 anunciaron que empezarían una huelga de hambre”.

Sin embargo, el portavoz del Ministerio de Prisioneros palestino, Hasan Abed Rabu, elevó a 1,600 la cifra de presos que se unió a la huelga de hambre indefinida.

“La huelga es en defensa de los derechos humanos de los prisioneros”, dijo Rabu, quien explicó que “Israel no permite que más de 350 presos originarios de la franja de Gaza reciban visitas de sus familiares desde hace más de cinco años”.

Otros motivos son “exigir una mejora de los servicios médicos y demandar que les permitan estudiar, hacer los exámenes de bachillerato y acceder a estudios universitarios”.

Según el Ministerio palestino de Prisioneros, hace más de cinco años que Israel no permite a los reclusos acabar el Bachillerato y, desde hace dos tampoco pueden proseguir sus cursos universitarios.

También se quejan del abuso de las penas de aislamiento y de que las autoridades carcelarias les estén obligando a someterse a pruebas para guardar muestras de su ADN.

La mayoría de los presos en huelga son del partido nacionalista Al Fatah, de la Yihad Islámica o del Frente Popular Democrático, mientras que los miembros del movimiento Hamás encarcelados mayoritariamente no han seguido la huelga aunque, según Rabu, “se incorporarán a ella más tarde”.

Unos 4,700 palestinos permanecen presos en cárceles israelíes, la mayoría de ellos tras haber sido juzgados por tribunales militares, según datos oficiales palestinos.