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Dos de sus fundadores lo eran, y el primer gran presidente: Landauer El Bayern nació en 1900 en un bohemio barrio de Múnich rodeado de cultura y artistas. Eso le hizo acoger a muchos judíos interesados por el fútbol que luego fueron perseguidos tras el ascenso del nazismo en 1933 (hasta 1945). Y aun así, tuvo la fortaleza de no abandonar sus raíces…Este historiador del fútbol alemán escribió ‘El Bayern y sus judíos: ascenso y destrucción de una cultura liberal del fútbol’. Y explica su visión a AS.

Visitamos el campo de concentración de Dachau, a 20 kilómetros de Múnich (el primero que construyeron los nazis, segundo más grande después de Auschwitz). Intentamos imaginar lo que pudo sentir el primer gran presidente del Bayern, Kurt Landauer (judío con el que la entidad ganó su primer campeonato nacional en 1932) cuando fue apresado y recluido allí en 1938. Lo primero que vio fue una inmensa cancela de hierro con una irónica inscripción (“el trabajo te hará libre”). Luego vivió el terror sufrido por los humanos despojados de esa condición. Más de 100.000 personas apiladas en barracones en grupos de 2.000 (la capacidad era para 200). Ejecuciones, siniestros experimentos con personas, crematorios, salas de gaseo…

Cuando las fuerzas americanas liberaron el campo en 1945 encontraron 50 kilos de oro en piezas dentales extraídas a los prisioneros. Más de 300 jugadores judíos desaparecieron durante la era nazi. Algunos formaron parte del Bayern. El presidente Landauer tuvo suerte. Abandonó a los 33 días el campo en el que ingresó con el número 20.009. Fue por la gracia de haber luchado por los alemanes en la Primera Guerra Mundial.

El Bayern se fundó el 27 de febrero de 1900 en el restaurante Gisela, situado en un barrio bohemio rodeado de universidades y academias de arte. Entre los 17 fundadores había dos judíos, Joseph Pollack y Beno Elkan. Pollack, el primer pichichi del club, emigró a EE UU en 1903. Elkan lo hizo en 1934 a Londres (fue un famoso escultor, el ‘Great Menora’ que está delante del parlamento de Israel es obra suya).

El Bayern tuvo cuatro entrenadores judíos hasta 1933, cuando el nacionalsocialismo comenzó a gobernar. Hubo importantes figuras judías en ese Bayern, como el portero Alfred Bernstein o el entrenador de los filiales Albert Otto Beer, que construyó la mejor cantera alemana de la época. Beer y su familia fueron asesinados en Kaunas, Lituania. Pero en esos años de hostigamiento, “el Bayern se caracterizó por ser una fortaleza de liberalidad en medio de una ola de antiliberalismo y antisemitismo”, como destacan los historiadores. En 1940, incluso, tuvo lugar un hecho histórico. Toda la plantilla del Bayern visitó a Landauer en Ginebra (donde estaba exiliado) aprovechando un amistoso ante el Servette, desechando represalias. Hitler odiaba el fútbol, pero entendió su importancia. “Ganar un partido es más importante para la gente que capturar una ciudad del Este”, escribió Goebbels.

El Bayern más moderno ha tratado este tema como tabú. En 1961, cuando murió Landauer, la necrológica oficial evitó cualquier mención a su condición judía o a ser un perseguido del nazismo. La directiva actual lo remedió. En 2009 Rummenigge acudió al homenaje que se le tributó en Dachau y Hoeness le ha reservado un lugar en el nuevo museo del Allianz.